Mapas De Riesgo
anam0625 de Septiembre de 2013
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Propósito del estudio
Para corregir las causas del riesgo mediante acciones de intervención de la vulnerabilidad y mediante el fortalecimiento de la capacidad de gestión del riesgo en todas sus modalidades y ámbitos es necesario identificar y reconocer el riesgo existente y las posibilidades de generación de nuevos riesgos desde la perspectiva de los desastres. Esto implica dimensionar o medir el riesgo y monitorearlo con el fin de determinar la efectividad y eficiencia de las medidas de intervención; sean estas tanto correctivas como prospectivas. La evaluación y seguimiento del riesgo es un paso ineludible para su reconocimiento por parte de los diversos actores sociales y los órganos de decisión responsables de la gestión. Es decir, es necesario “hacer manifiesto” el riesgo, socializarlo e identificar sus causas. En consecuencia, su evaluación y seguimiento debe realizarse utilizando herramientas apropiadas e idóneas que faciliten la comprensión del problema y orienten la toma de decisiones.
En este documento se describe paso a paso y se aplica, para el caso de Managua, una metodología de evaluación del riesgo sísmico desde una perspectiva integral u holística que incluye, además del riesgo físico, variables económicas, sociales y de capacidad de respuesta en caso de desastre. Esta metodología puede ser utilizada para orientar la toma de decisiones en la gestión de riesgos identificando zonas de la ciudad que pueden ser especialmente problemáticas en caso de un evento sísmico catastrófico, no sólo por el daño físico que pueden presentar, o impacto directo, sino también por las características socio-económicas y la falta de resiliencia que pueden agravar la situación y que contribuyen a generar, lo que puede considerarse como el impacto indirecto o de segundo orden.
Teniendo en cuenta el nivel espacial al cual se trabaja cuando se hacen evaluaciones de riesgo sísmico a escala urbana es necesario contar con información acerca de los daños y pérdidas potenciales en los elementos expuestos que caracterizan la ciudad (personas involucradas, edificaciones, líneas vitales, otra infraestructura, etc.). La metodología que se utiliza en este estudio identifica una serie de circunstancias o condiciones que favorecen que un fenómeno intenso se convierta en un desastre, con el fin de anticiparse y poder intervenirlas y así disminuir el impacto de los futuros eventos peligrosos. El enfoque de esta técnica de evaluación, desde una perspectiva holística, puede tener una importante influencia en la efectividad de la gestión del riesgo, dado que facilita la orientación de las medidas de mitigación y prevención que se deben promover según el tipo de resultados obtenidos mediante indicadores que describen en forma integral las condiciones de riesgo sísmico del centro urbano. El objetivo de la técnica utilizada no se limita a identificar la existencia de debilidades –lo que comúnmente ocurre con estudios cuyo propósito es solamente evaluar el riesgo físico– sino que también intenta identificar otros aspectos sociales factibles de intervenir que contribuyen en forma significativa al riesgo sísmico.
Utilizando los resultados del informe ERN-CAPRA-T2-7 - Riesgo sísmico de Managua obtenidos por este grupo consultor en el marco del desarrollo de la plataforma CAPRA, así como una serie de variables que caracterizan aspectos sociales y del contexto de los diferentes distritos de la ciudad, este estudio ha tenido como objeto realizar la evaluación holística del riesgo para la amenaza sísmica que fue identificada como la más importante para la ciudad de Managua. Se han tenido en cuenta los trabajos desarrollados por Cardona (2001) y por Carreño et al (2004; 2005) para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en los cuales se ha desarrollado y mejorado una metodología de evaluación holística del riesgo a escala urbana (IDEA 2005).
En esta versión se han utilizado como indicadores de riesgo físico la pérdida anual esperada o primas puras de riesgo, para el caso de terremoto, y el número de personas fallecidas y heridas. Detalles de este tipo de evaluación se encuentran en el informe antes mencionado en el cual se ilustra el cálculo del riesgo sísmico de la ciudad utilizando métricas probabilistas.
Metodología de evaluación
Introducción
En los últimos años, desde la perspectiva de los desastres naturales, el riesgo se ha intentado dimensionar, para efectos de su gestión, como las posibles consecuencias económicas, sociales y ambientales que pueden ocurrir en un lugar y en un tiempo determinado. Sin embargo, el riesgo no ha sido analizado de forma integral sino de manera fragmentada, de acuerdo con el enfoque de cada disciplina involucrada en su valoración. Para evaluar el riesgo de acuerdo con su definición es necesario tener en cuenta, desde un punto de vista multidisciplinar, no solamente el daño físico esperado, las víctimas o pérdidas económicas equivalentes, sino también factores sociales, organizacionales e institucionales, relacionados con el desarrollo de las comunidades. A escala urbana, por ejemplo, la vulnerabilidad como factor interno de riesgo, debe relacionarse no solamente con la exposición del contexto material o la susceptibilidad física de los elementos expuestos, sino también con las fragilidades sociales y la falta de resiliencia de la comunidad expuesta, es decir, con su capacidad para responder o absorber el impacto. La deficiente información, comunicación y conocimiento entre los actores sociales, la ausencia de organización institucional y comunitaria, las debilidades en la preparación para la atención de emergencias, la inestabilidad política y la falta de bienestar económico en un área geográfica contribuyen a tener un mayor riesgo. Por lo tanto, las consecuencias potenciales no sólo están relacionadas con el impacto directo del suceso, sino también con la capacidad para soportar el impacto y las implicaciones del mismo en el área geográfica considerada.
Dentro de lo definido como riesgo del contexto se tiene en cuenta la ausencia de desarrollo económico y social, debilidades sociales para absorber el impacto, deficiencias en la gestión institucional y falta de capacidad para la respuesta en caso de desastre. El riesgo del contexto intenta reflejar de la manera más adecuada posible las condiciones de deterioro social. En términos relativos, un área que experimenta un alto deterioro social es más vulnerable y por lo tanto se encuentra en mayor riesgo. La falta de resiliencia, definida como el inverso de la capacidad económica, social e institucional para absorber el impacto de una crisis, representa la incapacidad e la comunidad para responder eficientemente en caso de emergencia y sus deficiencias en su gestión institucional y gobernabilidad (falta de capacidad para anticiparse, responder y recuperarse con efectividad).
Si bien es cierto que algunas circunstancias sociales pueden considerarse como aspectos asociados con la vulnerabilidad desde la perspectiva de los desastres, no siempre dichos aspectos pueden considerarse como la vulnerabilidad misma. Un ejemplo es el caso de la pobreza, la cual puede considerarse como un factor o como una causa de la vulnerabilidad ante cierto tipo de sucesos. Sin embargo, la pobreza en sí misma no es sinónimo de vulnerabilidad. Por esta razón, es necesario estudiar detenidamente los factores que hacen que las poblaciones sean vulnerables a los fenómenos que caracterizan a las amenazas. Sin duda, muchos desastres actualmente son el producto de factores económicos y políticos, muchas veces exacerbados por presiones que concentran población en áreas de peligro. En la mayoría de los casos, la reducción de la vulnerabilidad está ligada de manera indisoluble a intervención de las necesidades básicas de desarrollo prevalecientes, razón por la cual se puede afirmar que existe una relación entre las condiciones de marginalidad económica y la vulnerabilidad vista desde la perspectiva de los desastres. La vulnerabilidad de los asentamientos humanos está íntimamente ligada a los procesos sociales que allí se desarrollan y está relacionada con la fragilidad, la susceptibilidad o la falta de resiliencia de los elementos expuestos ante amenazas de diferente índole. Por otra parte, la vulnerabilidad está íntimamente ligada a la degradación ambiental, no solo urbana sino en general del entorno natural intervenido o en proceso de transformación.
En otras palabras, el riesgo depende de aspectos físicos, pero también de un impacto intangible de carácter social, económico, ambiental. Dicho impacto, a su vez depende de una serie de factores que agravan la situación –a veces llamados efectos indirectos– que dependen de situaciones sociales del contexto y de su resiliencia; aspectos de la vulnerabilidad que no siempre son dependientes de la amenaza. Desde el punto de vista de la ingeniería, la vulnerabilidad se convierte en riesgo (nivel de consecuencias esperadas) cuando se define ante qué grado de amenaza se quiere establecer el potencial de consecuencias, pero la descripción de esa “condición que favorece o que facilita” que al ocurrir cualquier evento éste se convierta en consecuencias es una función atemporal. Al definir el nivel de intensidad del evento, en términos probabilistas, se incluye el tiempo, dado que la probabilidad
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