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Medio Ambiente


Enviado por   •  24 de Abril de 2014  •  590 Palabras (3 Páginas)  •  163 Visitas

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Uno de los grandes fracasos de la sociedad actual es la construcción de un tipo de hombre competitivo – destructivo, que propende hacia la autodestrucción y que recae exclusivamente sobre la concepción de currículo que se desarrolla en las escuelas desde la revolución industrial, currículos aún academicista y verticales, vistos como herramientas de dominio y de poder que deterioran radicalmente la percepción innata del humano por lo humano, convirtiéndolo cada vez mas en un ser mecánico y preocupado cada vez menos por la flaqueza del ser humano como humano; el afán de competitividad es sin duda alguna la razón inconciente y oculta que apunta la vida humana hacia su propia destrucción. No podemos dejar aún lado las discriminaciones sexistas y racistas que predominan dentro de la escuela y que se reproducen calcográfica, afanosa e inconcientemente en la familia y en la sociedad en general y que mal educan de manera casi oculta las nuevas generaciones, reforzando y reproduciendo de la peor manera el pensamiento Hitleriano y el pensamiento nietzscheano sobre la construcción del superhombre.

El hombre en la sociedad actual no se considera parte de la naturaleza, pues, cree erradamente ser independiente y dominante de ella, concepción ilógica si consideramos que de ella dependemos y que en ella viviremos hasta el fin de nuestros días. Traigo a colación esto al reflexionar sobre la irracionalidad humana contra nuestro mundo vivo, el afán competitivo que se impregna en el pensamiento humano casi desde la fecundación deteriora cada vez más la vida, los recursos para la supervivencia humana y la sostenibilidad de nuestro entorno físico y humano. La ignorancia de creer que somos el ser dominante nos reduce cada vez más a la mínima expresión cuando nos enfrentamos a las vicisitudes incontrolables de la naturaleza que dan cuenta de lo insignificante que somos, revelando de esta manera su magnificencia y trascendencia ante lo mundano y lo terrenal y enseñándonos casi de manera coercitiva la necesidad de dependencia ante ella y ante nuestros semejantes.

La ambición de dominio y de poder sobre todo, así como el afán incesable de influir el pensamiento de la sociedad dominando hasta lo más primitivo y privado de la mente humana que sugestiona oculta y sutilmente el propender por la unificación de pensamiento sobre el débil, que termina aceptando inconcientemente que se tiene razón. ¡Que maniobra!, el no entender que podemos optar por lo que queramos con toda la libertad nos lleva a sumirnos ante el poderoso, sin darnos cuenta de la posibilidad de ser un ser de la praxis que nos lleva a reflexionar continuamente de manera critica sobre el mundo, clarificando la conciencia y aprendiendo a no dicotomizar. El aprender a no dicotomizar tal como lo plantea Paulo Freire, nos conduce a decidir sobre un sinnúmero de matices que dan cuenta de la libertad y de la posibilidad de elegir, ¿por qué blanco

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