Medio Ambiente

La trascendencia del tema ambiental me parece que obliga a no perderlo de vista en cualquiera de las asignaturas planteadas por la currícula de nuestro sistema educativo nacional, y si hacemos un pequeño paréntesis puntualizando sobre que la educación no es un tema escolar únicamente, podremos con cierta facilidad identificar que la información que cotidianamente escuchamos en noticias, debates, conferencias, etc., y que se presentan a las sociedades desde diversos puntos de emisión, se desarrollan incluyendo una diversidad de ponentes tal, que pudiera confundirse entre la terminología cercana a la conceptualización interdisciplinar. Los paradigmas de la complejidad que impulsan a una comprensión distinta del mundo en que vivimos se anticipan a las políticas estructurales del sistema para hacer recomendaciones invaluables a los mismos; buscando una apertura hacia la diversidad de percepciones para crear un conocimiento inédito que se vierta hasta que sea lo suficientemente basto para cubrir la problemática estructural que hemos construido nosotros mismos como especie en temas ambientales. Por estos motivos, no podemos llevar a la educación que se imparte (dentro de los salones de clase, dentro de las escuelas, dentro del mismo sistema educativo) a excluirla de la problemática social que nos atañe como sociedad, comprendiendo así la importancia de la contextualización de los contenidos en las ciencias y la tecnología –propuesta por la currícula educativa- que deben realizar los maestros en su práctica docente.

La interdisciplina en el tema ambiental entonces, buscaría una convergencia con los contenidos de las diferentes asignaturas sin tener que “desbaratar” su especificidad, ya que no sería este el propósito, sino la nutrida participación en la construcción de un nuevo conocimiento coexistente con los ya establecidos en nuestros planes y programas de estudio. Si bien no hay nada que garantice que esta interdisciplinariedad pueda ser construida, el esfuerzo diario debe ser el reto para el docente, pero sin la rigidez –de acuerdo a un punto de vista personal- de lograr resultados cuantitativos en este momento, atendiendo a lo cualitativo de romper los paradigmas convencionales y lograr la integración de la educación disciplinaria a la interdisciplinaria o viceversa; sin olvidar la importancia de cada una, sin olvidar la premisa sobre que no las debemos evaluar a cada una como buena o mala, sin olvidar que no todo contenido puede ser interdisciplinario; debemos crear entonces, una máquina mezcladora en la que podamos comprobar que disciplinas sí podrían ser y que disciplinas no podrían incluirse en el trabajo interdisciplinar, para aplicarla a nuestra práctica diaria en los salones de clase. El reto sería lograr que lo disciplinar e interdisciplinar coexistan; debido a que se puede caminar en la línea del debate sobre los puntos de vista de quienes intenten su aplicación, podríamos también

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