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RENACIMIENTO EN FRANCIA


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  7.288 Palabras (30 Páginas)  •  1.093 Visitas

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RENACIMIENTO EN FRANCIA

INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN MIGUEL

PAYANDÉ

2013

CONTENIDO

Pág.

1. INTRODUCCION 4

2. RENACIMIENTO EN FRANCIA 5

2.1. ARQUITECTURA EN FRANCIA 8

2.2. HUMANISMO EN FRANCIA 8

2.3. ESCULTURA Y PINTURA FRANCESA 8

2.4. CULTURA EN FRANCIA 10

2.5. ECONOMÍA FRANCESA 11

2.5.1 Consecuencias 12

2.6. CAMBIOS RELIGIOSOS EN FRANCIA 16

2.6.1 Las guerras de religión 16

2.6.2. El régimen de Catalina de Medici 16

2.7. ORGANIZACIÓN SOCIAL EN FRANCIA 17

2.7.1 Situación Política 17

3. CONCLUSIONES 19

4. WEBGRAFIA 20

5. ANEXOS 21

1. INTRODUCCIÓN

Durante los siglos XV y XVI florece en Europa un imponente y vigoroso movimiento artístico, literario, científico y cultural en general que también tuvo profundas implicaciones políticas y sociales, llamado “Renacimiento”. En ellos se produce la ruptura con concepciones tan típicamente medievales como la subordinación de todo saber a la teología y a los criterios de autoridad sustentados a la tradición.

La presente actividad se realiza para conocer los inicios del Renacimiento Francés, el cambio económico, religioso, artístico, cultural, literario, científico, social y político. Lograr aprender la historia antigua es decir a la mitad del siglo XV, distinguir cada una de los cambios de la historia del renacimiento.

Se elaboro mediante consultas a internet, fuentes bibliográficas, libros de historia los cuales nos sirvieron para desarrollar cada uno de los puntos del trabajo y comprender el Renacimiento en Francia y todos sus cambios.

2. RENACIMIENTO EN FRANCIA

Francia fue uno de los países que más rápido adoptó la influencia italiana que venía con las características de lo que hoy conocemos como Renacimiento, esta influencia se vio favorecida por la cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, la cual quería a toda costa adicionar los territorios limítrofes de la península italiana consiguiéndolo en algunos momentos.

Si bien esto fue los primeros años de esta influencia durante el reinado de Francisco I se impulsó la adopción de las formas renacentistas, se estima que esto terminó de tomar forma por los años de 1515-1547, es que este rey era un fanático de las artes que en Italia estaban en un gran apogeo siendo un aficionado de todo lo que provenía de estas tierras, protegiendo a diferentes exponentes de las artes italianos, solicitando sus servicios, inclusive con el mismo Leonardo Da Vinci, el cual hay que recordar que murió en el Castillo de Cloux.

La primera obra que se conoce del renacimiento francés es el Castillo de Saint-Germain-en-Laye, imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles de este estilo arquitectónico, también aparecen dentro de este estilo son los famosos Castillo del Valle del Loira, el cual es un importante conjunto de mansiones que muchas se conservan hoy en día en donde podemos encontrar los rasgos más importantes de este estilo, como por ejemplo la integración perfecta de los edificios con la naturaleza circundante.

En Francia, la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar los territorios limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin embargo, el impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el reinado (1515-1547) de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que procediera de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la Corte francesa (entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el Castillo de Cloux), a la vez que emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el desarrollo de las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del Gótico y que por tanto este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo nacional. De ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar del nuevo estilo impuesto por la Corte.

En cuanto a la arquitectura, la monarquía, fortalecida y en período de expansión territorial, había patrocinado ya desde el siglo XV la remodelación de los viejos chateaux medievales y la creación de nuevas residencias más acordes con los tiempos. Pero fue precisamente Francisco I el que dio un impulso definitivo a esta operación renovadora, que tuvo varios focos. El primer edificio renacentista en Francia fue el Castillo de Saint-Germain-en-Laye, imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles renacientes, dentro de una general sobriedad de aire militar. De estilo más avanzado serán los Castillos del Valle del Loira, conjunto de mansiones para la realeza y la nobleza que muestran los rasgos más característicos del Renacimiento francés: decorativismo de raigambre manierista, recuerdos goticistas en las estructuras, y quizá lo más novedoso: una perfecta integración de los edificios en la naturaleza circundante, como se ve en el grácil puente del Castillo de Chenonceau. El más célebre dentro de este conjunto es el Castillo de Chambord, que presenta grandes audacias estilísticas, como una escalera interna helicoidal. Otros ejemplos de estas residencias suburbanas son los castillos de Amboise, Blois y Azay-le-Rideau.

Además de todas estas realizaciones, Francisco I se embarcó en la que quizá fue la obra fundamental de este período: el Palacio de Fontainebleau, vieja mansión de los reyes franceses que se renovará totalmente. En el edificio en sí, se aprecia ya el triunfo de las formas italianas, aunque adaptadas al gusto francés con sus típicas chimeneas y mansardas. Incluye fragmentos de desbordante creatividad, como la célebre escalera imperial, anticipo de soluciones barrocas. No obstante, quizá lo más destacado del proyecto fue que involucró a creadores de prácticamente todas las disciplinas artísticas, algunos venidos expresamente de Italia como los pintores Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino, el famoso escultor Benvenuto Cellini, o el arquitecto Sebastiano Serlio, importante autor de tratados de arquitectura del que apenas se conocen obras salvo este palacio. Las novedades que se fraguaron aquí trapasarían el ámbito local y darían origen a todo un estilo, el estilo de Fontainebleau, un manierismo refinado al servicio de los gustos aristocráticos.

Tras Francisco I, las formas a la italiana acabaron imponiéndose definitivamente en la arquitectura bajo Enrique II, cuya esposa pertenecía a la familia florentina más poderosa (Catalina de Médicis). Bajo su mandato (1547-1559) se reformó la antigua sede de la Corte en París, el Palacio del Louvre, convirtiéndolo en un moderno edificio de estética plenamente manierista. La reforma fue dirigida por uno de los arquitectos franceses más destacados del momento, Pierre Lescot, que diseñó el gran patio central (Cour Carrée), con características fachadas en las que utiliza el módulo de arco de triunfo clásico. Asimismo, estos monarcas iniciaron la construcción de un nuevo palacio, enfrente del Louvre, el Palacio de las Tullerías, en el que intervino el otro gran arquitecto francés del Renacimiento, Philibert Delorme.

En Francia, la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar los territorios limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin embargo, el impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el reinado (1515-1547) de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que procediera de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la Corte francesa (entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el Castillo de Cloux), a la vez que emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el desarrollo de las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del Gótico y que por tanto este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo nacional. De ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar del nuevo estilo impuesto por la Corte.

A finales del siglo XV, Francia había superado las divisiones territoriales de su pasado feudal y se convirtió en una monarquía nacional que incorporaba la mayoría de los territorios comprendidos entre los Pirineos y el canal de la Mancha. La estructura social estaba todavía dominada por la nobleza terrateniente y la tierra seguía siendo la fuente de riqueza principal. Sin embargo, en la mitad del siglo siguiente, la paz interna, el aumento de la población, la afluencia a Europa de oro y plata traídos de América por los españoles y los trabajos públicos del gobierno estimularon el crecimiento de la economía, que elevó la posición social de los grandes comerciantes, los banqueros y los cobradores de impuestos.

Por otra parte, la nobleza, dependiente de las rentas monetarias fijas y de las deudas, vio cómo la inflación amenazaba su poder económico y su posición social. Los tres primeros monarcas del periodo —Carlos VIII, Luis XII y Francisco I— aprovecharon el fuerte crecimiento de la nación y la estabilidad interna para reclamar por las armas el reino de Nápoles y el Milanesado. En la década de 1520, las guerras italianas se convirtieron en una larga disputa entre Francia y la dinastía de los Habsburgo reinantes en España y Austria, un enfrentamiento que continuó de forma intermitente durante un siglo y medio. Las guerras italianas terminaron finalmente con la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), negociada por el hijo de Francisco I, Enrique II, que reinó desde 1547 hasta 1559. Francia renunció a todas sus pretensiones en Italia, pero consiguió tres territorios estratégicamente localizados en su frontera oriental: los obispados de Metz, Toul y Verdún.

FRANCISCO I

Francisco I incrementó significativamente tanto el poder como el prestigio de Francia. Gobernó de forma personal y nunca convocó a los Estados Generales. Según el Concordato de Bolonia (1516), negociado con el papa León X, el rey francés alcanzó la prerrogativa de nombrar todos los obispos y otros cargos beneficiados de la Iglesia, asegurándose de ese modo un clero manejable. En 1539 excluyó el latín de los actos jurídicos e impuso el uso exclusivo del francés. Francisco I fue un destacado mecenas que hizo florecer el arte renacentista francés y la educación.

2.1 ARQUITECTURA EN FRANCIA

En cuanto a la arquitectura, la monarquía, fortalecida y en período de expansión territorial, había patrocinado ya desde el siglo XV la remodelación de los viejos chateaux medievales y la creación de nuevas residencias más acordes con los tiempos. Pero fue precisamente Francisco I el que dio un impulso definitivo a esta operación renovadora, que tuvo varios focos. El primer edificio renacentista en Francia fue el Castillo de Saint-Germain-en-Laye, imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles renacientes, dentro de una general sobriedad de aire militar. De estilo más avanzado serán los Castillos del Valle del Loira, conjunto de mansiones para la realeza y la nobleza que muestran los rasgos más característicos del Renacimiento francés: decorativismo de raigambre manierista, recuerdos goticistas en las estructuras, y quizá lo más novedoso: una perfecta integración de los edificios.

2.2 HUMANISMO EN FRANCIA

La difusión del humanismo en Francia fue algo más tarde que en Alemania. La inauguración del movimiento humanista en este país se debió a la acción de Guillermo Fichet, de Saboya. A su regreso de un viaje a Milán comenzó a editar las obras de los clásicos latinos y de los humanistas italianos. A Fichet le sigue quien le constituyó en el verdadero padre del humanismo francés, Jacobo Lefevre, la personalidad más vertiginosa de la intelectualidad de su país en el Renacimiento.

Lefevre fue humanista más por su búsqueda de un nuevo ideal filosófico que por su manejo del griego y del latín. Viajó a Italia y a su regreso dictó Clases de filosofía en el colegio del Cardenal Lemoine. Publicó obras como las Paráfrasis sobre la física, de Aristóteles y la Introducción a la metafísica.

Junto a Lafevre resalta en Francia Guillaume Budé, quien estableció su autoridad de helenista en el libro Comentarios de la Lengua Griega. Fundó el Colegio de Francia y desde el punto de vista religioso estuvo mezclado en las pugnas que existieron entre los católicos y luteranos.

2.3 ESCULTURA Y PINTURA FRANCESA

La escultura del Renacimiento en Francia fue también al compás de lo dictado por Italia. Francia dejó de ser ya a finales del siglo XIV el gran centro escultórico de Europa que fue gracias a los talleres catedralicios, situación que continuaría durante el siglo XV, y aún más en el XVI. Es paradójico y a la vez revelador que esta situación coincida con la consolidación progresiva de la institución monárquica, evidentemente deseosa de renovar su imagen y dispuesta a usar el arte como instrumento propagandístico de primer orden. No obstante de la pérdida de hegemonía en este campo, que de todas formas nunca había sido definitiva, surgieron grandes figuras al calor de los proyectos reales; es de destacar el carácter ornamental y decorativo que tuvieron las esculturas, subordinándose al proyeto general de los edificios e integrándose en éstos. Dos fueron los autores más sobresalientes:Germain Pilon y Jean Goujon.

La pintura también experimentó el progresivo declive de las formas góticas tradicionales y la llegada del nuevo estilo. Como se ha señalado, se conocieron en Francia de primera mano las formas pictóricas italianas en el siglo XVI gracias a la llegada de autores muy innovadores, como Leonardo o Rosso Fiorentino. Francisco I impulsó la formación de artistas franceses bajo la dirección de maestros italianos, como Niccolò dell'Abbate o Primaticcio, siendo este último el responsable de la decoración del palacio de Fontainebleau y la organización de las fiestas de la Corte, y teniendo por tanto a sus órdenes a muchos artesanos y artistas. Esta convivencia de talentos, escuelas, disciplinas y géneros dio origen a la llamada escuela pictórica de Fontainebleau, una derivación del manierismo pictórico italiano que incide en el erotismo, el lujo, los temas profanos y las alegorías, todo ello muy del gusto de su clientela principal, la aristocracia. La mayor parte de los artistas de Fontainebleau fueron anónimos, precisamente por esa integración de las artes que se propugnaba y por el magisterio de los artistas consagrados. No obstante, conocemos los nombres de algunos pintores, figurando Jean Cousin el Viejo o Antoine Caron entre los más destacados. Sin embargo, el pintor francés más importante de la época, a a vez que uno de los grandes retratistas de todos los tiempos, aunque gran parte de su obra se haya perdido, fue François Clouet, que superó a su padre, el también apreciable Jean Clouet, en la fiel plasmación de la vida de los poderosos de la época, con una profundidad psicológica y brillantez formal cuyo precedente hay que buscarlo en Jean Fouquet, gran pintor del siglo XV aún en la órbita del Gótico.

Su sobrino Guillaume Regnault, también escultor, le sucedió en el cargo como escultor de la Reina. Su obra maestra son las estatuas yacentes del consejero real Louis Porcher y su esposa, hoy en el Museo del Louvre.

También a principios del siglo XVI, Jean Goujon(llamado el Fidias francés) inició sus trabajos en Ruan, y en 1544 acudió a París para ser nombrado escultor real en 1547, donde realizó numerosos encargos como las alegorías de Las Cuatro Estaciones, las Ninfas, unas Cariátides para la tribuna de los Músicos y realizó los signos delZodíaco para el antiguo ayuntamiento de París. Por estos mismos años Germain Pilon realizó numerosos monumentos funerarios con gran influencia de Miguel Ángel, entre los que descolla elCristo Resucitado con figuras de los guardianes, un grupo para la capilla de Enrique II conservado en el Museo del Louvre, cuyas figuras están inspiradas en composiciones pictóricas como el José de Arimatea de Rosso Fiorentino. El Cristo muerto se asemeja a los grabados de Parmigianino, pues las figuras buscan las diagonales y los escorzos son espectaculares, con los pliegues de los vestidos apretados y muy delgados, recordando los relieves de la antigüedad clásica. Fiel seguidor suyo fue su discípulo Bartolomé Prieur, quien trabajó al servicio de Enrique IV de Francia. Pierre Puget, llamado el «Bernini francés», fue ya un escultor tardío del Renacimiento; sobresalió su obra Milón de Crotona.

2.4 CULTURA EN FRANCIA

El interés político de los reyes de Francia por asentar sus dominios en tierras italianas tuvo consecuencias culturales, ya que fueron varios los artistas italianos que a partir de la segunda mitad del siglo XV se establecieron en la corte francesa, siendo Francisco I el principal mecenas de estos artistas, entre los que se encontraba Leonardo da Vinci. Hacia 1460 se estableció en Provenza el escultor Francesco Laurana, al que se considera el introductor del Renacimiento en Francia, que trabajó sobre todo en la parte sur del país. Una de sus esculturas más conocidas es el sepulcro de Carlos IV de Anjou en la catedral de Le Mans.

Uno de los temas más tratados en la escultura francesa de esta época es el del Santo Entierro y los monumentos sepulcrales donde la figura del yacente es tratada con gran realismo. Se representa el difunto como cadáver o incluso en esqueleto; en el momento de la transición, como es el caso del de Juana de Borbón en el Louvre. De este tipo son dos obras realizadas por Ligier Richier con policromía en blanco, negro y gris: el Memorial de René de Chalon en Bar-le-Duc en el que el esqueleto parcialmente descarnado tiende un corazón hacia el cielo; y el demacrado cuerpo yacente de Felipa de Güeldres en la Iglesia des Cordeliers de Nancy. Esta alegoría de la resurrección de los muertos llega mediante el camino de la «terribilità» italiana y del desvelamiento del interior del cuerpo, aunque no presente una anatomía perfecta a los ojos de la ciencia.

Con la influencia del hacer italiano se destaca Michel Colombe, escultor de la Reina Ana de Bretaña a principios del siglo XVI y que realizó por encargo suyo el sepulcro de sus padres, el duque Francisco II y Margarita de Foix en la catedral de Nantes. En las figuras yacentes del sepulcro todavíase aprecian rasgos góticos, no así en los elementos decorativos y en cuatro figuras de las Virtudes de tamaño natural colocadas en los ángulos del monumento funerario.

2.5 ECONOMÍA FRANCESA

Surgieron las primeras formas del sistema económico y social conocido como capitalismo y el comercio se convirtió en la principal fuente de riqueza, seguido por la industria.

La economía francesa declinó nuevamente en el siglo XIV bajo el efecto de la Guerra de los cien años, de la peste negra y de un enfriamiento climático.

Mientras que bajo el efecto del progreso de las técnicas agrícolas y la deforestación, la población se incrementó en Occidente desde el siglo X, cruzando un umbral que supera la capacidad de producción agrícola en ciertas zonas de Europa desde fines del siglo XIII. Las parcelas se redujeron debido a las divisiones sucesorias: en 1310 no llegaban a sumar el tercio de la superficie promedio que habían tenido en 1240.59 Ciertas regiones, como Flandes, estaban sobrepobladas e intentar ganar tierras cultivables al mar; sin embargo, para cubrir sus necesidades, optan por una economía comercial que les permite importar los productos agrícolas. En Inglaterra, desde1279, el 46% de los campesinos no disponían más que de una superficie cultivable inferior a 5 hectáreas. Ahora bien, para alimentar a una familia de 5 personas, son necesarias entre 4 y 5 hectáreas. La población rural se empobreció, el precio de los productos agrícolas disminuyó y los ingresos fiscales de la nobleza disminuyeron, mientras que la presión fiscal aumento y, por tanto, las tensiones con la población rural. Muchos campesinos probaron suerte como trabajadores temporales en las ciudades a cambio de salarios muy bajos que causaron también tensiones sociales en el medio urbano. El enfriamiento climático y la tendencia a optar por una economía fundada sobre la especialización y el comercio provocaron malas cosechas que se tradujeron en hambrunas (que habían desaparecido desde el siglo XII) en el norte de Europa en 1314, 1315 y 1316: perdió el 10% de su población y Brujas el 5% en 1316.

La nobleza debió compensar la disminución de sus ingresos terratenientes y la guerra fue un excelente medio: por los rescates percibidos tras la captura de un adversario, el pillaje y el aumento de los impuestos justificados por la guerra. Es así como la nobleza presiona hacia la guerra y, en particular, la nobleza inglesa, cuyos ingresos fueron los más afectados. En Francia, el rey Felipe VI debió reflotar las cajas del Estado y una guerra permitiría recaudar impuestos excepcionales.

2.5.1 Consecuencias

El crecimiento del comercio convirtió a ciertas regiones en económicamente dependientes de uno u otro reino. En esta época, el transporte de los productos se llevaba a cabo esencialmente por vía marítima o fluvial. La Normandía y la Champaña alimentan a París vía el Sena y sus afluentes y son, por tanto, pro-francesas. Por el contrario, Aquitania (que exporta su vino a Inglaterra), Bretaña (que exporta su sal) y Flandes (que importa lana británica) tienen intereses ingleses.

Así, como los flamencos querían escapar de la presión fiscal francesa, se rebelan de manera recurrente contra el rey de Francia. En este sentido, son destacables las batallas de Courtrai en 1302 (donde la caballería francesa fue aplastada), de Mons-en-Pévèle en 1304 y de Cassel en 1328 (donde Felipe VI sometió a los rebeldes flamencos). Los flamencos prestaron su apoyo al rey de Inglaterra, declarando incluso en 1340 que Eduardo III era el legítimo rey de Francia. Los dos Estados tenían toda la intención de aumentar sus posesiones territoriales para incrementar sus ingresos fiscales y reflotar sus finanzas. Desde entonces, las intrigas de dos reyes para lograr que Guyena, Bretaña y Flandes pasaran bajo su influencia condujo rápidamente a la guerra entre los dos Estados: durará 116 años, de 1337 a 1453.

Las consecuencias demográficas de la Guerra de los Cien Años y de la gran peste junto con una masa monetaria constante llevaron a un alza importante de los precios. Los productos orientales se volvieron más competitivos y se instauró un déficit comercial con Oriente, debido a la fuga de numerario hacia Oriente. Esto incentivó el comercio a larga distancia y el progreso técnico en el campo de la navegación, pero también volvió escasos a los metales preciosos, lo que hizo necesario cambios monetarios (que enrarecieron la tasa de metal noble en las monedas).

La guerra acarrea inseguridad en las vías comerciales, pero también monetaria (los cambios monetarios efectuados en repetidas ocasiones por los beligerantes condujeron a devaluaciones). La economía logra adaptarse: La recaudación tributaria se vuelve difícil de realizar y, desde Felipe el Hermoso, los reyes recurrieron a las conversiones monetarias para reflotar las cajas del Estado. El mecanismo consistía en que el Estado aumentaba la tarifa de compra del metal, lo que los atraía a los talleres monetarios, se acuñaba en seguida moneda en aleación bajándola la ley de metal precioso, lo que permitía aumentar las cantidades acuñadas e incrementar las tazas de señoreaje. Las prácticas que causaron devaluaciones fueron muy impopulares. Este descontento se acrecentó con las derrotas de Crécy en 1346 o de Poitiers en 1356 y condujo a fuertes movimientos contestatarios que resultaron en la gran ordenanza de 1357 que aspiraba a instaurar una monarquía controlada. Carlos V y, luego, Carlos VII logran restaurar la autoridad real, haciendo aceptar a los Estados Generales la permanencia del impuesto para financiar un ejército permanente contra la instauración de una moneda estable (el franco fue creado el 5 de diciembre de 1360). El Estado recobra su credibilidad al restablecer la seguridad monetaria, de las tierras y de las vías de comunicación: restaura las condiciones de un restablecimiento económico. Justamente, la victoria en la Guerra de los Cien Años fue posible con la creación de un ejército permanente gracias a un pesado aparato fiscal.

La inseguridad de las rutas comerciales fue nefasta para la economía de Francia. Aún peor, entre 1418 y 1435, Francia fue dividida en dos debido a la guerra civil entre armañacs y bourguignons, luego por la ocupación inglesa, lo que significó que el comercio de norte a sur fuera cortado: los intercambios peligraron y el comercio se reorganizó sobre los ejes transversales que permitieron unir los centros de consumo con el mar. En el norte, controlado por los ingleses y los bourguignons, la cuenca del Sena drena el comercio entre Inglaterra, Normandía, Champaña y Flandes. París, la ciudad más poblada de Occidente, era un enorme centro de consumo (cuyas ferias reemplazaron a las de Champaña) y Ruan que ocupa un lugar estratégico en la desembocadura del Sena se convierten en centros de intercambio de primera importancia. En el sur, controlado por los franceses, el Loira se convierte en el eje comercial predominante, la ruta se desplaza, lo que alimenta el consumo. El eje del comercio terrestre dominante entre los polos económicos mediterráneo y hanseático se convierte en el eje del valle del Po y del Rín, en detrimento del eje del Ródano. Habiendo perdido terreno a inicios del siglo XIV debido a la competencia de las ferias de Chalons mejor ubicadas con respecto al eje del Ródano (donde los flujos comerciales se aceleraron con la instalación de los papas de Aviñón) y de intensificación del tráfico marítimo en torno de la península ibérica, las ferias de Champaña peligraron en beneficio de París, Fráncfort y Ginebra (estas últimas situadas sobre el nuevo eje comercial norte-sur se convierten en zonas de intercambio de primera importancia ). Igualmente, Amberes se convierte en un lugar de intercambio de primer orden a expensas de Brujas. El comercio del textil se realizaba por vía marítima rodeando España y en beneficio de los mercaderes italianos. El rol comercial de Francia, potencia continental, disminuye.

Después de 1453, la toma de control de Guyena por Francia castiga profundamente a esta región que exportaba masivamente su vino hacia Inglaterra. De igual manera, la devastada Normandía fue fuertemente castigada por la guerra. La única región costera en salir del apuro fue Bretaña que aprovechó su posición estratégica para el comercio marítimo entre el Mediterráneo y el Mar del Norte, que exportaba su sal y que estuvo durante toda la Guerra de los Cien Años del lado de los vencedores (pro-inglesa en 1360, neutral y luego pro-francesa en el siglo XV): desarrolló una flota comercial honorable, pero permaneció muy atrasada con respecto a los italianos, desde el punto de vista de técnicas comerciales.

El cese repetido del tráfico del canal de la Mancha influencia fuertemente la industria textil flamenca que, a inicios del conflicto, importaba lana inglesa. Para cubrir esta falta, los ingleses van a volverse menos dependientes económicamente de Flandes, transformando directamente su lana en ropa. Para ello, son ayudados por las medidas incentivadoras del rey de Inglaterra que impone muchos menos impuestos a la ropa que a la lana y que, desde 1337, acuerda grandes privilegios a todo obrero extranjero que se establezca en las ciudades inglesas, prohibiendo la exportación de lana hacia Flandes y la importación de telas. Frente a esta situación, varios tejedores flamencos itinerantes llegan a tentar suerte a Inglaterra. Antes de la gran peste, Flandes sufre una crisis demográfica que ocasiona una gran emigración. Los confeccionistas flamencos importaron entonces su lana de España (lo que volverá económicamente lógica la integración al imperio de los Habsburgo, mientras que los lazos con Francia disminuyeron con la pérdida de influencia de las ferias de Champaña) y desarrollan materias primas de sustitución, como el lino. La competencia inglesa disminuye los beneficios de los tejedores, la economía flamenca desarrolla otras actividades, como el sector financiero.

La Guerra de los Cien Años resolvió el problema de la crisis demográfica y política. La dinastía Valois supo hacer aceptar la instauración de una fiscalidad directa y permanente contra la restauración del Estado (moneda estable, ejército permanente que asegurara el territorio). La recuperación fue, en principio, agraria y Francia retomó rápidamente su rango de gran potencia agrícola. Los terratenientes crearon las condiciones atractivas para repoblar sus tierras. Además, fueron las tierras más fértiles las que fueron deforestadas. El recurso al fermage y a la mediería devino cada vez más frecuente. El reino de Francia intentó también recuperar su retraso comercial. Jacques Cœur decide romper la hegemonía comercial italiana en el Mediterráneo y reactivar la vía del Ródano. Arma galeras a expensas del rey y relanza el puerto de Montpellier. Luego, Luis XI prosigue su obra y apoya el establecimiento de las ferias de Lyon. Esta vía tenía en efecto una gran ventaja con respecto a la vía alpina que abastecía las ferias de Ginebra y de Fráncfort y que no era practicable más que a lomo de mula: muy poco accidentada permite el paso de grandes carretas. Ahora bien, a causa de la utilización intensiva de la artillería por los franceses al fin de la guerra se habían realizado grandes progresos en el diseño de los carros. El costo del transporte terrestre disminuye: entre 55 y 73 denarios por tonelada transportada y por kilómetro si se recurre a una bestia de carga contra solamente 9 a 12 denarios si se utiliza una carreta. France sigue siendo sobre todo exportadora de cereales, sal y telas.

Finalmente, la evolución progresiva hacia la escasez de metales preciosos y el crecimiento del comercio con Oriente empujan al establecimiento de vías comerciales hacia Asia y a encontrar nuevas fuentes de metales preciosos. Con la mejora de las técnicas de navegación, los viajes transoceánicos se vuelven posibles. A partir de mediados del siglo XV, todo empuja hacia los grandes descubrimientos. Por esto, los resultados de la política comercial que privilegian el eje del Ródano fueron mitigados por ser muy tardíos: a fines del siglo XV, con el avance otomano (Constantinopla cae en 1453), el comercio mediterráneo pierde su dinamismo: es por el Atlántico por donde transitan las riquezas.

2.6 CAMBIOS RELIGIOSOS EN FRANCIA

Se modificaron las costumbres religiosas y se rompió la unidad cristiana de la iglesia católica. En muchos aspectos y teocéntrica (colocaba a Dios y, por consiguiente, a todo el conjunto de la actividad de la actividad religiosa en el centro mismo de la preocupación de las actividades del ser humano), la cultura renacentista fue humanística y antropocéntrica.

2.6.1 Las guerras de religión

El aumento de la población, sin el correspondiente aumento en la producción, y la inflación monetaria llevó a la mayoría del pueblo a la pobreza. La Reforma protestante, que se extendió desde Alemania durante el reinado de Francisco I, había atraído a muchos seguidores; pero en las décadas de 1540 y de 1550 los postulados y doctrinas de Juan Calvino desarrollaron en Francia una forma peculiar del protestantismo, y consiguió el apoyo de muchos seguidores entre la nobleza y el pueblo llano. Enrique II consideró el calvinismo una amenaza a la autoridad real e intentó acabar con él. Bajo el reinado de sus tres hijos, que le sucedieron, las guerras de Religión, donde se mezclaron conflictos religiosos, políticos y dinásticos, desgarraron el país. El fanatismo religioso de los combatientes y la brutalidad de los mercenarios hicieron que en la guerra fueran habituales los saqueos, la crueldad y las atrocidades.

2.6.2 El régimen de Catalina de Medici

A la muerte de Enrique II en 1559, subió al trono su hijo de 15 años de edad Francisco II, que sucedió a su padre sólo durante dos años, 1559 y 1560. A Francisco le sucedió su hermano de 13 años, Carlos IX, que reinó hasta 1574. La reina madre, Catalina de Medici, fue la gobernante virtual durante casi todo este tiempo y continuó influyendo en el reinado de su tercer hijo, Enrique III (1574-1589). La principal preocupación de Catalina consistió en defender la autoridad real de sus hijos, comprometida por los enfrentamientos entre católicos y hugonotes. En este contexto se produjo la famosa masacre de la Noche de San Bartolomé, que tuvo lugar en París en agosto de 1572, cuando los católicos, aprovechando una reunión de dirigentes protestantes y sus numerosos seguidores, les atacaron asesinando a unas 2.000 personas.

El último hermano de Enrique III murió en 1584 y Enrique de Navarra, descendiente de Luis IX y dirigente de los hugonotes, pasó a ser el heredero del trono. Rechazado por la perspectiva de ser un rey herético, algunos de los miembros del partido católico conspiraron para impedir esta sucesión mediante la sustitución del rey Enrique III por Enrique I de Guisa, dirigente de la Liga Santa. Alertado sobre esto, Enrique III convocó a Enrique de Guisa a una reunión de los Estados Generales en Blois en 1588, donde éste fue asesinado. Al año siguiente el propio rey Enrique III —el último de la dinastía de los Valois— cayó víctima de la espada de un asesino. Enrique de Navarra, como heredero legal, ascendió al trono con el nombre de Enrique IV de Francia, pero de hecho sólo fue reconocido por los hugonotes. Tuvo que defender sus pretensiones al trono ante la Liga Santa y sus aliados españoles, que ocuparon París. Enrique IV comprendió que, aunque él y sus seguidores fueran protestantes por convicción, la mayoría de los franceses seguían siendo fieles católicos, por lo que en 1593 se convirtió públicamente al catolicismo. Al año siguiente fue coronado en la catedral de Chartres y, poco después, le dieron la bienvenida en París, donde se dice que exclamó: “París bien vale una misa”. Así se estableció la dinastía de los Borbones en el trono francés. Emmanuel BUCHOT y Encarta.

2.7 ORGANIZACIÓN SOCIAL EN FRANCIA

En esa época los monarcas unificaron sus territorios y aprovecharon la debilidad de la nobleza feudal para centralizar

Además, cambió la mentalidad de la época con la difusión de la cultura, la creación de obras de arte y el surgimiento de la ciencia moderna; la forma de vida de los habitantes de Europa occidental se modificó y, lo que es más importante, también su forma de pensar.

La burguesía se había enriquecido y tenía gran influencia en el gobierno de las ciudades; deseosos de una mayor cultura, protegieron a los artistas y sabios.

2.7.1 SITUACIÓN POLITICA

Continúa la emergencia de la burguesía, y su independización de la nobleza feudal, ya iniciadas en la baja Edad Media. Desaparece -aunque no del todo- la idea medieval de la unión de la cristiandad regida en lo temporal por el emperador y en lo espiritual por el papa. En su lugar aparecen consolidados los primeros Estados nacionales que habían comenzado a gestarse en la baja Edad Media: Castilla, Aragón (que desde 1480 caminarán hacia un proceso paulatino de fusión como Reino de España). Portugal, Francia, Inglaterra, Dinamarca, Polonia; y otros de desarrollo más tardío: Suecia, Rusia, y, a partir de 1530, Prusia, Milán y Toscana. Pero a pesar de los numerosos cambios producidos en esta época, la organización feudal permanece en pie. Eso se debe a que gran parte de la economía descansa aún sobra la agricultura –en manos de los nobles terratenientes- y sigue muy arraigada la cultura tradicional. Además la nobleza acapara gran parte de los cargos administrativo del Estado.

En el siglo XVI se inicia un periodo de guerras que continuará a lo largo del siglo XVII. Especial importancia tuvo el enfrentamiento entre Francia y España a lo largo de todo el siglo por el dominio de Italia.

Entre 1490 y 1527 vive Nicolás Maquiavelo, el primer escritor que se plantea la política como una ciencia independiente, dejando de lado consideraciones teológicas o morales. Su libro El Príncipe pretende ser una guía que ayude en la consecución del éxito político, al margen de cualquier otra consideración (para cuya elaboración se basó, en gran medida, en el análisis del modo de actuar de Fernando de Aragón y otros gobernantes del pasado o de la época).

3. CONCUSIONES

 Aprendimos lo que nos aporto Francia en el renacimiento en general.

 Conocimos los inicios del Renacimiento Francés a finales del siglo XVI.

 Comprendimos el cambio económico, religioso, artístico, cultural, literario, científico, social y político que hubo en esta época.

 Distinguimos cada una de los cambios de la historia del renacimiento.

 En conclusión podemos decir que el pasado es importante ya que con él podemos formar un futuro mejor.

4. WEBGRAFIA

 http://www.monografias.com/trabajos2/renacimiento/renacimiento.shtml#ixzz2fRfNSZIc

 http://es.wikipedia.org/wiki/Renacimiento

 http://es.wikipedia.org/wiki/Renacimiento#Renacimiento_en_Francia

 http://blogs.ua.es/espanafrancia/el-siglo-xvi/contexto/europa-a-finales-del-siglo-xvi/la-sociedad-espanola-del-renacimiento/

5. ANEXOS

Fontainebleau fue la auténtica capital artística de Francia durante el Renacimiento.

La Resurrección, obra de Germain Pilon. Todo procede aquí de Miguel Ángel. Museo del Louvre, París.

Las Cuatro Estaciones de Jean Goujon, (c.1547) (Musée Carnavalet, París).

Escultura Francesa. Memorial de René de Chalon en Bar-le-Duc obra de Ligier Richier.

Europa en el siglo XVI.

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