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Figuras Literarias

katolmatilde28 de Enero de 2014

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METÁFORA:

Es una expresión relacionada a un objeto o idea particular pero que se aplica a otra palabra o frase para dar a entender que hay una similitud entre ellas. Por ejemplo, cuando decimos que, “Tus ojos son dos luceros”, nos estamos refiriendo a que los ojos de una determinada persona tienen un brillo igual a dos luceros. De esta forma tenemos que la metáfora es el uso de la palabra “luceros” para resaltar que dichos ojos son hermosos.

FIGURAS LITERARIAS:

Son formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque se emplean con sus acepciones habituales (aspectos que las diferencian de los tropos), se acompañan de algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de ese uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas. Debido a esto, su uso es característico, aunque en modo alguno exclusivo, de las obras literarias.

De forma coloquial, reciben también los nombres de recursos literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y el de figuras retóricas o del discurso, etc.

COMPARACIÓN:

Del latín comparare, comparar) o gradación, en el caso de los adjetivos, para indicar las tres formas en que pueden darse: en grado positivo (ej. 'claro'), en grado comparativo (ej. 'más claro') y en grado superlativo (ej. 'muy claro' o 'clarísimo'). Dependiendo de la situación o posición del elemento respecto del punto de comparación, se establecen tres grados: superioridad, inferioridad e igualdad.

EPÍTETO:

Del griego epitet, ‘agregado’) es un adjetivo o participio que resalta las características intrínsecas de un sustantivo (el frío en la nieve, el calor en el fuego, la humedad en el agua, etc.). Son muy frecuentes acompañando nombres de divinidades, reyes o personajes históricos, tales como Atenea «Partenos» (Atenea «Virgen»), Alejandro «Magno», Alfonso X «el Sabio» o febe (dios titánide).

Los epítetos expresan cualidades objetivas (en terminología tradicional, «adjetivos calificativos»), limitándose a describir al referente (me gustan las motos grandes) o a definirlo (me gusta la moto grande).

Por el contrario, los epítetos subjetivos expresan la propia consideración subjetiva del hablante, fruto de su valoración en lugar de la experiencia. Esta actitud puede dividirse en dos subclases principales, la de los epítetos apreciativos (un gol magnífico) y la de los peyorativos (una película horrible).

PLEONASMO:

Es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes (por ejemplo: sal para fuera). Si bien en términos lógicos, el pleonasmo puede ser innecesario, las lenguas naturales en su estructura usan una alta redundancia, al parecer, la redundancia facilita mucho la función comprensión, y sólo complica ligeramente la producción. Si bien se han desarrollado medidas de redundancia estadística para las letras o los fonemas, no se ha establecido un método general para medir la redundancia semántica.

HIPÉRBOLE:

Es un tropo que consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo la verdad de lo hablado, de tal forma que el que reciba el mensaje le otorgue más importancia a la cualidad de dicha acción y no tanto a la acción en sí.

La hipérbole es una figura literaria que consiste en una exageración intencionada con el objetivo de plasmar en el interlocutor una idea o una imagen difícil de olvidar. Los grandes maestros literarios de la historia han recurrido a menudo a esta figura literaria. Un ejemplo de ello es Gracián cuando dice: «Devoró libros, pasto del alma».

HIPÉRBATON:

Es la figura literaria que consiste en alterar el orden lógico de una oración. Su plural es hipérbatos. Fue un recurso especialmente utilizado en los periodos cortesanos de la historia de la literatura cuyo

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