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Poemas De Alberto Angel


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  2.590 Palabras (11 Páginas)  •  289 Visitas

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POEMAS DE ALBERTO ANGEL MONTOYA

EL ALBA INÚTIL

A los labios del hombre taciturno, la aurora

trajo un ebrio recuerdo de olvidados cantares.

El alba en las pupilas noctámbulas había

sorprendido la angustia de las viejas saudades.

En los círculos hondos de las mustias ojeras

se azulaba un exceso de veladas sensuales.

Vertió el vino de Francia

en la copa vibrante.

-La noche prolongaban

los grises cortinajes-.

Miró la flor marchita

de su frac un instante,

y evocó vagamente:

Casi estaba desnuda

en la fiebre del baile.

El breve seno apenas

velaban los encajes.

Oprimía la espalda

la caricia insinuante

que vagaba furtiva

de deseos. El talle

cedía entre su brazo

como un junco ondulante.

Después... aun más desnuda

la tuvo que en el vals,

y pensó vagamente:

Flor y mujer, vosotras

sólo duráis un baile.

-En la mano brillaba la heráldica sortija

herencia antigua y noble de un tiempo inmemorable.

Trémula entre los dedos fatigados, la copa

despertó una añoranza de mujeres fugaces-.

Las lámparas habían develado la alcoba.

El alba subrayaba de luz los ventanales.

Las severas efigies de los antepasados

miraban desde el fondo de remotas edades.

Con un grito argentado de dagas, la panoplia

al nieto recordaba las glorias ancestrales.

Dejó la copa exhausta

sobre la mesa grave.

Descorrió silencioso

los grises cortinajes,

y pensó vagamente:

¿Y de todo qué resta

tras el sensual alarde?

Sólo una flor marchita

en la seda del traje.

-En las manos del hombre taciturno, la aurora

palideció una huella de victorias cobardes-.

Arriba

ROMANCE DE LA NIÑA INOCENTE

No me la mostréis vestida

que yo la miré desnuda.

Su propia piel la ceñía

veste a su propia hermosura.

Y era de armiño su cuello

que en red de venas se azula.

Y era el sostén de sus senos

su sola forma alta y dura.

Y para el seno por joyas

los corales de sus puntas.

Y el banco raso del torso

bajando hasta la negrura

del terciopelo que al sexo

a un tiempo exhibe y oculta.

Y eran sus piernas de seda.

Y eran sus plantas menudas.

-Tan menudas que en mi mano

cupieron una por una-.

Zapatos de Cenicienta,

cómo brillaban sus uñas.

No me la mostréis vestida

que yo la tuve desnuda.

Arriba

SE EXTASIABAN TUS OJOS EN LA ESPERA

Se extasiaban tus ojos en la espera

y una ola de amplia encajería

tu albo cuerpo orgulloso circuía

como circunda el mar una escollera.

Altanero pendón, alta bandera

alzada en ti por recordar la vía,

sobre el cuello y los hombros se extendía,

a un viento de pasión, tu cabellera.

Desde las duras cúpulas al blando

y oculto valle, la batalla entera

fulgió al incendio de tu boca, cuando

tras la derrota de tu cabellera,

como una lanza a un viento sin bandera,

quedó tu grito entre los dos temblando.

Arriba

TU MANO

Yo no sueño con manos gentilicias

blancas como las blancas azucenas.

Albas las sueño, mas las sueño plenas

de pasión y de eróticas primicias.

Manos para los rezos impropicias.

Pálidos

...

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