La independencia de hehemonika de Аmérica Latina y el caribe de la alternativa Вolivariana
pixelmdzInforme17 de Noviembre de 2011
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INDEPENDENCIA HEGEMONICA DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE COMO ALTERNATIVA BOLIVARIANA
En América Latina se planteó, quizá antes que en cualquier otro sitio, la segunda convicción que comparten los Países No Alineados: la de que tras luchar por la emancipación política hay que hacerlo por la económica, estratégica y cultural. Nuestros países costearon las armas para sus Independencias con demoledoras deudas externas que hipotecaron su futuro. Haití debió indemnizar a los antiguos propietarios de esclavos con el equivalente de 20.000 millones de dólares actuales. La Gran Colombia inició su vida independiente con una deuda de 10 millones de libras esterlinas, que se dividió cuando a su vez la gran unión se fragmentó en tres países. Estados Unidos asumió el proteccionismo como invariable camino hacia el desarrollo económico. América Latina, por el contrario, suscribió tratados de libre comercio con países más desarrollados, que le prohibieron la protección de sus industrias y exportaciones y no pusieron freno al disimulado proteccionismo de las potencias. Para la naciente América Latina la Independencia política equivalió, como sucedería después con muchos de los Países No Alineados, a una rotación de metrópolis.
En esta situación, preludió América Latina la tercera situación que se evidenciaría con respecto a los Países No Alineados: algunas colonias liberadas pueden a su vez convertirse en países dominantes con respecto a otros Estados liberados del estatuto colonial. América Latina y el Caribe estuvo sujeta durante gran parte del siglo XIX a las hegemonías e incluso las invasiones de Francia, Holanda e Inglaterra. Pero desde finales de ese siglo Estados Unidos, esgrimiendo la doctrina Monroe, intentó reservarse el hemisferio como una suerte de imperio sometido a su tutela económica, política y estratégica. Esta hegemonía fue impuesta por medio centenar de intervenciones armadas, y regida por organizaciones como la Unión Panamericana desde 1899, o la Organización de Estados Americanos desde 1945. También desde esta fecha, nuestros países se obligaron por un Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca a invadirse militarmente en el caso de una supuesta agresión “extracontinental”, cuya evidencia sería la inclinación del país víctima hacia cualquier política socialista. Expresa esta situación el hecho de que a la conferencia de Bandung en 1955 no asistiera ningún país latinoamericano. América Latina y el Caribe parecía ser, en verdad, el “Patio Trasero” de Estados Unidos.
En ese panorama, a dos años apenas de la Conferencia de Bandung, en América Latina se plantea otro de los puntos fundamentales de la agenda de los No Alineados: países pequeños y no desarrollados económicamente pueden desafiar exitosamente la hegemonía incluso de la primera potencia económica y militar de la tierra. Desde 1959 Cuba enseña cómo se puede cohesionar a un pueblo para resistir dos intervenciones militares directas y un indefinido bloqueo apoyándose en el juego bipolar pero sin ceder la soberanía. Tras numerosas tentativas que en diversos países son sofocadas por la intervención abierta o encubierta de Estados Unidos, triunfa también una revolución socialista en Nicaragua, persiste una insurgencia invencible en Colombia y a la vuelta del siglo inobjetables victorias electorales llevan al poder a movimientos que se proclaman socialistas en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y a candidatos progresistas en Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina y Honduras. Países como Venezuela, Bolivia y Ecuador recuperan el pleno control sobre las industrias que explotan sus recursos naturales y desarrollan políticas de gasto social, alfabetización y educación y salud gratuitas. El proyecto estadounidense de Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) queda completamente derrotado, mientras se fortalece el Mercosur. Se crea la Unión de Naciones
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