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Una lágrima en un tsunami

jioloooiloInforme26 de Octubre de 2020

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Una lágrima en un tsunami

Saray Avilés García

        Ilustración: Alberto Cutillas García




Creo que la poesía es algo que se siente, y si ustedes no sienten la poesía, si no tienen sentimiento de belleza, si un relato no los lleva al deseo de saber qué ocurrió después, el autor no ha escrito para ustedes.

        Jorge Luis Borges




        Introducción

                Cuando escribo, a menudo, me veo como una pequeña niña. Chiquitita, diminuta, insignificante, frágil. Me imagino en una habitación vacía y muy amplia. Me veo ahí, sentada en una esquina, mirándome con ojos vidriosos, con un puchero, con cara de haber perdido algo de un valor incalculable.

                Entonces, con delicadeza, me acerco a ella, a mí. Y le pregunto. Cuando ella responde, escribo. Ella narra, yo solo transmito lo que esa pequeña niña cuenta en un hilillo de voz.

                Y siempre me surge la misma duda, ¿qué es lo que ha perdido? La miro y veo la piel erosionada, la ropa magullada, los zapatos desaparecidos. Pero sé que no es eso.

                Hay una leyenda japonesa que explica el porqué del primer tsunami. Al comienzo de ella, narra que, un yokai en forma de ballena, devora a un pequeño ciervo y él, dentro de su estómago, llora lágrimas tan puras que perforan a la ballena y además, la mata. Un pájaro que pasa por allí va a contar lo acontecido a distintas aldeas.

        Para mí, ese ciervo es la niña y, la ballena que lo devora, es la oscuridad en sí misma. De alguna manera, siempre logra salir de sus profundidades y yo, como ave que soy, narro sus vivencias.

                Este libro cuenta una pequeña parte de la historia de esa niña, del ciervo.

                                                                                                                                                         


Generación

                Y si al final no hay más que comedia deja que el río nos lleve a los dos.

        Vetusta Morla

                La pequeña del cuento, envuelta en dulces presagios y amargos tiempos se acuna en las piernas del destino mientras este le escurre los pensamientos. En ese instante, en el sótano de algún pesimista, nacen goteras cada vez que los nubarrones salen de ella.

                La niña recolecta entre sus pestañas los falsos mitos que construyeron sus ojos.

                Solo se permitía recitar, con la elegancia que le habían enseñado sus seis vidas anteriores, aquellos cuentos en la intimidad de esas cuatro paredes. Como un rezo, un ritual secreto para invocar a los fantasmas de un falso amor, empezó a cantar.

                 


Oasis

                ''Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.''

        Luis Cernuda

        La vida se extingue entre mis dedos como una margarita pulverizándose ante mis ojos. Los pétalos se caen sin preguntas y yo tengo todas las respuestas, pero a nadie le importa.

        Esquivo la felicidad como si se tratara de una jauría de lobos que se empeña en abalanzarse sobre mí para lamerme el pasado, pero yo solo veo dientes afilados, como si fueran el puñal y yo solo un globo.

        He lastimado tantas veces a mi propia paz que me aterra coger a la felicidad en brazos y no saber tratarla. Y jamás querría lastimarte.

        Paseo entre las hojas de Benedetti, cito a Cortázar, aúllo en silencio a las palabras de Pizarnik, me enamoro de Sabines y vuelvo a empezar, salto una y otra vez entre sus palabras y recojo un pedazo de mí que aún no había descubierto y luego te los recito con la esperanza de que puedas bucear entre mis pensamientos.

        Cada vez que renazco traigo conmigo una nueva pieza de alma. No me da miedo perderme de nuevo, me da miedo no volver a regresar, no volver a sentir esta angustia cuando comienza algo nuevo, no volver a sonreír como si fuera la primera vez que lo hago, no reconocerme, no saberme.

        ¿Y si me encuentro en ti y mi ceguera no me deja volver a mí? ¿Y si lo pierdo todo por no perder un pedazo de ti?

        Pero aún soy demasiado niña. Aún vivo de la ilusión, aún sonrío al ver la luna e imagino que es mi amiga, aún recurro a la magia y huyo de la realidad y aún sigo siendo una lágrima que nunca se consume.

        Me gustaría ser más, no solo un castillo de naipes que se desestabiliza cuando hace viento y luego todas sus cartas caen una a una al suelo hasta que yo misma decido que es hora de alzarlas de nuevo.

        Solo tengo unas manos que intentan aprender a querer, un alma ilusionada y un poco triste, las cenizas de lo que fui, la certeza de quien soy ahora y la convicción de que no seré la misma dentro de un día.

        Ya ves que solo soy niña perdida y huidiza, niña con valentía y miedo entrelazados enredándose en mi pelo. Huyo de tu mirada porque la mía no sabe mentir y diría todas las cosas que entierro en mi garganta y solo saco en la oscuridad cuando nadie mira.

        Si me preguntas, diré que no se nada. Si me miras, sabrás que te quiero a ti. Si me tocas, comprenderás mi miedo.

        Eres todas las cosas que creí nunca poder encontrar. Eres un atardecer, el sonido de un piano, la tranquilidad de un abrazo, una caricia. Siento que mi alma ya conocía a la tuya incluso antes de si quiera hablarnos, llevaban años bailando la misma canción, pero nunca nos encontramos. Y ahora que lo hemos hecho, quiero bailarla contigo hasta mi último aliento.

        Deja que mis brazos sean los que te arropen cuando sientas al mundo gritar, deja que sea mi voz la que te acune en tus días grises y mi mano la que camine a tu lado. Déjame ser compañera de viaje, volar a tu lado y nunca nunca nunca cortarte las alas.

        Quiero ser refugio, quiero ser amiga, pero también hablar contigo en el dialecto de los enamorados.

                                        


Céline

                Porque tu boca es sangre

        y tienes frío

        tengo que amarte amor

        tengo que amarte

        aunque esta herida duela como dos

        aunque te busque y no te encuentre

        y aunque

        la noche pase y yo te tenga

        y no

        Mario Benedetti

        Porque me miras y no.

        Porque me abrazas y no.

        Porque me besas y duele.

        Porque la noche llueve y las estrellas son agujas y sueño que caen sobre mí.

        Porque dueles, porque sanas, porque retuerces, arañas, matas, revives, fortaleces, iluminas.

        Porque miras implacable a mis ganas y con un suspiro matas mis esperanzas.

        Porque amas y amas y amas. Pero nunca a mí. Siempre tarde.

        Porque soy noche y luna y estrellas y a ti nunca te enseñaron el idioma de los aullidos.

        Porque nunca lo entenderías, incluso si lo intentaras.

        Arropada entre sueños me imagino que lo intentas.

        Y te pienso.

        Te pienso a cada instante, entre los minutos en los que pongo en orden mi día, cuando como, cuando río, cuando lloro. Siempre te anhelo.

        Tu ausencia forma un vacío en mi piel, en mis labios, mis ojos, mis latidos.

        Me dueles.

        Siento el hilo que tú no sientes conmigo. Se aferra a mi meñique, palpita cuando tú palpitas. Se enreda en mí y corta. Corta cada vez que tiras para alejarte. Corta cada vez que no nos ves. Corta y cuando corta... mi corazón sangra.

                                         


Tracy

                Quando me lembra: esse sabor que tinha

        A tua boca... o eco dos teus passos...

        O teu riso de fonte... os teus abraços...

        Os teus beijos... a tua mão na minha…

        Florbela Espanca

                Las que fui, la que soy y las que seré se unen para quererte en este instante que nunca acaba y siempre vuela.

        Cuando tu mirada se cruza con la mía nace una ilusión; tan pequeña, tan huidiza y frágil como mi corazón. La guardo en mi sonrisa para que no se marchite, la protejo entre tu mano y la mía para que se fortalezca y la encierro en estas palabras para que viva.

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