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Alicia En El País De Las Maravillas


Enviado por   •  2 de Abril de 2014  •  1.428 Palabras (6 Páginas)  •  233 Visitas

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ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Había una vez… dos hermanas que se encontraban recostadas contra un tronco. Una de ellas leía con interés un libro, mientras que la otra, Alicia, estaba aburrida. De repente, pasó junto a ella un conejo blanco gritando:

—¡Voy a llegar tarde! y miró su reloj.

Alicia no resistió la curiosidad de seguir al conejo parlanchín y entró a su madriguera, que resultó ser un túnel largo y vertical por donde la niña cayó y cayó hasta llegar a un extraño mundo.

—¡Oh, Dios, a dónde me ha traído este conejo!

Escudriñando el lugar encontró una pequeña botella que decía: “Bébeme”, y deseosa de averiguar qué pasaría si la bebía, la llevó a su boca y de un sorbo tomó todo su contenido.

—Veremos qué pasa —dijo con picardía.

El efecto fue inmediato: la bebida la encogió. Alicia quiso aprovechar este suceso para abrir una pequeña puerta que conducía a un hermoso jardín —según se veía por la ventana—, pero estaba cerrada y la llave que la abría estaba sobre una mesa que la niña no podía alcanzar, debido a su nueva estatura. Pensó, entonces, en recuperar su tamaño original comiendo un trozo de pastel que encontró con el letrero: “Cómeme”.

El pastel la hizo crecer como esperaba.

—¡Qué bien!, ahora sí podré tener la llave —dijo.

Gracias a su nueva estatura tomó la llave, pero al no parar de crecer chocó contra el techo de la habitación. Asustada, Alicia comenzó a llorar, formando un enorme charco de lágrimas a sus pies.

En ese momento, el Conejo Blanco pasó muy apresurado y dejó caer un abanico que Alicia levantó para refrescarse.

El abanico resultó ser mágico, pues consiguió que ella comenzara a hacerse pequeña de nuevo. Cuanto más disminuía su tamaño Alicia observó que el charco de lágrimas se hacía más y más grande, hasta formar un gran lago en el que debía nadar para no ahogarse. A su lado, pasó nadando un ratón.

—¡Ratoncito, ayúdame a cruzar este lago! —suplicó Alicia con desesperación.

El ratón aceptó guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia vio que otros animales también nadaban para salir del lago de lágrimas.

Finalizada la carrera por salvar sus vidas, el ratón relató al grupo la razón de su odio hacia los gatos y los perros. Imprudentemente, Alicia mencionó que tenía una gata y habló de la habilidad que ésta tenía para cazar ratones; su conversación no fue bien recibida y aburrió a todos los animales, que se retiraron de inmediato, dejándola sola.

Un poco triste por lo sucedido caminó hasta un bosque cercano donde se detuvo frente a una seta gigante. Allí encontró una oruga azul que le dio una fórmula para recuperar su estatura normal:

—Preciosa niña, debes comer de los dos extremos de este hongo: un lado te hará crecer y el otro te encogerá. La oruga siguió su camino.

Alicia probó ambos lados hasta conseguir una altura conveniente. Enseguida, la niña vio una casita y, sin pensarlo dos veces, entró. Una cocinera preparaba sopa con mucha pimienta junto a una duquesa que sostenía a un bebé en brazos, y en el suelo un gato ronroneaba contento.

—Te presento al Gato de Cheshire, famoso por su inteligencia —dijo la Duquesa y en seguida le dio el bebé a Alicia—. Ahora puedes mecerlo un poco. Yo tengo que ir a arreglarme para jugar al croquet con la Reina —y salió apresuradamente.

Cuando Alicia intentó mecer al inquieto bebé, éste comenzó a gruñir y a transformarse en un cerdo. Alicia salió de la casa y lo liberó, sintiendo un gran alivio al ver que el cerdito se echaba a correr hacia el bosque.

—¡Corre, corre! —lo animaba mientras ella continuaba su camino por entre los árboles.

En el bosque Alicia encontró al Gato de Cheshire, quien la invitó a una elegante fiesta. Se trataba de la fiesta del “no cumpleaños” de la Liebre de Marzo, quien estaba tomando el té acompañada del Sombrerero y el Lirón. En este festejo Alicia fue el blanco de muchas burlas y bromas, hasta que cansada de tantos atropellos decidió abandonar el lugar.

—¡Este es el té más insufrible que haya tomado en mi vida! —exclamó, saliendo del lugar furiosa. Huyendo de aquella celebración, Alicia llegó hasta un árbol donde se hallaba el Gato de los Deseos, a quien le pidió ayuda:

—Señor Gato de los Deseos: ¿me podría ayudar a encontrar el camino de regreso a casa?

—Si quieres la respuesta tendrás

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