La Troya

DISCURSO

“Graduación”

“Hoy nos reunimos como familia, la familia UNICATÓLICA, con el agrado de celebrar un logro más en nuestras vidas.

Un logro que viene ligado a una serie de acontecimientos significativos en cada uno de nosotros; por el inconmensurable esfuerzo y dedicación que hemos tenido para salir adelante en nuestras carreras. Han sido horas de lectura, horas de trasnochos, horas de estudio y dedicación, que en su momento seguramente no tendrían sentido, pero hoy al estar reunidos en nuestro grado nos damos cuenta que valió la pena renunciar a la comodidad y los placeres o pasiones de nuestro ser, con la convicción de ver reflejados en nuestra vida y en los más cercanos una mejor calidad de vida.

Es un día de sentimientos encontrados, al saber que poco a poco se van haciendo realidad nuestras metas y proyecciones, mucho de lo que hemos planeado ha sido al lado de seres queridos muy importantes para nosotros, que de seguro hoy nos acompañan y se llenan de orgullo al saber que uno de los suyos está superándose y logrando lo que en algún momento planeó. En contraste de esto están, quienes por circunstancias de la vida ya no nos acompañan, pero que sentimos su presencia y compañía muy cercana, con la satisfacción de estar seguros de lo orgullosos que se sentirían por nuestros logros.

Hoy llegan a nuestra memoria una serie de vivencias y experiencias no sólo compartidas en la academia, sino todas aquellas que nos forman como personas e individuos. Dichas experiencias resumen nuestra integridad como ser humano en la correlación con nuestros semejantes. Es así que el logro que hoy celebramos es la proyección de un esfuerzo colectivo y no debe de ser egoísta, éste entonces es sólo un aliciente para entregar de sí todo lo que somos para el servicio y la dignificación de los demás desde cada una de nuestras profesiones.

Salir graduados hoy como licenciados, administradores, tecnólogos y especialistas, cada una de ellas en distintas áreas, es un gran compromiso que adoptamos con el alma máter, con nuestras familias y claramente con cada uno de nosotros, es un compromiso de llevar en alto y con propiedad, nuestra nueva realidad.

Notoriamente debemos reconocer que mañana para muchos será un día más, pero para cada uno de nosotros se vislumbra un nuevo horizonte, una responsabilidad social de velar por la adecuada formación, la buena administración, la eficaz aplicación de los procesos institucionales y la ratificación de la palabra de Dios hecha vida.

Ahora por último quiero expresar en nombre de todos y cada uno de mis compañeros graduandos los agradecimientos que corresponden a aquellos por los cuales es que hoy somos unos nuevos profesionales.

A la academia en cabeza de su rectora, al cuerpo administrativo, que trabajan por lograr

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