Abecedario. La ortografía del español
isaleo10 de Enero de 2012
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La ortografía del español utiliza una variante modificada del alfabeto latino, que consta de 27 letras: [nota 1] A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y y Z. Los dígrafos Ch y Ll tienen valores fonéticos específicos, y durante los siglos XIX y XX se ordenaron separadamente de C y L, aunque la práctica se abandonó en 1994 para homogeneizar el sistema con otras lenguas. Las vocales (A, E, I, O y U) aceptan, además, el acento agudo o tilde ( ´ , como en áéíóú), para indicar la sílaba acentuada y la diéresis o crema ( ¨ ), que modifica a la U en las sílabas güe, güi para indicar su sonoridad.
Desarrollada en varias etapas a partir del período alfonsino, la ortografía se estandarizó definitivamente bajo la guía de la Real Academia Española, y ha sufrido escasas modificaciones desde la publicación de la Ortografía de la lengua castellana de 1854. Las sucesivas decisiones han aplicado criterios a veces fonológicos y a veces etimológicos, dando lugar a un sistema híbrido y fuertemente convencional. Si bien la correspondencia entre grafía y lenguaje hablado es predecible a partir de la escritura -es decir, un hablante competente es capaz de determinar inequívocamente la pronunciación estimada correcta para casi cualquier texto-, no sucede así a la inversa, existiendo numerosas letras que representan gráficamente fonemas idénticos. Los proyectos de reforma de la grafía en búsqueda de una correspondencia biunívoca, los primeros de los cuales datan del siglo XVII, han sido invariablemente rechazados. La divergencia de la fonología de la lengua entre sus diversos dialectos hace hoy imposible la elaboración de una grafía puramente fonética que refleje adecuadamente la variedad de la lengua; la mayoría de las propuestas actuales se limitan a la simplificación de los símbolos homófonos, que se conservan por razones etimológicas.
[editar] Letras
El alfabeto español consta de 27 letras:
Grafema Nombre moderno Valor fonético (en AFI)
A a [a]
B be, be larga, be alta, be grande o be labial [be]
C ce [θe] o [se]
D de [d̪e]
E e [e]
F efe ['efe]
G ge [xe] o [he]
H hache ['aʧe]
I i [i]
J jota ['xot̪a] o ['hot̪a]
K ka [ka]
L ele ['ele]
M eme ['eme]
N ene ['ene]
Ñ eñe ['eɲe]
O o [o]
P pe [pe]
Q cu [ku]
R erre ['erre]
S ese ['ese]
T te [t̪e]
U u [u]
V uve, ve, ve corta, ve baja, ve chica, ve pequeña o ve labiodental ['uβ̞e], [be] o [ve]
W uve doble, ve doble, doble ve, doble u o doble uve ['uβ̞e 'ð̞oβ̞le] o [be 'ð̞oβ̞le] o ['d̪oβ̞le β̞e]
X equis ['ekis]
Y ye o i griega [ʝe] o [i 'ɣ̞ɾjeɣ̞a]
Z zeta ['θet̪a] o ['set̪a]
Alfabeto Español Letra A B C D E F G H I
Nombre a be ce de e efe ge hache i
fonemas representados (IPA) /a/ /b/ /k/; /θ/ - /s/ /d/ /e/ /f/ /ɡ/; /x/ - /h/ muda /i/
Letra J K L M N Ñ O P Q
Nombre jota ka ele eme ene eñe o pe cu
IPA /x/ - /h/ /k/ /l/ /m/ /n/ /ɲ/ /o/ /p/ /k/
Letra R S T U V W X Y Z
Nombre erre ese te u uve uve doble equis ye zeta
IPA /r/; /ɾ/ /s/ /t/ /u/ /b/ /ɡw/ /ks/ /ʝ/, /i/ /θ/ - /s/
(Escuchar el alfabeto de un hablante mexicano)
Entre 1803 y 1994, los dígrafos ch y ll recibían encabezados separados en los diccionarios y a la hora de ordenar alfabéticamente. Nunca, sin embargo, se los consideró unidades estrictas; cuando la ortografía exige inicial mayúscula, en las palabras que comienzan con uno de estos dígrafos, se escribe en mayúscula sólo el primero de los grafemas que lo componen. A partir del año 2010, con la publicación de la nueva ortografía, los dígrafos ch y ll dejan de ser considerados letras del abecedario español pero seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas.[nota 1] El dígrafo rr (llamado erre, /'ere/, y pronunciado /r/) nunca se consideró por separado, probablemente por no aparecer nunca en posición inicial.
La w y la k aparecen sólo raramente en palabras españolas e indican invariablemente términos adoptados por préstamo o cultismo en el curso de los últimos dos siglos.
[editar] Variaciones nomenclaturales
Varios de los grafemas reciben más de un nombre. La b se conoce como be a secas, be alta (en Cataluña), be grande (en México y Colombia) o be larga (en Argentina, Chile, República Dominicana y Uruguay); por haber representado en latín el fonema consonante bilabial sonoro (que tiene como alófonos la consonante Oclusiva bilabial sonora [b] y la fricativa bilabial sonora [β]), se la llama a veces b labial en Colombia, aunque la pronunciación de la v es en la inmensa mayoría de los dialectos también labial e idéntica. A su vez, esta última se conoce como uve (en España), ve, ve baja, ve chica, ve pequeña (en Colombia) o ve corta (en Argentina, Chile, República Dominicana y Uruguay); por el mismo afán de precisión histórica en algunos manuales se designa como v dental, aunque la pronunciación dental desapareció hace siglos del sistema de la lengua.[cita requerida]
Para mayor confusión, la letra w es llamada uve doble en España, doble u en México, Colombia, Costa Rica y República Dominicana; doble ve en otros países de Centroamérica y algunos países de Sudamérica, como Chile, Ecuador o Venezuela, y ve doble en otros como Perú.
Ll y rr se designan indistintamente como elle y erre o como doble ele y doble erre o doble ere. Son de las pocas consonantes que se presentan duplicadas en la grafía actual —junto con la c y excepcionalmente la n—, y las únicas con pronunciaciones distintivas.
La i se llama a veces i latina para distinguirla de la y, y griega (o i griega). En algunos lugares, se prefiere el nombre de ye para esta última.
Antiguamente se empleaba a veces zeda como nombre para z, una práctica hoy en desuso y desechada por la RAE.
La Ortografía de 2010 propone unificar los nombres de las letras, eligiendo be para b, i (no i latina), uve para v, uve doble para w, ye para y y zeta para z. Y desecha definitivamente los nombres arcaicos ere para la r, y ceta, ceda y zeda para la z.[3]
[editar] Regularidad e irregularidad ortográfica
La afirmación de que la ortografía del español es principalmente fonográfica (o fonética) es tan extendida como errónea. Una ortografía fonográfica tiende a respetar el principio fonémico según el cual el conjunto de fonemas de una lengua y el conjunto de letras con las que ésta se escribe deben corresponder biunívocamente, es decir, para cada letra debe haber un solo fonema y para cada fonema debe haber una sola letra.[4] Si bien, efectivamente, en comparación con otras lenguas europeas, se respeta la regularidad del principio fonético, existe una serie de desviaciones de la misma que rompen notablemente con dicha regularidad. Destacan entre éstas los fenómenos de la poligrafía (distintas representaciones gráficas para un mismo fonema) y la polifonía (distintos fonemas representados por una misma letra).
* Poligrafía del fonema /k/: dicho fonema puede representarse de 3 formas distintas (k, qu, c)
* Poligrafía del fonema /g/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (g, gu)
* Poligrafía del fonema /b/: dicho fonema puede representarse de 3 formas distintas (b, v, w)
* Poligrafía del fonema /x/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (g, j)
* Poligrafía del fonema /i/: dicho fonema puede representarse de 2 formas distintas (i, y)
* Polifonía de la letra g: dicha letra representa a 2 fonemas distintos (/x/, /g/)
* Polifonía de la letra c: dicha letra representa a 2 fonemas distintos (/k/, /θ/)
* Polifonía de la letra y: dicha letra representa a 3 fonemas distintos (/i/, /j/, /y/)
También se pueden añadir otras divergencias antifonográficas entre las que cabe mencionar la heterografía (escritura diferente) de morfemas uniformes (nazco, naces), la composición de fonogramas (ch para /ʧ/ o bien ll para /ʎ/)[4] o la existencia de letras que no tienen correspondencia con fonema alguno (h muda).
Las polifonías tienen su origen en consideraciones etimológicas que pertenecen a la historia de la lengua —dando así lugar a sistemáticas dificultades para determinar el uso correcto de b/v, h/g en posición inicial, c/s/z, g/j y ll/y—, haciendo que numerosas articulaciones, alófonas o no, no se distinguan en la grafía. La h muda (que en la actualidad no representa ningún sonido) también debe entenderse como una anomalía de origen etimológico que dificulta la escritura del español según las normas ortográficas vigentes.
[editar] Historia
[editar] Período alfonsí
Durante los primeros siglos de desarrollo del español, la rareza de la lengua escrita y la aún imprecisa catadura de la misma hicieron innecesaria una codificación de su grafía. El primer intento de dotar de un código gráfico sistemático data del reinado de Alfonso X, que intentaría ajustar las diversas soluciones adoptadas por sus predecesores a un criterio fundamentalmente fonográfico.
Alfonso X reunió en su corte
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