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Texto Expositivo


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2013  •  566 Palabras (3 Páginas)  •  348 Visitas

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Las herramientas tecnológicas son eso: herramientas. Como tales, pueden ser usadas de manera funcional o disfuncional. Con un martillo se puede construir una mesa o romperle la cabeza a alguien. El martillo no es bueno en un caso y malo en el otro. Se trata del uso, y éste es responsabilidad de quien lo porta. Las redes sociales son instrumentos que pueden resultar útiles a la hora de transmitir ciertas informaciones, estimular algunos reencuentros, convocar a determinados espacios colectivos en los que se protegen y honran valores de la vida ciudadana.

Y pueden socavar las redes vinculares reales y empobrecer la vida de los individuos cuando se las pretende como sucedáneos de las relaciones interpersonales reales y trascendentes (amistad, pareja) que crecen, se profundizan y se enriquecen al calor de tiempo y experiencias compartidas, de vivencias atravesadas en mutua compañía, de conversaciones, silencios, esperanzas y dolores que se viven cuerpo a cuerpo y jamás pueden ser remplazados por un relato o una imagen.

En la actualidad se da el fenómeno por el cual hoy aparece una obsesión por la visibilidad en cualquier tipo de pantalla, por cualquier tipo de motivo y por la razón o tiempo que fuere, como si muchas personas no estuvieran seguras de su propia existencia y carecieran de identidad a menos que esta se verifique en el mundo virtual. Un camino del interior al exterior, del alma a la piel, del cuarto propio a las pantallas de vidrio.

Cuando las personas están inmersas en proyectos y vínculos significativos en los que vislumbran un sentido existencial, las relaciones virtuales son sólo un condimento, algo tangencial, parte de vivir en este tiempo, una herramienta circunstancial y útil. Pero si las vidas flotan en el vacío aparece el riesgo de confundir a estas herramientas con una tabla de salvación, para terminar ahogándose en ellas.

Si bien la confianza implica un juicio de valor, sea justo o injusto, confiar es una demostración de entrega y respeto. Confiar implica una presunción, un voto de credibilidad y de seguridad. Sólo un inconsciente pondría en nuestras manos o sobre nuestras espaldas un secreto, un acto de amor, una responsabilidad, sin antes conocernos bien.

Tanto como dador o donante, es fundamental reflexionar sobre el grado de respeto, aprecio y aprobación que se juega entre las partes. Podemos confiar en un líder negativo o en alguien que no tiene todas las virtudes que creemos necesarias para la misión encomendada. Podemos ser ilusos, equivocarnos, podemos ser engañados. Pero peor será lamentarse por no habernos comprometido lo suficiente en la elección, en la decisión de que él/ella o ellos/as podían respetar y cumplir con nuestra pacto.

Podemos recibir la confianza de alguien sin prejuicios o sin el más mínimo grado de consideración. Muchos, por comodidad o falta de compromiso, delegan hasta el cuidado de lo más

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