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Poemas "Еfímeras"


Enviado por   •  20 de Agosto de 2014  •  Informes  •  4.245 Palabras (17 Páginas)  •  224 Visitas

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MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA

EFÍMERAS

Idos, dulces ruiseñores.

Quedó la selva callada,

y a su ventana, entre flores,

no sale mi enamorada.

Notas, salid de puntillas;

está la niñita enferma...

Mientras duerme en mis rodillas,

dejad, ¡oh notas!, que duerma.

Luna, que en marco de plata

su rostro copiabas antes,

si hoy tu cristal lo retrata

acaso, luna, la espantes.

Al pie de su lecho queda

y aguarda a que buena esté,

coqueto escarpín de seda

que oprimes su blanco pie.

Guarda tu perfume, rosa,

guarda tus rayos, lucero,

para decir a mi hermosa,

cuando sane que la quiero.

RUBÉN DARÍO

LO FATAL

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura porque esa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror...

Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos,

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,

ni de dónde venimos!...

JOSÉ SANTOS CHOCANO

NOSTALGIA

Hace ya diez años

que recorro el mundo.

¡He vivido poco!

¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras,

quien no echa raíces no puede dar frutos.

Ser río que recorre, ser nube que pasa,

sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,

es triste y más triste para quien se siente

nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol mejor que ser ave,

quisiera ser leño mejor que ser humo;

y al viaje que cansa

prefiero terruño;

la ciudad nativa con sus campanarios,

arcaicos balcones, portales vetustos

y calles estrechas, como si las casas

tampoco quisieran separarse mucho...

Estoy en la orilla

de un sendero abrupto.

Miro la serpiente de la carretera

que en cada montaña da vueltas a un nudo;

y entonces comprendo que el camino es largo,

que el terreno es brusco,

que la cuesta es ardua,

que el paisaje es mustio...

¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento

nostalgia, ya ansío descansar muy junto

de los míos!... Todos rodearán mi asiento

para que les diga mis penas y mis triunfos;

y yo, a la manera del que recorriera

un álbum de cromos, contaré con gusto

las mil y una noches de mis aventuras

y acabaré en esta frase de infortunio:¡He vivido poco!

¡Me he cansado mucho!

RAMÓN LÓPEZ VELARDE

EL SON DEL CORAZÓN

Una música íntima no cesa,

porque transida en un abrazo de oro

la Caridad con el Amor se besa.

¿Oyes el diapasón del corazón?

Oye en su nota múltiple el estrépito

de los que fueron y de los que son.

Mis hermanos de todas las centurias

reconocen en mí su pausa igual,

sus mismas quejas y sus propias furias.

Soy la fronda parlante en que se mece

el pecho germinal del bardo druida

con la selva por diosa y por querida.

Soy la alberca lumínica en que nada,

como perla debajo de una lente,

debajo de las linfas, Scherezada.

Y soy el suspirante cristianismo

al

...

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