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Sol De Maxcanú


Enviado por   •  23 de Mayo de 2012  •  398 Palabras (2 Páginas)  •  352 Visitas

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Sol de Maxcanú

ENERO 19, 2012

Sol de Maxcanú

Hay leyendas que son vida cotidiana. Suelen ser las mejores; también las mas ignoradas por la escritura. Pero viven en las voces y en el paladar de las personas.

Un patio como tantos, fresco y amable, gracias a su techo de palma. Mesas y sillas lo adornan con la simplicidad y la contundencia de los objetos que a todos nos acompañan. Alguna lagartija camina por los muros que lo rodean olfateando tal vez el llamado tentador de las cazuelas colmadas de delicias.

Doña Sol ha partido a compartir sus desayunos con los ángeles hace ya siete años.¡ Es que no podía dejar solo a su esposo quien ya lo había hecho un año antes!. Pero por suerte nos dejó a sus hijas en esta tierra para seguir convidándonos a diario las fantasías que alguna vez sus manos transformaron en realidad.

Doña Rosita, una de sus cuatro discípulas nos cuenta que mientas su hermanita sale de madrugada al mercado para comprar la carne fresca con la que a diario preparan los platillos,“porque la carne refrigerada no sabe igual” , ella, otra de sus hermanas y alguna joven ayudante comienzan a tortear y a encender el carbón. Y aún no ha amanecido en Maxcanú, pues le cuelga aún para que sean las cinco de la madrugada.

En esas madrugadas de manos veloces y sazones exquisitos nacen los tacos de Poc Chuc que los vecinos de esta ciudad disfrutan en las mañanas desde hace mas de cincuenta años, o el insuperable frijol con puerco de los medio días.

Y sabemos los años que han transcurrido desde el nacimiento de estas exquisiteces pues Rosita relata que antes de tener este pequeño local que ni siquiera lleva el nombre de “Sol” (tal vez para se coherente con el rasgo de la discreción que la caracteriza lo nombraron “comedor Cristi” como miles de comedores populares mexicanos) ya ella salía con su madre, Doña Sol, a vender comida hasta la hacienda “Granada” , situada a ocho kilómetros de Maxcanú. “Y lo hacíamos a pie”, aclara ; a veces solas o en ocasiones acompañada por un sastre: su padre.

Pero esta historia recién empieza. Hay mucho aún que conversar con Rosita y sus hermanas. Estas líneas son apenas para dejar claro que las mejores historias, las más verdaderas, las más sabrosas están entre nosotros. Solo hace falta observarlas, contarlas y el que pueda o quiera…escribirlas.

Gerardo Cirianni

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