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Calaveritas


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  945 Palabras (4 Páginas)  •  313 Visitas

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Las “calaveritas” constituyen, desde hace mucho tiempo, parte del folklore urbano vinculado a los festejos de Días de Muertos. Actualmente, resultan casi inseparables del clima generado por las calaveras de azúcar con ojitos de papel brillante, el pan de muertos, las calacas móviles, los juguetes y miniaturas populares con esqueletos y el papel calado con motivos afines.

Este divertimento literario fue perfeccionado durante la época colonial y abreva, como todo lo vinculado al tema, en el sincretismo entre creencias prehispánicas y conceptos traídos por los conquistadores y reafirmados por los frailes evangelizadores.

Si bien el culto a los muertos existe en todas las sociedades, la concepción mexicana es producto de ideas existentes en pueblos españoles del siglo XVI que se fundieron con costumbres y creencias indígenas que la evangelización no consiguió desarraigar. Este proceso confluyó en las especiales características que la fiesta posee en la actualidad.

Las “calaveritas” son versos populares breves, por lo general satíricos y burlones, mediante los que se ironiza sobre algún individuo o personaje al cual van dirigidos. Están escritos a modo de epitafios y es muy común tratar al aludido como muerto, vinculándolo a expresiones cómicas de su actividad, profesión, cargo o atributo, con absoluto desenfado por su poder o posición social.

Al acercarse las festividades de Días de Muertos - que en la tradición mexicana se realizan durante varios días, incluyendo el del santoral católico Fieles Difuntos del 2 de noviembre – es cuando se dirigen éste tipo de mensajes hacia los personajes públicos. Los versos son reproducidos en la actualidad en revistas y periódicos o difundidos por programas radiales.

Antiguamente sin embargo, fue tradicional hacerlos conocer a través de hojas sueltas. Entre las más famosas de esas hojas volantes estuvieron, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, las elaboradas en la imprenta de Vanegas Arroyo ilustradas por el grabador José Guadalupe Posada.

En aquel momento de profundos cambios sociales y aguda represión a sectores populares que reclamaban justicia y libertad, no por casualidad tuvieron su auge éstas expresiones.

Esos grabados de José Guadalupe Posada con personajes descarnados, exhibiendo cada uno su osamenta pero vestidos con prendas y atavíos que identificaban claramente su idiosincrasia, ilustrando versos que ironizaban a los vivos como muertos en potencia, le permitían al pueblo que era destinatario y transmisor del mensaje, sublimar sufrimientos de la vida cotidiana y expresar su rebeldía a través de uno de los escasos medios disponibles en esa época de terror político.

Las “calaveritas” como expresión poética popular y las “calaveras” de Posada como manifestación plástica de ese sentimiento tragicómico de la vida, llegaron entonces a una síntesis perfecta e ilustran de un modo inigualable un momento histórico preciso. Estas hojas volantes, al igual que las que ilustraban los “corridos”, las “coplas”, los “ejemplos” y otros reclamos públicos de justicia, eran voceados por los vendedores en las calles y muchas de ellas adquiridas por personas iletradas que aprendían de memoria los versos y los recordaban a través de sus magníficas ilustraciones.

Cuando Gerardo Murillo, más conocido como el Doctor Atl, publica en 1921 su trabajo Las Artes Populares en México, reproduce un artículo de Nicolás Rangel

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