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Cuento: “El zorro y los ñandúes


Enviado por   •  9 de Junio de 2017  •  Tareas  •  517 Palabras (3 Páginas)  •  103 Visitas

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Cuento: “El zorro y los ñandúes”

En la estepa patagónica vivía Pipo el ñandú, un ave grande de más de un metro de altura, de cuello largo y plumas grises. Pipo estaba a punto de ser papá, con Pipa su esposa, que había puesto seis huevos de los cuales nacerían seis pichones. Pipo, que era muy buen padre, les construyó un hermoso nido con restos de planta, matas y ramitas. Sólo faltaban unos días para que nazcan los pequeños, cuando Pipo y Pipa tuvieron que irse a cuidar durante dos días a la mamá de Pipo porque estaba muy enferma. Pero había un problema: ¿quién cuidaría a los seis huevos mientras ellos no estén en el nido?

Decidieron ir a buscar a su vecino Beto, un zorro que era bastante pequeño, con una cola larga y peluda, hocico puntiagudo y orejas grandes. Cuando los ñandúes le contaron su problema, Beto les dijo que con gusto él cuidaría a los huevos mientras ellos no estén. Pipo no le tenía mucha confianza, porque como los zorros no nacen de huevos como iba a saber cuidarlos bien? Pero no tuvo otra alternativa y confió en el, y le dijo que si prometía cuidarlos y no les pasaba nada malo, como recompensa le traería carroña y algunos frutos, que eran la comida preferida del zorro. Beto el zorro prometió que los huevos iban a estar sanos y salvos cuando ellos regresen.

Pipo y Pipa se fueron muy apurados, corriendo a cincuenta kilómetros por hora para llegar más rápido. Estaban preocupados pensando que a sus hijos les podría pasar algo malo, pero su única alternativa era dejarlos con el zorro.

Después de unas horas, Beto comenzó a tener mucha hambre y miraba a los huevos en lo rico que estarían. Pero por dentro recordaba lo que le había prometido a su vecino. Estuvo durante un rato largo observándolos, pero aunque le hacía ruido la panza de hambre, no se atrevió a tocarlos.

Llegó la noche y la pasó abrazado a los seis huevos para darles calor, así como lo hacía su padre Pipo. Soñó con que comía huevos fritos y se le hacía agua la boca, y cuando se despertó por la mañana, tenía más ganas de comerse a esos huevos que tenía tan cerca. Pero después sintió culpa y pensó que no eran su comida, sino los hijitos de su vecino Pipo, entonces decidió aguantar a que lleguen y le traigan la comida que le habían prometido.

Beto logró superar su hambre y cumplir su promesa. Al anochecer volvieron mamá y papá ñandú, el zorro se asombró por lo rápido que corrían. Pipo lo saludó muy amablemente y le agradeció por cuidar a sus huevos, y Pipa le dio lo que le habían prometido, la carroña y los frutos. Beto estaba feliz porque tuvo su recompensa, su comida que devoró rápidamente.

Pipo y Pipa abrazaron a sus seis huevos y enseguida comenzaron a romper los cascarones y nacieron los seis pequeños ñandúes, sanos y fuertes. Beto los saludó emocionado, se despidió y se marchó a su cueva, para que los padres puedan disfrutar de sus hijos.

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