BLUSAS

HISTORIA

Blusa proviene de la palabra francesa “blouse” que apareció en el idioma galo a finales del XVIII. Se refería a “ropa de trabajo” de los obreros y campesinos. Hacia 1860 salta a la popularidad la "camisa Garibaldi "de largas, anchas y abullonadas mangas, que se podría considerar como su antecesora. Treinta años después estas empezarían a usarse con faldas y chaquetas.

A comienzos del siglo XX estas se enriquecerían con hermosos bordados y encajes denominando se como "blusas de lencería" , seguido llegaron las blusas llamadas “Gibson Girl” con plisados que serían muy usadas entre las jóvenes.

Para esta época la blusa se hace más funcional y se abandona la abotonadura en la espalda y pasa a la parte delantera revolucionando así el diseño.

Un dato curioso acerca de esta prenda es, que en esa época la cantidad de botones indicaban la importancia y el poder económico que tenía la dama que la lucía.

La blusa y la camisa tienen mucha similitud solo que a la blusa se le da un aspecto más elegante con el uso de tejidos más finos, puede tener diferentes largos hasta la cintura, cadera o por debajo de la cadera, el corte de la manga admite más creatividad y variedad al igual que el propio modelo de la blusa y se ha caracterizado por ser una prenda para la mujer.

Desde el 1900 ha sido la fiel aliada de la mujer activa y trabajadora, convirtiéndose en el elemento indispensable en la vestimenta de la mujer moderna.

En cuanto a los diseños vemos como la creatividad jugo un papel muy importante en los comienzos hasta mediado del siglo XX. Luego podemos observar como la moda se vuelve cíclica y repetitiva salpicada de algunos detalles de vanguardia.

Las blusas raramente formaban parte del guardarropa de la mujer hasta los años 1890. Antes de entonces, eran ocasionalmente populares para el uso informal en los estilos que asemejaban la ropa campesina o tradicional, tal como la camisa de Garibaldi de la década de 1860.

Durante la época victoriana más tardía, las blusas llegaron a ser comunes para un uso informal, práctico. Una blusa simple con una falda llana era el vestido estándar para la mano de obra (no-doméstica) femenina nuevamente ampliada en los años 1890, especialmente para los empleados en trabajo de oficina. En las décadas de 1900 y 1910, blusas elaboradas como la blusa delencería (así llamada porque fue adornada pesadamente con cordones y bordados en un estilo restringido antes a la ropa interior) y la blusa Gibson Girl con plisados, llegaron a ser inmensamente populares para vestir de día e incluso para cierto uso informal por la noche. Desde entonces, las blusas no han dejado de ser un valor fijo en el guardarropa.

Inicialmente las blusas se abotonaban en la espalda y es por ello que las sirvientas encargadas de esta

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