Las Cruces Sobre El Agua

La resolución del fallo en primera instancia sobre el caso CELCO-ARAUCO y el desastre ambiental en el Río Cruces, que fue conocido por el público por la muerte masiva de cisnes de cuello negro en la zona de Valdivia, marca un hito para quienes hemos seguido la historia a través de los años. El tema se visibilizó en el 2004 cuando por las sucesivas descargas de residuos tóxicos desde la planta de celulosa al río, se hizo evidente la mortandad de divesas especies. En ese entonces la ciudadanía se organizó, hubo marchas, enfrentamientos comunicacionales y todo tipo de manifestaciones por parte de estudiantes, trabajadores forestales y de la comunidad en general. El movimiento creció, se masificó y consolidó como un importante referente en la historia ambiental chilena, lo que fue registrado, entre otros, por el documental Ciudad de Papel, expandiendo la difusión de la crisis dentro y fuera de Chile. Más allá del malestar ciudadano, el caso gatilló el cuestionamiento al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, a la CONAMA, y la posterior creación del Ministerio del Medio Ambiente. Más importante aún, se instaló “el tema ambiental” en el consciente colectivo, con ciudadanos preocupados y activos.

En el intertanto, los cisnes y el santuario siguieron sin recuperarse y la empresa continuó descargando sus residuos. En 2005, CONAF inició monitoreos en la zona y el mismo año científicos de la Universidad Austral de Chile determinaron que los efluentes de la planta bastaban para explicar el desastre; sin embargo, en 2008 la planta operaba al 100% de su capacidad. Por otra parte, la empresa contrató otros estudios para demostrar su inocencia. El Consejo de Defensa del Estado tomó el caso iniciando el juicio el 2005. Entre “estiras y encoges” la planta continuó operando en forma negligente y quizás intencional, ya que superó en sucesivas oportunidades los límites máximos establecidos para sus descargas al río; las plantas acuáticas que servían de alimento a los cisnes continuaron desapareciendo junto a otras formas de vida, y se siguieron registrando altos niveles de contaminación en las aguas del Cruces.

Tras 8 años de procesos legales, tenemos fallo de primera instancia. Arauco es hallada responsable del daño, por lo que la empresa deberá compensar por daños ambientales, sociales y económicos, ya que es necesario recalcar que el turismo también se vio gravememte afectado, además de la calidad de vida de la comunidad local. El fallo definitivo tardará unos meses y la empresa aún puede apelar. En este punto es relevante destacar que Arauco declaró que “lamenta lo ocurrido y comprende los impactos que un tema sensible como este ha tenido en la comunidad valdiviana”. Es primera vez que la empresa deja ver, entre líneas, que admite su responsabilidad. La primera vez en 8 años, cuando expertos, autoridades y la ciudadanía lo sabían, a pesar del silencio del mundo empresarial.

Este caso evidencia la necesidad de mejorar la institucionalidad ambiental, en términos de incrementar el monitoreo sobre la industria y de perfeccionar la legislación relativa en cuanto a su diseño y ejecución; evidencia la irresponsabilidad de empresas que actúan al margen de la ética y sólo cumpliendo lo legal; y evidencia lo cuestionables que son las chapas comunicacionales de responsabilidad social y ambiental que algunos pregonan con entusiasmo (Arauco: ¿sembrando futuro?). Y, finalmente, evidencia la importancia de involucrarnos como ciudadanos conscientes y responsables de nuestro entorno. Estaremos atentos al fallo final, esperando que los tribunales actúen en consecuencia y que la empresa asuma la responsabilidad que le compete y se haga cargo efectivamente del daño causado.

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