Sintesis Donde Habitan Los Angeles

Resumen de la crónica “El otro lado”.

Una claridad azul empieza a rebotar en las paredes. Un gallo madrugador compite contra la sirena de la fábrica. La vida comienza a agitarse en las esquinas. Don Arnulfo monta en su bicicleta y comienza el trayecto conocido. La señora Lolita arrima las últimas naranjas y la licuadora para los chocomiles callejeros. El Patotas cuelga con amoroso cuidado su sylvertab de fayuca, su camiseta quicksilver y con igual cuidado se pone el overol de trabajo.

Dijeron en el periódico que la vida en el barrio es pura violencia, nomás delincuencia, puras fotos de muertos.

Por la puerta entra la Virginia, que se hace la aparecida, así como no queriendo, y es que desde hace varias semanas la panza le duele cuando ve al Patotas. Que dice Lolita que si no van a querer sus chocomiles . Y el patrón, que algo se malicia, le dice al Patotas ándale tú, vete por los chocomiles; pos sí, pero mejor me cambio primero; no sea payaso, que al cabo a la Viky no le importa.

El día transcurre sin mayores sobresaltos, la vida llega al taller en forma de sonidos y olores marcando ritualmente el paso del tiempo. Por el radio “cada hora en la hora”, se van enterando que si mataron al fulano que al otro ya lo acusaron de corrupción. El Patotas como que medio alcanza a conectar esas noticias con lo que leyó en el periódico y se pregunta donde esta la violencia y la delincuencia de a deveras.

En la esquina sus compas escuchan en una graba a Tex-tex, y como todavía es temprano el Patotas se sienta en la banqueta a descansar la musculatura y a cabulear a los que iban pasando. El Patotas se aleja rumbo a la casa de la Virginia. Después del silencio. ¿Habrá quién escriba la historia desde este lado del barrio?. Bajo el zaguán Virginia lo recibe y lo protege de la noche, sin decir una palabra lo alivia con un beso a la Virginia.

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