ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Calamidades

salas26Apuntes14 de Octubre de 2019

4.051 Palabras (17 Páginas)209 Visitas

Página 1 de 17


Calamidades

Daniel Salas

Primera edición


Prologo:

Calamidades es un libro que busca mostrarle a las personas como una guerra o por causa de la guerra pueden morir tantas personas, como la gente tiene que salir corriendo y dejar todo lo que más quiere...

Y como un niño a pesar de tanta guerra, de tantas calamidades que le pasaron, nunca dejo de soñar, y no desistió en lo que quería….
QUIZA LO LOGRO TARDE PERO LO LOGRO

Mi libro trata, de como un pobre pueblo se convierte en un campo de guerra, y mueren tantas personas, surgen tantas cosas, solo por una cosa por las grandes minas de oro que tenía el pueblo, aunque el pueblo era de otra economía un grupo armado, quería era el oro y este fue el causante de tantas muertes.


Titulo original: Calamidades
  Daniel Salas Oquendo

Primera edición: noviembre de 2017

Agradecimientos a la profesora Adriana Medina Jaramillo

Impreso en Betulia Antioquia

Calamidades está escrito en lenguaje muy poco formal, diría que en un lenguaje muy coloquial.


Capitulo # 1

El nacimiento de mi gran sueño

Frase: ¡pase lo que pase nunca dejes de soñar, o luchar por lo que quieres!

1 de agosto de 2005, lunes 8 de la mañana, me levanto con mi hermano menor, en la finca de nuestros padres, con ansias de aprender cosas nuevas jugando.

  • Michael, Marx, vengan a desayunar. Con su voz dulce y cariñosa llama mi madre
  • Ya vamos, respondemos los dos en ¡coro!

Nos sentamos en el suelo de la cocina, Para recibir nuestro desayuno. Cuando acabamos de desayunar mi hermano me llama. –vamos a jugar con los carritos?
–bueno vamos. –traiga los carros! Le respondo

Creo que desde ese momento fue donde empezó mi gran sueño, ¡de ser un grande camionero!

El sonido que provocaba la fricción de mis labios, había veces que me Asia estremecer, me hacían pensar que ya era un gran camionero.

  • Dani me quiero ir ya, dice mi hermano
  • Vea los que bajan!

– y que tiene eso?

La verdad no me quería ir, estaba jugando muy bueno con mis carritos, pero me acuerdo que siempre que me levantaba me quedaba en ropa interior, Hay si me dio pena. Aunque era aún un niño, me daba pena de que me vieran así, mis padres nos enseñaron desde muy pequeños a respetar nuestro cuerpo.

Salimos corriendo para la casa, no me acorde de traer los carros con migo, una enorme tormenta se despliega en ese instante, ya no tenía oportunidad de salir por los carros. Gran sorpresa me llevo, la gente que bajaba se entran para la casa a escampar.

        – Hola, Doña Lucy!

        – Hola, responde mi madre, mi madre siempre era tan buena gente, – síganse, dale, tranquilos.

Con esa gente venía un niño, se notaba que era calladito, pero a veces no todo es como uno cree.

Le digo a mi hermano en el oído –espere ya vengo, voy por los carros.

        – Bueno, valla.

Salgo por la parte de atrás, sin que mi madre se diera cuenta, porque de seguro si me veía me pegaba.

Claro ese niño que se veía tan quieto, se va detrás de mí, mi madre me ve por culpa de ese niño, mi madre me entra, y me dice – hágale que ahorita cuadramos, no te dije que no saliera pues?

Me da una rabia con ese niño, creo que se notaba en mi rostro, solo pensaba en los carritos, de pronto me los robaban. Mas cuando escucho que está lloviendo demasiado de duro. Pasado un par de horas, se va parando la lluvia.
Mi madre me llama para que almorzara.
       –yo no quiero, digo yo, con una malacara puesta en mi rostro.
       – me hace el favor y viene Marx.
       – no, que no quiero.
       – ha bueno, yo no soy la que voy a aguantar hambre.

Después de que todos comen, deja de llover entonces mi madre dice que para que hagan algo de comer.

Mi madre dice – vallan a jugar mientras esta el algo.
Yo pregunto – que van hacer de algo?
– arroz con leche. Me responde doña Liliana.
No dije nada, solo Salí corriendo al lugar donde había dejado mis carritos. Cuando llego al lugar, me encuentro con la gran sorpresa de que se me habían llevado los carritos.
Una gran rabia se notaba en mi rostro, todo por culpa de ese niño, bueno no me quería angustiar por la culpa de él, entonces nos fuimos para un llano enorme que tenía la finca, hay legamos a la conclusión de jugar en maravilloso juego que de  niños todos jugábamos ¡chucha cogida! A el niño le toca coger de primero, entonces yo lo hice que se callera de bocas en un excremento de vaca, luego lo hice rodar por una barranca. Hay si me desquite como era porque por culpa de él me robaron lo carritos, hay si se aporreo.

Luego de un rato nos llaman–niños vengan ya por el algo.

Salimos corriendo para la casa, y el niño salió delante de mi hermano y yo, yo llevaba una roca en la mano, y la lance, y justo le pegue en la cabeza a ese niño.

Nunca había visto un niño que llorara tanto, y además que la roca no era tan grande, me lo imagine mi madree me ira a pegar. En ese mismo instante grita ella – que paso?
–Marx me pego con una roca.
Con un grito inmenso dice mi madre
 – Marx, venga para acá y me mete un aruñón.
Después de todo ese alboroto, mi madre reparte el algo, y pienso si solo se iban a quedar hasta que dejara de llover porque siguen acá, si se hubieran ido nada de esto hubiera pasado.
Pasado un rato, por fin dicen que se van.– hasta luego doña Lucy, muchas gracias por todo.
– y por qué tan ligero? Dice mi madre, claro yo con ganas de que se llevaran a ese niño rápido, y madre diciendo que por que se van tan ligero.
– ya está muy tarde, y de pronto vuelve a llover y mi casa queda muy lejos. Si al fin se iban a ir, pensaba yo mentalmente.
– a bueno doña Liliana, hasta luego, y hay perdona la grosería de Marx, claro el malo solo era yo, no sabía el daño que me había hecho ese niño, hizo que me robaran los carritos.
– chao, hasta luego, dice la mama y ese niño en corito.

Mi madre me dice. – usted por que se manejó tan mal?
no respondí nada, solo estaba pensando cómo me las  iba a ingeniar para poder jugar, no recuerdo bien la parte interior de mi carrito de juguete porque la verdad, nunca había visto uno de verdad, porque el transporte de la finca hacia el pueblo era muy malo, entonces no recuerdo las últimas veces que fui al pueblo, porque era demasiado pequeño.

Salí al patio y mi idea era hacer algo similar al interior de un carro, entonces cogí un pedazo de madera, y me dirigí hacia la parte trasera de mi enorme casa y empecé hacer carreteritas, y con el pedazo de madera me imaginaba que ese era uno de mis carritos. Todo iba muy bien hasta que con su voz fuerte y grotesca me dice mi padre – Marx venga vamos para que me ayude a traerle hierba a los caballos; coja un costal.
– bueno! respondo yo, con una pereza inmensa.
De camino a donde se encontraba la hierba, le dije a mi padre– papi, yo quiero conocer un carro en la vida real.
– y eso hijo?, porque o qué?

– padre si no que yo me sueño, manejando un carro muy grande, como los que me dice mi madre. Pues si me gustan los carros.
– ha ya, usted quiere manejar es una tracto mula.
– tracto mula? Eso que es papá?
– un carro grande como usted dice.
Ya que me acuerdo mañana va a pasar, un carro para el pueblo, hay se puede ir con su madre y
Michael.
– papi, entonces también me compran uno de juguete?
– hay hijo ya hay si no hay plata para más. –dale pues yo te monto la hierba.
– cargue eso con toda la fuerza, estaba muy feliz, porque por fin iba a conocer un carro de verdad, cuando acabo, le digo a mi padre que le dijera mamá, para que ella supiera, y corro a mi cuarto a dejar toda la ropa lista.
Cuando me acuesto, miles de pensamientos pasaban por mi mente, de cómo iba a ser el día siguiente, estaba más feliz que nunca. Creo que me la pase toda la noche imaginándome cosas, literalmente no dormí de la alegría.
4:00 AM me dice mi madre– hijo ya levántese ya nos vamos.
– sí, si ya voy a organizarme.
Cuando estamos esperando el carro, mi hermano me dice– hermanito yo también estoy feliz porque voy a ver motos.
– Michael, a usted te gustan las motos?
– si! hermanito– afirmo con su carita tan tierna.
Entonces le comente que yo estaba feliz porque iba a ver carros.
Desde ese momento me di cuenta que cada persona tiene un gusto diferente, un sueño, una meta que quiere cumplir  llegar hasta la cima sin importar cuantas veces caiga y enfrentar los problemas que te da la vida.

Cuando llegamos al pueblo Pindon empiezo a preguntar como loco a mi madre sobre todos los carros que veía, la gente me miraba y se secretaban entre ellos mismos, pero no me importaba, de igual desde pequeño no le muestro mucho interés sobre lo que la gente habla de mí. Mi hermano estaba impresionado con las motos todas tan diferentes, unas echaban mucho humo y hacían demasiado ruido, otras no echaban humo y no hacían tanto ruido.

Algo que me daba mucho miedo eran las armas, y Pindon estaba lleno de ejército, yo era ese niño raro, al que no le gustaban las armas.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (23 Kb) pdf (235 Kb) docx (81 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com