Sistema Nervioso
miriamalic9 de Abril de 2013
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El sistema nervioso se divide en: Sistema nervioso central y Sistema nervioso periférico.
El sistema nervioso central es el encargado de recibir y procesar las sensaciones recogidas por los diferentes sentidos y de transmitir las órdenes de respuesta de forma precisa a los distintos efectores.
Infecciones: El sistema nervioso central puede ser blanco de infecciones, provenientes de cuatro vías de entrada principales, la diseminación por la sangre que es la vía más frecuente, la implantación directa del germen por traumatismos o causas iatrogénicas, la extensión local secundaria a una infección local y el propio sistema nervioso periférico. Cerebritis, Meningitis, Encefalitis y mielitis.
Enfermedades neurodegenerativas: Esclerosis múltiple, Enfermedad de Alzheimer, Parkinsonismo y Enfermedad de Huntington.
El sistema nervioso periférico está formado por nervios y neuronas que residen o extienden fuera del sistema nervioso central, hacia los miembros y órganos. La diferencia con el sistema nervioso central está en que el sistema nervioso periférico no está protegido por huesos o por barrera hematoencefálica, permitiendo la exposición a toxinas y a daños mecánicos. Es el que coordina, regula e integra nuestros órganos internos, por medio de respuestas inconscientes.
Se subdivide en: Sistema nervioso somático, Sistema nervioso autónomo y Nervios periféricos.
El sistema nervioso según su localización anatómica se divide en:
Sistema nervioso central: Constituido por el cerebro y la médula espinal que está encerrada en la columna vertebral.
Sistema nervioso periférico: Formado por los nervios que emergen del encéfalo y de la médula espinal y que se distribuyen por todo el cuerpo: nervios craneales, nervios raquídeos sean nervios autónomos y sus ganglios nerviosos o nervios somáticos.
El sistema nervioso periférico controla funciones de forma voluntaria así como involuntarias. Las funciones voluntarias están relacionadas con los nervios motores y sensitivos que nos permiten realizar acciones como coger un libro y también sentir calor, frío, dolor, etc.
Las funciones involuntarias son controladas por una parte del sistema nervioso llamado autónomo que no controlamos con nuestra conciencia. Este sistema controla el funcionamiento de los órganos y las vísceras así como todas las funciones de los diferentes sistemas: circulatorio, digestivo, respiratorio, hormonal, así como diferentes reacciones en el campo emocional. Controla la presión arterial, la respiración, los movimientos y secreciones del sistema digestivo, la temperatura corporal, la sudoración, el movimiento de la vejiga urinaria y más funciones que quedan fuera del campo de la voluntad.
Se puede comprender que cuando el sistema nervioso autónomo se descompensa o desequilibra termina influyendo en el funcionamiento de los órganos, vísceras y demás sistemas. Un estudio realizado por médicos americanos y japoneses han llegado a la conclusión de que aproximadamente el 85 % de las enfermedades se producen por la ruptura del equilibrio de este sistema.
El principal causante de esta ruptura es el estrés ya que influye directamente en el sistema nervioso autónomo.
El Shiatsu, a través de la modulación de las presiones, establece una comunicación con el Sistema Nervioso Autónomo ayudando a equilibrar las posibles descompensaciones que se puedan manifestar para que pueda actuar el poder de autocuración del cuerpo humano.
Es importante saber que existe una conexión entre el Sistema Nervioso y el Endocrino que se establece a través de las neurohormonas que son neurotransmisores y neuromoduladores. Estos son producidos por determinadas células nerviosas que se localizan fundamentalmente a nivel del tálamo e hipotálamo, actuando sobre el comportamiento psíquico y sobre la producción hormonal endocrina.
Reflejos viscerocutáneos
Cuando existen anormalidades en los órganos internos o en sus funciones, dichas anormalidades se reflejan en determinadas regiones del cuerpo en forma de molestia o contractura muscular. La excitación de los nervios aferentes de los órganos y vísceras opera sobre las astas posteriores de la médula espinal, sobre los nervios autónomos asociados con ella y sobre los nervios sensitivos de la piel y la musculatura. Esta excitación produce una hiperestesia en la zona de la cabeza o un exceso de tensión muscular que puede producir rigidez y dolor en las zonas de hombros, brazos, espalda, abdomen y pecho. Estas señales que se localizan en la superficie corporal se llaman dolores referidos y se piensa que su acción se hace posible a través de la transmisión directa que hacen las fibras nerviosas manifestando las irregularidades orgánicas en la superficie corporal de forma refleja sin mediar la sinapsis.
Así como hay una comunicación de los órganos interiores hacia el exterior, se puede también establecer dicha comunicación desde el exterior hacia el interior, ayudando así que los órganos puedan restablecer su óptimo funcionamiento. Por ello, las presiones del shiatsu aplicadas a las zonas hipersensitivas o a las regiones musculares tensas de la superficie del cuerpo envían señales que provocan reflejos en los órganos internos, estimulándolos a mejorar su función y curar las posibles anormalidades.
También cuando el terapeuta de shiatsu presiona la musculatura de las cadenas paravertebrales de la espalda puede determinar, a través del dolor referido, el estado de los órganos y vísceras, al sentir el tono muscular de la zona presionada y elaborar la correspondencia de la raíz nerviosa de la médula espinal con el órgano o víscera correspondiente.
• El cuerpo humano es una compleja máquina. Requiere que muchas de sus piezas, cadenas y engranajes trabajen simultánea y sincronizadamente para que cada uno de nosotros pueda llevar una vida normal. Y al igual que todas las máquinas de alta tecnología, necesita de un computador central que administre y controle cada una de sus funciones y movimientos. Pero nuestro ordenador es mucho más completo, ya que además nos permite pensar, sentir, actuar y decidir.
Este tremendo computador es el Sistema Nervioso, constituido por un conjunto de órganos que nos permiten ponernos en contacto con el mundo exterior y dirigir las funciones orgánicas. Su trabajo consiste en recoger los estímulos que recibimos tanto en el ámbito consciente -por ejemplo, la luz del sol-, como en el inconsciente -como puede ser el daño que provoca un virus en nuestro estómago-, transformándolos en impulsos nerviosos. Estos llegan a la parte específica del cerebro que comanda la zona estimulada, donde se procesa la información y se genera la reacción o respuesta.
Las reacciones son muy variadas. Van desde la producción de movimientos, la secreción de las glándulas, la circulación, la digestión o la respiración, hasta las sensaciones producto de la estimulación de los sentidos. Además de todo esto, en este sistema, específicamente en el cerebro, se concentra la actividad intelectual y afectiva.
Así, el Sistema Nervioso nos permite pensar, comunicarnos, aprender, recordar; es la sede de nuestros sentimientos, sensaciones y emociones; nos permite tener habilidades artísticas y movernos, y controla todo el funcionar interno de nuestro cuerpo.
Casi iguales
La mayoría de las células cerebrales de los mamíferos funcionan igual que las humanas y, en muchos aspectos, nuestro sistema nervioso es parecido al de los animales. Todos tenemos zonas cerebrales que reciben sensaciones y dan órdenes indicativas de movimiento.
Nos distinguimos de los animales por la manera en que nuestras células combinan su actividad para efectuar procesos complejísimos que nos diferencian, especialmente en el ámbito intelectual (como el habla). El cómo los humanos aprendemos difiere mucho del sistema instintivo básico de los animales, que responde a estímulos y no a una racionalización o procesamiento de la información recibida.
Las neuronas
Moviendo tu cuerpo
Los comandos del movimiento se ubican en diferentes partes de la corteza cerebral, dependiendo de la zona del cuerpo de la que se trate.
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La unidad básica del sistema nervioso es una célula muy especializada llamada neurona, que se distingue de una célula normal por su incapacidad para reproducirse, lo cual explica que toda lesión cerebral sea definitiva.
Las neuronas miden menos de 0.1 milímetro. Presentan dos clases de prolongaciones: las más pequeñas, de aspecto arboriforme (con forma de árbol), situadas en torno al citoplasma, reciben el nombre de dendritas; y las más largas y cilíndricas, que terminan en varias ramificaciones, llamadas cilindroeje o axón. Estas tienen una doble misión: por una parte, conectan a las neuronas entre sí –proceso denominado sinapsis- y, por otra, al reunirse con cientos o miles de otros axones, dan origen a los nervios que conectan al sistema nervioso con el resto del cuerpo.
La sinapsis, que permite la comunicación entre los aproximadamente 28 mil millones de neuronas de nuestro sistema nervioso, se produce mediante señales químicas y eléctricas, y se lleva a cabo en los botones sinápticos, situados en cada extremo de las ramificaciones del axón.
En el interior de cada botón hay saquitos (vesículas) llenos de unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que ayudan a traspasar la información
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