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Luis Astorga


Enviado por   •  13 de Mayo de 2013  •  Tesis  •  525 Palabras (3 Páginas)  •  348 Visitas

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De acuerdo con investigaciones realizadas por el escritor Luis Astorga (un investigador mexicano que se ha dedicado como pocos a analizar el narcotráfico), existen datos estadísticos que en 1886 ya consignan la existencia de la adormidera blanca entre la flora de Sinaloa, así como del cáñamo indio o marihuana, plantas que eran clasificadas como textiles u oleaginosas, no como medicinales y de origen extraño.

1900 – 1920 [editar]

De acuerdo con Astorga, a principios del siglo pasado, cuando se hablaba de fumadores de opio, se les relacionaba invariablemente con las minorías chinas. En Mazatlán –relata– un caso de divorcio entre un chino y una mexicana da pie a comentarios sobre las costumbres atribuidas al esposo, quien “come ratoncillos con limón y otros guisos de este género, practicaba el culto de Mahoma, se niega a tomar baños, todo lo cual quería, como método de vida, lo emplease su compañera, además de pretender que usase hasta las prendas de ropa usada en China, y que fumara opio”.

Durante los tratados entre México y China sobre migración los primeros chinos que llegaron al país llevaron el opio a México4 entrando por el puerto de Mazatlán, sin embargo era una sustancia natural utilizada en su país de origen. Rápidamente se dieron cuenta de que las condiciones climáticas de Sinaloa permitían el buen cultivo de esta planta y se desvió su uso; así fue como iniciaron las primeras rutas de narcotráfico hacia los Estados Unidos por el territorio mexicano, donde espías nazis alemanes descubrieron dichos caminos de tráfico de drogas de los chinos en el norte de México.5

1920 – 1930 [editar]

El Demócrata Sinaloense, uno de los periódicos más importantes de la época, publicó el 28 de julio de 1922 el siguiente titular: “No se permitirá la plantación de adormideras en Sinaloa”. El cabezal, más una profecía incumplida que una determinación oficial, daba pie a una nota en la que se hablaba indirectamente sobre los chinos, al asegurar que se combatiría a “ciertos elementos extranjeros” dedicados a la siembra y venta ilegal de “sustancias tóxicas” como el opio y la mariguana’’. En 1926, El Demócrata Sinaloense ya no auguraba el fin de la adormidera: En uno de sus editoriales denunciaba con vehemencia la existencia de un fumadero de opio de Mazatlán, en el cual, “las mismas autoridades colocan un vigilante para que cuide a los viciosos que allí se congreguen a aspirar la enervante droga”.

1930 – 1940 [editar]

Los registros de los años treinta indican que en varios lugares del país había establecimientos donde se podía fumar opio. Se ubicaban fumaderos en la calle de Peña y Peña y en la de Mesones de la Ciudad de México; en la calle Colón de Ciudad Juárez; sobre la avenida Juárez de Mexicali; y en las calles de Carnaval y Benito

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