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Poesia


Enviado por   •  1 de Octubre de 2015  •  Tesis  •  494 Palabras (2 Páginas)  •  195 Visitas

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La imaginación del poeta. Vestía de luna la lluvia, la luna vestia a la lluvia. El lenguaje de las palabras es claro, he visto como la verdad de las cosas se repliega hasta deshacerse, no sigue un argumento, ni siquiera una cierta lógica, el lenguaje de las palabras es algo mas bien sideral, algo espacial, algo que floya en la nada y lo vuelve en un segundo en el todo absoluto. El humo se eleva siempre, formando figuras caprichosas, independientes, esquivas, casi intocables. Escribo lentamente, imagino las palabras corriendo despavoridas, pero son mis palabras, están dentro de mi, porque huyen?, son como peces escapando de la red de la imaginación. Claro, ellas saben o suponen que una vez atrapadas quedaran impregnadas de algún pegamente metafísico, y entonces ya no podrán ser libres o verdaderas. Pero no me entienden, yo les digo vengan y ellas entienden huyan, yo les digo hablen y ellas callan, yo les digo la verdad y ellas me mienten.

No tengo a nadie, sólo las tengo a ellas, en serio, no tengo padres ni hermanos, ni esposa ni hijos, ni amigos, todo ello se ha quedado atrás, aunque la imaginación me insiste en lo contrario, ya sé quién soy, ya sé cómo DIOS creó a los hombres, ya sé cómo me creó DIOS, y saben qué, saber tanto cuenta.

Es fácil para DIOS crear hombres, con sus manos toca seres inanimados y después los deja correr o volar, o simplemente caminar. Siempre está haciendo hombres, les pone nombre y los deja habitar la tierra. Yo siempre estoy creyendo en DIOS, creo en ÉL porque … porque ÉL me miró. Y por donde pasa su mirada todo queda impregnado de ÉL, como la luz, su mirada es la luz.

La mujer siempre ha estado en la mente del hombre, aun antes de nacer, nos sabemos en el interior de la mujer, nos cuida, nos alimenta, nos cría, su silenciosa voz nos adormece, nos arrulla, nos envuelve, nos engaña, sea tu madre, tu esposa, tu amante, siempre termina engañándote, no sé nada de elllas, sólo sé que cuanto más me acerco a elllas, más se alejan de mí, y mientras más las desprecio y las humillo más me buscan y desean, que absurdo, sólo el amor nos mantiene equilibrados.

El amor es ese equilibrio universal que lo perdona todo. En una báscula el peso inclina la balanza, la mano mueve el contra peso, hasta llegar al equilibrio y entonces sabemos cuánto pesa esa materia con forma. El peso son las obras del hombre, la mano que desliza el contrapeso hasta equilibrar la balanza es el amor, ese contrapeso es el perdón. Las obras buenas no pesan, tienden a elevarse al cielo, las obras malas en cambio pesan y tienden a hundirse hasta el infierno.

Me quiero casar con una mujer joven y hermosa, buena y que me ame, tener muchos hijos e hijas, y disfrutar de una gran familia. Sí, eso es lo que quiero.

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