ACERTIJO

El acertijo

Entre tanto humo no se puede ver nada sólo el camino a medias, cómo puede alguien tener una fogata encendida por la tarde, hace tanto calor que no sé cómo pueden estar en este lugar, tengo miedo ni siquiera sé en dónde estoy ¿cómo salgo? El pozo es de cemento y estoy descalzo, hay gente, con el rostro lleno de sangre, les salen gusanos de todo el cuerpo, con debilidad no pueden ni sostenerse, sólo me señalan mientras camino, no entiendo nada, estoy confundido, me duele la cabeza, quizá me golpee y por eso veo tantas locuras, o no sé; estoy bañado en sudor, sigo caminando, creo que ya anocheció, camino y camino y no llego a ningún lado, no veo salida alguna. Parece, tiene forma de cárcel, dentro de cada una de las celdas hay hombres y mujeres comiéndose entre sí, son reales.

Después de tanto caminar veo una grandísima puerta y monstruos indescriptibles, ¿es un sueño? esas cosas no existen. Dios mío quiero ya despertar porque esto parece tan real que lo estoy creyendo, estoy cansado.

Veo otra puerta, la abro, encuentro una habitación normal, tiene una cama y todo es como si fuera una casa; entro, no hay nadie, me acuesto en la cama y me quedo completamente dormido. Despierto, estoy en el mismo lugar, ¿es un sueño?

No, ¿cómo llegué aquí? ¿Cuánto tiempo llevo?

Sigo caminando para hallar una salida. Me encuentro a un niño, le pregunto si sabe en dónde estamos y cómo salir, él no me contesta. Espero, después de una largo tiempo me dice que siga todo derecho hasta encontrar una puerta grande que custodia un monstruo llamado Quasimodo, pero para que me deje salir tengo que contestar sus acertijos, el monstruo no pregunta cualquier cosa, de no contestarle adecuadamente me comerá; al niño se le quiebra la voz al decirme “yo llevo cuatro años aquí y no he podido salir”

Desconcertado después de escuchar al niño, le agradezco y sigo caminando, cómo adivinaré si yo no soy bueno en los acertijos. Por fin llego, veo una larga fila, ante ella a un monstruo enorme y grotesco con cuernos, similares a los de un alce, verdaderamente horrible; luego de unos minutos estoy frente a Quasimodo:

- Responde a mi acertijo y saldrás de aquí, si no lo haces te comeré ¿de qué manera prefieres, entero o en pedazos?

-Espera, todavía no me has preguntado nada.

-De cualquier forma no sabrás contestar mi acertijo, pero si insistes dime ¿quiénes son estas dos hermanas? Una devora a la otra y luego la otra le da vida, así, una y otra vez.

No puedo engañar a Quasimodo y evidentemente no creo vencerlo. Al cabo de unos minutos tengo la respuesta. Pero una estrepitosa voz me ha interrumpido:

“LAZARO, LEVÁNTATE Y ANDA”.

Grace Rangel

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