El valor del silencio en tiempos de ruido
Samuel12332Ensayo20 de Agosto de 2025
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Vivimos en una época donde el ruido parece ser la norma. No solo el ruido físico de los carros, las bocinas o los parlantes a todo volumen, sino también el ruido digital, emocional y mental. Las redes sociales nos bombardean con opiniones, imágenes, noticias y estímulos constantes. En medio de todo ese bullicio, el silencio ha pasado a ser visto como algo incómodo, casi sospechoso. Pero ¿y si el silencio fuera justo lo que necesitamos?
El silencio no es vacío. Es espacio. Es pausa. Es el momento en que uno puede escucharse a sí mismo sin interferencias. En la escuela, por ejemplo, hay días en que uno se siente saturado: tareas, clases, conversaciones, notificaciones. Y a veces, lo único que hace falta es quedarse quieto, sin hablar, sin mirar el celular, solo respirar. En ese instante, uno empieza a notar cosas que antes pasaban desapercibidas: cómo se siente el cuerpo, qué pensamientos aparecen, qué emociones estaban escondidas.
En la historia, el silencio ha sido usado como forma de resistencia. Cuando las palabras ya no alcanzan, cuando hablar se vuelve peligroso, el silencio puede ser un acto de fuerza. También ha sido símbolo de respeto, de duelo, de contemplación. En muchas culturas, guardar silencio es una forma de honrar lo sagrado. Pero hoy, parece que nos da miedo. Como si estar en silencio fuera sinónimo de estar desconectado, aburrido o fuera de lugar.
Personalmente, he aprendido que el silencio no es ausencia, sino presencia. Es estar realmente ahí, sin distracciones. Es mirar a alguien a los ojos sin decir nada y aun así entenderlo. Es caminar sin audífonos y escuchar cómo suenan los pasos, cómo canta un pájaro, cómo respira la ciudad. Es escribir sin música de fondo y dejar que las ideas salgan sin filtro.
En tiempos de ruido, el silencio es un acto de rebeldía. Es elegir no responder de inmediato, no opinar por opinar, no llenar cada segundo con algo. Es permitir que la mente descanse, que el corazón se acomode, que el alma respire. Y aunque no siempre es fácil, vale la pena intentarlo.
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