ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Bola de sebo


Enviado por   •  2 de Marzo de 2023  •  Reseñas  •  2.837 Palabras (12 Páginas)  •  52 Visitas

Página 1 de 12

[pic 1]

[pic 2]

[pic 3]

Esta obra, escapa de lo imaginativo, de lo fantástico y de lo rebuscado. Bola de sebo es un cuento de Guy de Maupassant, un francés que vivió en París en la segunda mitad del siglo XIX y es considerado uno de los mejores cuentistas franceses.

El autor, como muchos de los escritores realistas, pero como pocos de los que saben hacer lo desdichado placenteras lecturas, sus narrativas cortas, expresaban ni mas ni menos que su ser, siempre fue su semblante singular, casual y solitario, lo que lo llevaron al reconocimiento, aunque no fuera ese su propósito. Su prosa, tiene la virtud que pocas obras poseen de ser directa, plana pero no lo suficiente como para ser aburrida y siempre afín de transmitir la absoluta sociedad de su época, y, aunque sus obras querían exteriorizar el mundo a través de sus ojos, nunca se olvido de contarlos desde el exterior, ya que, sin ellos, si quisiera hablar desde su perspectiva, escribiría diarios para si mismo. La prueba contundente de ello es la impersonalidad de su narración, formo parte, pero no demasiada como para dejar de ser omnisciente, que se encuentra a la expectativa de las observaciones, como si le prestase sus ojos a quien lo leyera.

Tanta fue su destreza de ser reconocido sin muchas veces buscarlo, que fue de los autores mas plagiados de la literatura universal. Cuando se encontraba alejado de sus fiables amigas que lo llevaban a incurrir en otros planos, este dedicaba devoción a buscar un hecho de la vida real, para impregnarlo con los colores de la ironía, lo burlón y lo inusual, siendo justamente, los matices con los cuales se creo este cuento corto en 1880, desarrollado durante la ocupación de Francia en la expone la decadencia e hipocresía de la sociedad francesa de finales del siglo XIX.

El cuento comienza en la ciudad de Rouen, donde no queda nada salvo unos pequeños ejércitos individuales.  Allí, los habitantes y los combatientes esperan con angustia la llegada de los prusianos, país contra el que está en guerra Francia, y en sus habitaciones en penumbra, sentían el enloquecimiento que provocaban los trastornos de aquel ambiente bélico, país contra el que está en guerra Francia. La ciudad de Rouen ha quedado sin protección, pues, los últimos soldados franceses que la protegían han tenido que huir ante la superioridad del ejército invasor.

 De repente, el ejercito prusiano aparece con una marcha marcial.  Todos los vecinos temían a los prusianos, que habían traído la miseria y la destrucción, y que ahora iban llamando puerta por puerta en las casas para llevar a cabo la ocupación tras la invasión. Pasado un tiempo, los habitantes de Rouen empiezan a acostumbrarse a la presencia de los prusianos. Comenzaba para los vencidos la obligación de mostrarse amables con los vencedores, se recobra cierta tranquilidad y algunos incluso hacen buenas migas con los oficiales que viven en sus casas, y que reconocen por sí mismos que la guerra es una estupidez.

 Sin embargo, la burguesía encuentra en la guerra un problema para sus negocios y otros muchos prusianos aparecen secretamente asesinados. Una serie de burgueses consigue marcharse al Havre, una región ocupada por los franceses donde pretenden continuar con sus negocios interrumpidamente, pero para ello, deberían tener la autorización de la autoridad para hacer un viaje por tierra. En algunos casos había que pagar considerables sumas para lograr el tan preciado permiso, pero en otros, bastaba la amistad de algún oficial alemán para conseguir una autorización de salida del general en jefe.

Uno de estos grupos de fugitivos, como se tenía ya acordado, se reunieron a las cuatro y media de la madrugada de un martes en el patio del Hotel de Normandía, donde debían abordar un coche que los llevaría a Rouen, partiendo entonces en el coche, a diez personas, quienes hacían lo posible por protegerse de aquella nevada.

En la diligencia, arrasada por seis caballos viajan:  un burgués que  vende  vino  de  mala  calidad  a  los  pobres del campo  llamado  Loiseau, conocido  por  su  sentido  del  humor; y su esposa, de semblante tan recto, que era el orden dentro de la vida de su simpático esposo, también, se encontraba  el  señor  Carré-Lamadon, quien era un hombre  importante  y  poderoso  que  se  dedicaba  a  la  industria algodonera y su esposa, que tan niña se avistaba dentro de sus abrigos; después de ellos, estaba el  conde  de  Hubert  de  Bréville,  uno  de  los  apellidos más nobles y más antiguos de Normandía, quien junto a su esposa la condesa, acumulaban fuertes herencias de sus rentas.

Todo este grupo de abolengo contrastaba a la vista entre dos monjitas, que entre murmullos orando se encontraban. También, estaba el conocido demócrata llamado Cornudet, terror de la gente respetable que esperaba con ansias la proclamación de la república, y, al lado de este viajaba una mujer conocida como Elisabeth Rousset, pero su flamante sobrepeso le había hecho ganarse el apodo de Bola de Sebo, pero que aun así resultaba de gran atractivo para los hombres.

Las demás señoras, al enterarse de la identidad de esta pasajera, se tornaron simpáticas entre sí, tachándola de prostituta y charlando con la amistad propia de las señoras con dinero. Entrada la noche, la diligencia se quedó atascada entre la nieve y tardó unas dos horas en salir.  Llegarían tarde al próximo pueblo y todos estaban hambrientos y agotados, ninguno de ellos, a excepción de Bola de Sebo, había previsto proveerse de alimentos.

Bola de Sebo sacó de entre sus faldas una enorme cesta llena de provisiones apetitosas, En él tenía dos pollos enteros, golosinas, patés, pastelillos y un gran número de alimentos para un viaje de tres días, con el fin de no depender de la comida de las posadas. Mientras Bola de Sebo comía, el desprecio de las señoras hacia la voluminosa muchacha se volvió feroz, con ganas de matarla, o de arrojarla del coche, por eso, a pesar de los desmayos, no tuvo de valor de ofrecerles.

A pesar del primer rechazo que sentían hacia ella, todos fueron sucumbiendo ante su hambre y comieron. Más tarde, hablaron de la guerra y de los motivos que los habían llevado a emprender aquel viaje, a medida que Bola de Sebo hablaba, los nobles se fascinaban más por la determinación de aquella mujer y las asombrosas coincidencias que había en sus ideologías.

Después de trece horas de viaje llegaron a Totes, donde se hospedaron en el Hotel del Comercio. Pasaron la noche tras haber sido interrogados por un oficial alemán quien verificó sus identidades y sus permisos respectivos. Como aun tenían hambre pidieron de comer, y mientras le colocaban el servicio, fueron a visitar sus dormitorios. Antes de la hora de comida, el posadero mandó llamar a la señorita Elisabeth Rousset, Bola de Sebo, para informarle que el oficial alemán quería verla en su oficina; ella se negó, pero ante la presión que ejercieron los demás tuvo que acceder. Su entrevista duró apenas 10 minutos y ella volvió completamente escandalizada y sulfurada. A pesar de la voluntad de sus compañeros de viaje de saber que le había sucedido, ella no quiso dar explicaciones.  Después de la cena, Cornudet trató sin éxito de ganarse los favores de bola de Sebo, a quien su pudor patriótico de ramera, no le permitía dejarse acariciar cerca del enemigo.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (16 Kb)   pdf (83 Kb)   docx (16 Kb)  
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com