Carta diplomática

Atn. Senador John Neely Kennedy

Senador espero qué esa carta le encuentre bien. Me dirijo a usted en mi calidad de ciudadana

mexicana para expresar mi profundo amor y defensa hacia México, como un país que admiro y

respeto enormemente.

Senador Kennedy durante la audiencia del subcomité del senado celebrada el pasado 10 de mayo

usted afirma qué sin los americanos, México figurativamente hablando, estarían comiendo de una

lata de alimento para gato y viviendo bajo lonas en un traspatio.

Al escucharlo, mi reacción inicial fue la de responderle en un tono igual debajo, desinformado y

arrogante como el que usted empleo, pero siempre es mejor utilizar el cerebro en vez de las

entrañas.

Como observadora y amante de la cultura y la historia mexicana, me preocupa el impacto que ciertos

comentarios o percepciones puedan tener en la relación entre nuestros países. Reconozco la

importancia de la comunicación efectiva y el respeto mutuo para fomentar una convivencia

armoniosa entre naciones.

México, como nación, posee una riqueza cultural excepcional y un pueblo lleno de calidez y

hospitalidad. A lo largo de los años, he tenido el privilegio de aprender sobre su vasto patrimonio,

su arte, su música, su gastronomía y sus logros en diferentes campos. La diversidad y la creatividad

mexicanas son verdaderamente encomiables y merecen ser celebradas.

Además, entiendo que ninguna sociedad está exenta de desafíos, y es nuestro deber abordarlos de

manera colaborativa y empática. La problemática del fentanilo, que afecta tanto a Estados Unidos

como a México, es un ejemplo claro de un problema de salud pública que requiere de acciones

conjuntas. Abordar esta cuestión con respeto y entendimiento mutuo es fundamental para

encontrar soluciones efectivas.

Señor senador, resolver este problema es algo que le compete a los mexicanos, no a los Estados

Unidos. Sin embargo, México está abierto a la colaboración, por supuesto, pero no a la intervención,

porque nuestros dos países son colaboradores,

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