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Poemas de: Оctavio Рaz

wapillo_10Ensayo11 de Diciembre de 2014

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POEMAS

DE:

OCTAVIO

PAZ.

- INDICE.

1. Entre Irse y Quedarse.

2. Destino del Poeta.

3. Bajo tu Clara Sombra.

4. Primavera a la Vista.

5. Libertad bajo palabra.

6. Viento.

7. El Sediento.

1. Entre Irse y Quedarse

Entre irse y quedarse duda el día,

enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:

en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,

todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz

reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite

la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente

un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;

no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,

yo me quedo y me voy: soy una pausa.

2. Destino del Poeta

Déjame que me pierda entre palabras,

déjame ser el aire en unos labios,

un soplo vagabundo sin contornos

que el aire desvanece.

También la luz en sí misma se pierde.

4. Primavera a la Vista

Pulida claridad de piedra diáfana,

lisa frente de estatua sin memoria:

cielo de invierno, espacio reflejado

en otro más profundo y más vacío.

El mar respira apenas, brilla apenas.

Se ha parado la luz entre los árboles,

ejército dormido. Los despierta

el viento con banderas de follajes.

Nace del mar, asalta la colina,

oleaje sin cuerpo que revienta

contra los eucaliptos amarillos

y se derrama en ecos por el llano.

El día abre los ojos y penetra

en una primavera anticipada.

Todo lo que mis manos tocan, vuela.

Está lleno de pájaros el mundo.

5. Libertad bajo palabra

Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio. Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba.

Invento la víspera, la noche, el día siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos límpidos un mundo penosamente soñado. Sostengo al árbol, a la nube, a la roca, al mar, presentimiento de dicha, invenciones que desfallecen y vacilan frente a la luz que disgrega.

Y luego la sierra árida, el caserío de adobe, la minuciosa realidad de un charco y un pirú estólido, de unos niños idiotas que me apedrean, de un pueblo rencoroso que me señala. Invento el terror, la esperanza, el mediodía -- padre de los delirios solares, de las falacias espejeantes, de las mujeres que castran a sus amantes de una hora.

Invento la quemadura y el aullido, la masturbación en las

...

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