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Análisis Llamarada


Enviado por   •  17 de Julio de 2011  •  3.596 Palabras (15 Páginas)  •  2.909 Visitas

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Biografía del Autor

Enrique A. Laguerre Vélez nació en Moca el 3 de mayo de 1906. Finalizada su enseñanza secundaria, siguió unos cursos en Aguadilla, dirigidos por la prestigiosa educadora Carmen Gómez Tejera, que lo capacitaron como maestro rural. Ejerció la profesión en una escuela de la zona azucarera de Puerto Rico y, al iniciarse la década de los treinta, prosigue sus estudios de pedagogía en la Universidad de Puerto Rico. A la vez, guiado por sus inquietudes literarias, escribe una serie de colaboraciones en verso y en prosa, que verán la luz en varias revistas culturales -Ambito, Brújula y Ateneo Puertorriqueño- y, culminando este proceso, aparece su primera novela La llamarada (1935).

Finalizada su Maestría en Artes por la Universidad de Puerto Rico (1941), dictó cátedra en la misma institución y, más adelante, realizó estudios doctorales en la Universidad de Columbia. Muchas de sus novelas: Solar Montoya (1941), El 30 de febrero (1943), La resaca (1949) y Los dedos de la mano (1951), La ceiba en el tiesto (1956), Cauce sin río (1962), etc., fueron auténticos éxitos editoriales y algunas, como El laberinto (1959) y Los amos benévolos, se han traducido en versión inglesa.

Entre sus cuentos más conocidos figuran: El hombre caído, Raíces, El enemigo, Pacholi y Naufragió. En el 1944 publicó una obra teatral, La resentida, y una buena parte de sus ensayos se recogen en su libro Pulso de Puerto Rico (1956). Toda esta labor, además de sus recopilaciones antológicas y colaboraciones periodísticas, confirma a Laguerre como uno de los máximos escritores actuales del país.

En 1985 la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades lo declaró Humanista del Año. En 1998, el Ateneo de Mayagüez propuso la candidatura de Laguerre para el premio Nobel de Literatura, a través de una resolución que fue apoyada por las principales figuras y centros culturales del país.

A un mes plazo para cumplir 100 años de una vasta trayectoria literaria, la vida del escritor Enrique A. Laguerre se apagó, a causa de un infarto cardiaco.

Movimiento Literario

La “Generación del 30”

La obra de Enrique Laguerre pertenece a la llamada “Generación del 30”.

La caída de la bolsa de valores en 1928 y la crisis del proyecto cañero implantado por los estadounidenses en Puerto Rico, sacudieron la sensibilidad de una nueva órbita de letrados. Desde los ideales de independencia nacional y de defensa de la lengua y cultura hispánicas, estos letrados van a dar un nuevo giro y despertar a la cultura puertorriqueña.

La narrativa participa del afán de recuperación del alma colectiva puertorriqueña situándola dentro de la esencia universal de toda la humanidad, es decir, procura encontrar su lugar en el mundo desde la propia esencia del ser criollo, desde la propia realidad insular, y más concretamente desde la vida en el ámbito rural. En cuanto al género, es el cuento el más utilizado, lo que constituye un preludio del importante período posterior, la "Generación del cuarenta y cinco". Enrique A. Laguerre coloca a personajes de sus propias novelas en cuentos donde tienen mucha importancia los recuerdos de la infancia. La novela lo tiene como máximo exponente en este período. Laguerre sentó las bases de la moderna novelística isleña: con un esmerado cuidado de la forma y gran sencillez expresiva, maneja con soltura el lenguaje para, sobre todo, describir el paisaje de la isla.

Sus nueve novelas se agrupan en dos fases de la transculturación: la primera se concentra en la tierra y la segunda se acerca más a lo urbano. “La llamarada” pertenece a la primera de ellas. Las novelas de esta fase trasuntan un mundo de profunda y auténtica puertorriqueñidad. Reproducen la vida puertorriqueña en los distintos contornos que determinan su personalidad. Desfilan por ellas las diversas tonalidades que repercuten en el ritmo vernáculo dentro del pentagrama universal. Ofrecen folklore, particularidades lingüísticas. leyendas, mitos, cuentos, supersticiones y creencias con que el puertorriqueño vuelca su intimidad. Pueblan al mundo compendiado la gama de tipos y caracteres portadores de los tintes forjadores de la nacionalidad.

Con “La llamarada”, la primera novela de Laguerre, se incorpora la novelística puertorriqueña a la corriente hispanoamericana de la novela de la tierra. Laguerre compendia la problemática histórica de los obreros puertorriqueños en la plantación de caña como situación de la estructura psicológica del protagonista, Juan Antonio Borrás, cuyo dilema espiritual consiste en «la lucha entre el corazón y el cerebro», según confesión de él mismo.

Título: La Llamarada

Explicación

Ésta es una llamarada de odio. Llamarada que se incendió para consumir el alma y los sentimientos nobles de las personas, para volver cenizas unos cuantos ideales. Se reflejan los deseos de lucha y superación; el intento de la peonada de dar a conocer sus derechos como seres humanos.

Trama

La novela comienza cuando Juan Antonio Borrás emprende su viaje hacia las haciendas de Don Oscar de Mendoza. Juan Antonio era un agrónomo recién graduado con un espíritu de lucha y deseos de triunfar. Durante el viaje, a la mente de Juan Antonio vinieron recuerdos de su vida estudiantil y sus romances con su amada Sarah. Cuando Juan Antonio llegó a la casa de Don Oscar de Mendoza, éste se sintió como en su propia casa. Don Oscar tuvo la cortesía de llevarlo personalmente a Palmares. Luego de visitar a Palmares, Juan y don Flor se dirigían a Santa Rosa. Borrás se figuraba el camino como la felicidad eterna. Sentía que iba caminando por tierras maravillosas.

Su primera salida la asoció con la de Don Quijote y tuvo la ingenuidad de pensar que iba a emprender una tarea a lo vaquero. Al llegar, de vez en cuando, la peonada lo miraba de refilón, con cierta curiosidad. Rato después, Juan Antonio tiene el placer de conocer a la familia Alzamora. Ésta estaba integrada por Doña Lela, Doña Julia y Delmira. Juan se sintió muy a gusto ya que esta casa sería su nuevo hogar. Al salir de Santa Rosa visitaron la residencia de los Moreau. La residencia era un majestuoso edificio de concreto de dos plantas, con amplios balcones de hierro y unas graciosas torrecillas sobre el techo.

Después de pasados los días y de haber iniciado su trabajo, Borrás se encuentra en el cañaveral cuando uno de los peones le avisa que Ventura Rondón había sufrido un mal. Juan Antonio, muy preocupado, salió en busca de éste

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