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Los 3 Cerditos Y El Lobo

Sakura9 de Febrero de 2014

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Los tres cerditos y el lobo.

Al lado de sus padres, tres cerditos habían crecido

alegres en una cabaña del bosque. Y como ya

eran mayores, sus papas decidieron que era hora

de que construyeran, cada uno, su propia casa.

Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y

fueron a ver cómo era el mundo.

El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió

hacer una casa de paja. En un minuto la choza

estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.

El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer la

cabaña de madera. No tardó mucho en construirla.

Y luego se fue a comer manzanas.

El tercer cerdito, muy trabajador, opto por

construirse una casa de ladrillos y cemento.

Tardaría más en construirla pero estaría más

protegido. Después de un día de mucho trabajo, la

casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oír los

aullidos del lobo en el bosque.

No tardo mucho para que el lobo se acercara a las

casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se

dirigió a la primera casa y dijo:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y

tu casa tirare!

Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con

fuerza, y derrumbo la casa de paja. El cerdito,

temblando de miedo, salió corriendo y entro en la

casa de madera de su hermano.

El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamo

a la puerta, y dijo:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y

tu casa tirare!

Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo

y soplo, y la cabaña se fue por los aires. Asustados,

los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de

ladrillos de su otro hermano.

Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos,

llamo a la puerta y grito:

- ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplare y

tu casa tirare!

Y el cerdito trabajador le dijo:

- ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!

Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas

sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era

muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin

aire.

Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no

desistía.

Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se

deslizo por el pasaje de la chimenea. Estaba

empeñado en entrar en la casa y comer a los tres

cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que

los cerditos pusieron al final de la chimenea, un

caldero con agua hirviendo.

Y el lobo, al caerse por la chimenea acabo

quemándose con el agua caliente. Dio un enorme

grito y salió corriendo y nunca más volvió.

Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y

tanto el perezoso como el glotón aprendieron que

solo con el trabajo se consigue las cosas.

FIN.

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