Sistema nervioso de la empresa

En el contexto organizacional la comunicación es el alma o “el sistema nervioso de la empresa” (Puchol, 1997), debido a que por medio de ella se mantienen unidas las diferentes áreas y se logra un contacto directo con los grupos de interés que son importantes en el desarrollo de su objeto social.

No obstante el creciente interés que tiene este tema en la vida empresarial, a veces pareciera que se sigue menospreciando el efecto de las comunicaciones en la empresa y se delega de manera secundaria a una dependencia la “función” de informar eventos y hacer promoción de la empresa, sin el compromiso decidido de la gerencia y sin el aporte de la organización como un todo. Es decir, se confunde comunicación con información.

Es claro que la comunicación va más allá que la información, dado que ésta última es sólo un elemento del proceso comunicativo y por sí solo no produce comunicación, se requiere la interacción entre el emisor y el receptor, así como el dinamismo de la interacción y retroalimentación entre ellos para que se produzca una verdadera comunicación.

A la luz de lo anterior, aparecen los conceptos de comunicación interna y externa, que se convierten en poderosas herramientas para hacer una gestión efectiva de la comunicación según los grupos de interés con quien la empresa tiene relación.

En cuanto a la comunicación interna, ésta permite cubrir las necesidades de comunicación que tienen los diferentes integrantes de una organización, ya sea en su rol de individuos o como equipos de trabajo, debido a que si vemos a la empresa como un sistema integrado, es la comunicación interna la que permite mantener coordinadas las partes y así lograr los objetivos estratégicos organizacionales, además permite mantener motivados a los miembros de la empresa y orientar los cambios estratégicos que se requieren en el momento oportuno.

La comunicación externa, por su parte, se refiere a la relación comunicacional que tiene la empresa con los demás grupos de interés que se encuentran en su entorno, a saber proveedores, clientes, gobierno, medios de comunicación, competencia, comunidad, entre otros, y es de vital importancia para la empresa, así como la comunicación interna. Aunque en la mayoría de las ocasiones, este tipo de comunicación se deja en manos de dependencias específicas, es claro que los miembros de una organización también hacen parte de la comunicación externa, en cuanto a que ellos son portadores del mensaje positivo o negativo que tengan frente a la empresa. La comunicación externa es una poderosa herramienta para dar a conocer lo que la empresa, sus proyectos, su apoyo a la comunidad y finalmente la posiciona en el entorno.

Estos dos tipos de comunicación deben trabajar de manera coordinada pues son interdependientes, el problema es que en la mayoría de las organizaciones se da más importancia a la comunicación externa, es decir, a lo visible, dejando de lado la comunicación interna, tal vez porque no la consideran importante y no han dimensionado el impacto que produce en la empresa una comunicación cortada entre las diferentes personas, equipos de trabajo y áreas. A manera de metáfora Gómez y Patiño (1998) expresa: “se da mucha importancia a la ropa externa, a la que se ve, a la que la gente puede valorar, olvidando en ocasiones que el éxito de que una ropa externa siente bien, reside en la calidad y el diseño de la ropa interior”.

Como conclusión la comunicación representa una herramienta de gran importancia en el funcionamiento de cualquier empresa u organización. No obstante aún existe cierto rezago en nuestras organizaciones, pues aún hace falta encontrar el valor de la comunicación como un verdadero activo para la gestión empresarial, dado que se otorga más atención a la información como tal que al concepto de comunicación

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