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Adam Smith Y La Simpatía


Enviado por   •  1 de Agosto de 2013  •  694 Palabras (3 Páginas)  •  541 Visitas

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La entrada anterior contra la compasión me llevó a revisar cosas escritas por los utilitaristas cuyas ideas me gustan mucho, justo al medio entre la especulación vacía de los antiguos y la ingenuidad de los racionalistas. Existe una corriente de pensamiento de los que tienden a ver las cosas como parecen ser y no como les gustaría que fueran, esta corriente ha tomado varias formas desde los hedonistas, cínicos, estoicos y finalmente los utilitaristas que son, yo creo, como un último eslabón de una forma de pensar más práctica antes que especulativa.

Stuart Mill, Bentham (el del Panopticón),Espinoza y el gran proto-utilitario Adam Smith profeta, para muchos de una autoridad solo ligeramente inferior a los de la biblia (Galbraith), fueron notables ejemplos de utilitarismo y están en la base de las ideas neoliberalistas que tanto obsesionan al compañero Evo.

De Adam Smith hay dos libros fundamentales: la Teoría de los Sentimientos Morales y lla Riqueza de las Naciones, algunos han escrito que ambos libros son contradictorios En los Sentimientos Morales, atribuye nuestras acciones a la simpatía; en su Riqueza de las Naciones, las atribuye al egoísmo (William Buckle, Historia de la Civilización de Inglaterra). Sin embargo esta contradicción parece que es solo aparente, Smith siempre afirmó que nuestras acciones reponden al egoismo en sus distintas formas, lo interesante es el papel que le da a la simpatía.

La simpatía según Adam Smith es como un árbitro imparcial, que aprueba o desaprueba nuestras acciones, es un concepto curioso pero bastante real, nosotros aprobamos o desaprobamos muchas cosas por simpatía, pero más que un árbitro imparcial creo que la simpatía es bastante instintiva. La simpatía no obedece a razonamientos, simpatizamos con la derecha o la izquierda, con los introvertidos o los extrovertidos, muchas veces simpatizamos con gente que racionalmente nos parece detestable. Nuestras simpatías también cambian a medida que va cambiando nuestra experiencia, eso daría cierto apoyo a la idea del juez imparcial, aunque raras veces racional, que llevamos adentro.

La simpatía es algo muy curioso y -al menos en mi caso- tengo muchas simpatías inexplicables hacia gente que, teoricamente, debería despreciar, lo que revela que no soy un tipo de convicciones muy firmes. ¿Por que alguien nos cae simpatico mientras a otros no los pasamos? es un misterio tan profundo como el del huevo y la gallina, yo no tengo explicación. Claro que hay gente de convicciones firmes y que tiene muy claro quienes le caen simpáticos y quienes no, generalmente esos son los pelmazos, limitados, muchos de los cuales a mi me caen muy simpáticos.

Que raro eso de las simpatías, lo relaciono con afecto, cariño instintivo, agrado, atraccción. Una persona simpática para mí no es alguien perfecto ni alguien que piense parecido a mi, sino que me produce afecto instintivo con todas sus fallas incluídas.

Adam Smith escribió que el egoismo es el motor de nuestras acciones y -tal como Maquiavelo- ha sido interpretado superficialmente en este punto, la idea no es nueva, incluso el progresista Galbraith la explica así: :

"Esta es, quizás, la única ley económica que nunca ha sido discutida, y ello por la razón de que nunca ha tenido una excepción importante. La naturaleza humana puede ser una cosa infinitamente variable. Pero tiene constantes. Una de ellas es que, ante una alternativa, cada cual guarda lo mejor para si mismo, y también para aquellos a quien quiere más"

El egoismo descrito por Adam Smith no es el de un depredador agresivo que busca perjudicar a los demas sino que algo mucho más obvio, que las personas al momento de elegir siempre buscan en primer lugar su propio bien y el de los suyos. Algo tan obvio pero que es negado con furia por religiosos y humanistas. Smith balancea el egoísmo propio de la naturaleza humana con la simpatía, un afecto desapegado, desinteresado que también es parte del bienestar personal. Ojo con la simpatía, recordemos que muchas cosas que creemos lógicas son solo racionalizaciones de lo que nos cae simpático o antipático.

Pero en fin, demasiada filosofía barata, es hora de cerrar este ciclo para dedicarnos en adelante a comentar sobre cosas más serias e importantes como lo bueno que queda el melón con vino.

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