Serenas aguas

SERENAS AGUAS

Desde muy pequeña amaba ver documentales y programas de televisión sobre el mundo animal y los ecosistemas. Recuerdo estar en mi cuarto, acostada cómodamente en mi cama y con el televisor encendido viendo National Geographic, me sentía tan relajada y feliz, era muy interesante y captaba mucho mi atención ver animales siendo y haciendo cosas de animales. El mar era de mis cosas favoritas, las hermosas y “serenas” aguas eran tan fascinantes para mi yo de 10 años, que soñaba con ir algún día a conocerlas.

En febrero del 2021 antes de pandemia, menos mal, fui de viaje con mi mamá y mi hermano menor a la isla de San Andrés por una semana, ese viaje fue mi regalo de cumpleaños número 15 y recuerdo estar muy emocionada por conocer el mar.

Mi mamá trabajo exhaustamente por casi un año para poder realizar el viaje; y, que mi hermano y yo pudiéramos guardar ese bello momento como un recuerdo importante en nuestras vidas, era algo que mi mamá tenía como objetivo. Por lo que ella reunió el suficiente dinero no solo para pagar los tiquetes e ir a conocer la isla, sino que también, pagó diferentes actividades en la isla para poder disfrutar mucho más.

Llegamos a la isla, el viaje en avión no fue realmente difícil para ninguno de los tres, de echo fue muy bonito y bastante corto. Al llegar al aeropuerto todo iba de maravilla, dejamos nuestras maletas en el hotel y salimos a caminar un poco, obviamente con dirección a la playa; en el camino nos encontramos con varios almacenes, estatuas y pinturas espectaculares, yo estaba fascinada. Pero, al llegar a la orilla del mar todo cambió, toda la emoción que tenía acumulada desde hace tanto tiempo se esfumó, sentí miedo; no, no salí corriendo ni trepe ninguna sombrilla, simplemente estaba de pie inmóvil, como otra de las tantas estatuas que habían en la isla y con una sensación de vulnerabilidad ante tal escenario, viendo las revoltosos olas y el interminable horizonte, fue aterrador. A pesar de esto, al tercer día allí, me metí a bucear a 10 metros de profundidad.

Es la experiencia más increíble que he tenido, no habían muchos colores llamativos ni peces tropicales por todos lados, gracias polución, no esperaba menos de ti; pero la relajación y lo libre que me sentí lo compensaron. Le agradezco a mi mamá por todo, desconocía tanto a la isla como a mi misma y fue un momento tan significante que y fantástico que me ayudó a descubrir

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