Cuando Muere Un Viejo, Muere Una Biblioteca

La tercera edad, los ancianos, la gente mayor, los viejos… Diferentes nombres, cada uno más o menos respetuoso, pero todos referidos a aquellas personas que te iluminan cuando las dudas invaden tu camino, que te brindan cariño y de las que dependes tanto tu de él, como él de ti. Te enseñan el lado bueno de las cosas y ponen un poco de pausa a tu cabeza joven que piensa más rápido que la luz y que es puro impulso. Sus vivencias, sus experiencias, su vida entera, es la que te inspira a seguir adelante. Cuando recuerdas esa anécdota de tu abuelo cuando conoció a tu abuela, o cuando tu abuela dio a luz a tu padre/madre, te hace seguir luchando por tu sueño, por lo que quieres. Cada uno de ellos tiene su historia, la que te saca una sonrisa o una lagrima según la ocasión. Y ese viejo, que miras de pequeño y que te enseña lo que está bien y lo que está mal, es ese mismo viejo que te da las alas para ser feliz y el que cuando muera, aparte de llevarse una biblioteca de sabiduría, se llevaría un baúl de recuerdos y un barco de vivencias.

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