ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Obra De Teatro Corta


Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  1.666 Palabras (7 Páginas)  •  1.498 Visitas

Página 1 de 7

ENTONCES SEREMOS FELICES "

Habitación a oscuras. Se escuchan sirenas que después de un momento bajan de intensidad hasta desaparecer. Entra un PRÓFUGO jadeando. Trata de caminar en la oscuridad pero derriba un objeto que hace ruido

MUJER: (Desde adentro) ¿Quién anda ahí?

El PRÓFUGO sonríe ufano y no contesta. Se pone en pose. De una puerta sale una MUJER abrochándose una bata. Mira con asombro al convicto.

MUJER: ¡Librado! ¿Qué haces aquí?

PRÓFUGO: Ya ves. Visitándote. Dame algo de beber, lo necesito.

MUJER: ¿Te escapaste, Librado?

PRÓFUGO: No. Le dije al de la puerta que me diera chance de darme un volteón ¿Qué? ¿No me vas a recibir como merezco?

MUJER: Sí, claro.

Se acerca a él y se deja besar, desganada

PRÓFUGO: Huy, cualquiera diría que te da un resto de gusto el verme.

MUJER: No es eso. Es...la sorpresa. Ay, Librado, quién te viera ¿Y cómo le hiciste?

PRÓFUGO: Pues...nos costó trabajo, no te creas. Pero nos la rifamos y aquí estoy. Para recordar viejos tiempos. Prepárate que nos vamos.

MUJER: ¿Irnos? Ay, Librado ¿y a dónde?

PRÓFUGO: Pues a ver. Lejos, donde no puedan alcanzarnos.

La MUJER no contesta y va a un mueble.

MUJER: Sólo hay café ¿Quieres que te lo caliente?

PRÓFUGO: (Lascivo) ¿Nomás eso me vas a calentar?

MUJER: (Tras breve pausa) Oye, Librado ¿y es muy necesario que vaya contigo? Digo, yo podría alcanzarte después. Uno corre más rápido que dos.

PRÓFUGO: No, ni madres. Tú eres mi vieja y te necesito a mi lado.

MUJER: Claro, somos pareja. No sabes el gusto que me da verte de nuevo. Ay, te he extrañado tanto.

PRÓFUGO: ¿De veras? ¿Y por qué entonces dejaste de irme a visitar?

MUJER: Ay, mi amor. No pude soportar el seguirte viendo tras las rejas. Se me partía el corazón. Vieras que hasta me enfermé.

PRÓFUGO: Pero me hubieras escrito.

MUJER: Sí lo pensé pero...yo sé que en prisión luego abren las cartas y...

¿Cómo iba a decirte todo lo que siento por ti, si otros se iban a enterar? Esas cosas son íntimas, privadas. Nadie tiene por qué enterarse. Por eso mejor no te escribí.

PRÓFUGO: Y yo pensé que ya habías dejado de quererme. Que otro ocupaba mi lugar.

MUJER: Ay, no mi amor. Cómo crees.

PRÓFUGO: Lo pensé, no te creas. Y juré vengarme. Hacer picadillo al que te pusiera una mano encima. Es más, antes de entrar aquí, tuve un cruel presentimiento.

MUJER: (Ofendida) ¿Pues por quién me tomas? ¿Crees que yo sería capaz de hacer una cosa así?

PRÓFUGO: No tendría nada de raro. Ha pasado mucho tiempo.

MUJER: ¿Para eso te escapaste? ¿Para venirme a faltar el respeto? Mejor te hubieras quedado, Librado. De veras.

PRÓFUGO: Oh, fue sólo un presentimiento, mujer. No te enojes. Como sea nunca te faltaron pretendientes. Más de dos andaban tras de tí. Niégalo ahora.

MUJER: Siempre te fui fiel. Resistí estoica todas las tentaciones del mundo.

PRÓFUGO: Esa es mi vieja (dándole una nalgada) ¿Entonces qué, mi amor? ¿Recordamos viejos tiempos?

MUJER: (Viendo preocupada hacia la recámara) Este...Ay, Librado ¿por qué te tenías que escapar en estos días?

PRÓFUGO: No es cosa que dependa de uno ¿por qué?

MUJER: Dices que me quieres y no es cierto.

PRÓFUGO: Cómo no. Quién dice.

MUJER: Digo. Si te preocuparas por mí, recordarías ciertas fechas.

PRÓFUGO: No te entiendo ¿de qué fechas estás hablando?

MUJER: No podemos hoy, cariño. Ando en mis días.

PRÓFUGO: Mira. Después de años de no tocar a una mujer, como que eso viene sobrando. Soy capaz de hacérselo a una anciana. Entiende. Ya me anda. Vamos.

MUJER: Librado, amor. Hice una manda. No has de querer que la rompa

¿Verdad? Imagínate. Ofender así a la virgencita.

PRÓFUGO: ¿Hiciste una manda de qué?

MUJER: De que en mis días, nada de nada.

PRÓFUGO: ¿Y en los otros qué?

MUJER: También. Pero esos se los juré a ti, cariño ¿Crees que no tengo ganas? ¿Que no me muero por estar contigo? pero una manda es una manda. Hay que respetarla.

PRÓFUGO: No, pues eso sí.

MUJER: Digo. Ya bastante tiene una con lo suyo, como para cargar con un castigo divino.

PRÓFUGO: Pero podemos dormir juntos. Sentir tu cuerpo, tu calor. Acariciarte.

MUJER: Ay ¿quién piensa en dormir ahorita? vamos a platicar. A ver cuéntame ¿cómo has estado?

PRÓFUGO: Bien ¿y tú?

MUJER: También... ¿y a quién has visto?

PRÓFUGO: A nadie... (Impaciente) Estoy muy cansado. Vámonos mejor a dormir.

MUJER: ¿Pero cómo dormir, Librado? Hay que huir ¿no dijiste? De seguro ya vienen tras tu pista. Te pueden agarrar. No hay tiempo que perder. Deja vestirme para acompañarte. En un segundo vuelvo.

PRÓFUGO: Deja echarme aunque sea un coyotito. Me caigo de sueño.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.3 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com