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MAPUDUNGUN


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  4.462 Palabras (18 Páginas)  •  305 Visitas

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Denominaciones[editar · editar fuente]

Sus hablantes llaman al idioma mapudungun o mapundungun ("el hablar de la tierra"), mapuchedungun ("el hablar de los mapuches"), o chedungun ("el hablar de la gente"), mientras que los cronistas coloniales lo llamaron "araucano", "lengua de Chile", "lengua general de Chile" y también chilidungu que, se supone, significa lo mismo. El término "araucano" fue acuñado durante la Conquista de Chile para llamar a la gente y a su lengua y se usó habitualmente hasta el siglo XX, sin embargo, el rechazo que provoca entre los mapuches3 4 ha motivado un paulatino abandono de su uso en los lugares que ellos habitan y el creciente uso de "lengua mapuche" o "mapudungun5 ". El término mapudungun es un verbo que significa "hablar de la tierra", es decir, la lengua del país o la lengua nativa en oposición al castellano (wingkadungun: "hablar de los extranjeros"), y se estima que habría surgido en forma tardía, mientras que chedungun sería una denominación más antigua que permanece en uso en las áreas periféricas del uso del idioma.

Historia[editar · editar fuente]

La teoría sobre el origen de los mapuches que postuló Ricardo E. Latcham y que gozó de aceptación por un tiempo, señalaba que un pueblo guerrero venido desde el este se introdujo entre picunches y huilliches, imponiéndoles su lengua y cultura; sin embargo otros indican que los pueblos desplazados eran quienes hablaban el mapudungún, y los invasores lo adoptaron. Las teorías actuales consideran que lo más probable es que el origen de la gente y su lengua se encuentre en el actual territorio chileno, a partir de poblaciones cazadoras-recolectoras de la Zona Central, que se habrían vuelto sedentarias.

Vocabulario mapudungun.

A la llegada de los españoles, a mediados del siglo XVI, la lengua era hablada por los pueblos que habitaban la Depresión Intermedia y parte de la costa, entre Coquimbo o el río Aconcagua por el norte y el archipiélago de Chiloé por el sur en una extensión de unos 1.800 km. Entre historiadores y antropólogos, estos pueblos son llamados hoy picunches, mapuches propiamente tales, huilliches y cuncos, pero se desconoce el nombre que se daban a sí mismos. A pesar de esto, los misioneros y cronistas aseguraban que las diferencias eran mínimas y que con esta Lengua General de Chile se podía viajar por todo ese territorio sin necesidad de conocer otra.6

En la época colonial, el uso del idioma disminuyó paulatinamente entre el Valle del Aconcagua y la ribera norte del Biobío. Los picunches, hablantes de un dialecto particular, desaparecieron en parte por la muerte de sus integrantes a causa de las enfermedades, las condiciones de trabajo de la encomienda y las guerras, y en parte porque sus descendientes eran mestizos incorporados a la sociedad colonizadora.

Por el contrario, al sur del río Biobío y hasta el canal de Chacao, después de la batalla de Curalaba en 1598, el mapudungún continuó siendo la lengua usual al ser hablada por los mapuches no sometidos a la corona española. Entre los siglos XVII y XIX se produjo el proceso de araucanización de la Pampa y la Patagonia, que extendió el área de influencia mapuche hacia el este. En este proceso de expansión con fines comerciales y políticos, diversos grupos nómades entraron en contacto con los mapuches, a veces de forma violenta. Como resultado, estos pueblos sufrieron un proceso de aculturación en que abandonaron gradualmente sus lenguas anteriores y adoptaron el mapudungún, en algunos casos conservándolas en situación de bilingüismo o de diglosia. Ocurrió esto con los pehuenches, gente de las araucarias, de cuyo idioma anterior no quedan registros, con pueblos de la Pampa, con diversos pueblos conocidos como puelches ("gente del este"), de los que un grupo conservó en Argentina la lengua gününa küne hasta 1960. Los mapuches que viajaban al este se unieron a estos pueblos mapuchizados y adoptaron sus costumbres nómades dando origen a los ranqueles y otros grupos que durante el siglo XIX continuaron la expansión hacia el sur y el oeste, extendiendo la lengua mapuche por casi toda la Patagonia argentina, desplazando parcialmente al idioma tehuelche, que está al borde de la extinción desde fines del siglo XX, y al teushen, un idioma relacionado con el anterior, o un dialecto septentrional de él, que desapareció cerca de 1915.

En el archipiélago de Chiloé, la población hablante de mapudungún llevaba pocos siglos establecida y convivía con los chonos y otros pueblos canoeros que hablaban una lengua diferente o varias. Los conquistadores españoles se establecieron en las islas a partir de 1567, dominaron a los huilliches y cuncos que la habitaban, imponiéndoles su lengua y costumbres. Sin embargo, después de la batalla de Curalaba, esta posesión española quedó aislada del resto del reino de Chile y en las condiciones de alto mestizaje y mezcla cultural que se produjeron en los dos siglos que duró esta situación, los españoles de toda condición hablaban español y mapudungún, en su dialecto veliche, por igual. Al respecto, el náufrago inglés John Byron señaló que los españoles preferían usar la lengua indígena porque la consideraban "más bonita"7 y por la misma época el gobernador Narciso de Santa María se quejó de que los españoles se expresaban mal en castellano y bien en veliche, y que la segunda lengua se usaba más.8 Hacia fines del siglo XVIII un sacerdote señaló que ya había más familiarización con el castellano entre españoles y huilliches, pero que seguían haciéndose las confesiones en veliche. Este cambio en la situación a favor del castellano se debió en principio a las disposiciones emanadas de la metrópoli sobre la promoción de la lengua española en América. Después de la anexión del archipiélago a Chile en 1826 aumentó la creación de escuelas en que se impartía el castellano y en el año 1900 ya se había extinguido el dialecto veliche y sólo quedan registros de él en un libro llamado "Estudios de la lengua veliche" y en la influencia que ejerció sobre el español de Chiloé.

A principios del s. XIX, comenzó la guerra de Independencia de Chile y de Argentina y las parcialidades mapuches tomaron partido tanto por "realistas" como por "patriotas" y acompañaron a los ejércitos en sus batallas. En muchos casos, los combatientes llevaban a sus familias y, si morían en la batalla, sus mujeres e hijos eran asesinados o capturados por los vencedores y eran llevados a vivir en la sociedad chilena. Al respecto, la viajera inglesa Mary Graham relata en su diario que había niñas

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