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Amor Como Manipulador De Masas


Enviado por   •  2 de Junio de 2013  •  482 Palabras (2 Páginas)  •  283 Visitas

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Alguna representación del amor encontraremos en donde coloquemos la mirada o el oído: en los medios, en la música, en las paredes de las secundarias, en la conversación de la señora que va en el asiento de atrás en el camión… en todas partes. Según varios pensadores, el amor es el sentimiento que mueve el mundo, pero ¿quién lo ha decidido así? No ha sido la propia naturaleza de la especie humana, sino los que tienen el poder.

Un gran maestro de origen judío llamado Eduardo Zeind me aconsejó no hablar del amor, pues es un tema bastante quemado por los poetas baratos y por los grandes filósofos. Sin embargo, es necesario expresar esta opinión compartida con varios conocidos. Comencemos.

Desde que nacen, los individuos son víctimas de los misiles que los medios mandan con mensajes del amor. Crecen y aprenden de los cuentos y las telenovelas que los personajes ‘se casaron y fueron felices’; entonces comprenden que la felicidad está en otra persona: la media naranja, almas gemelas, el hombre/mujer ideal y todos esos conceptos oníricos van dando forma a la figura de Pandora, que trae dulces y desgracias.

¿Qué pasa? Por supuesto que nunca habrá un final feliz, y mientras se espera alcanzarlo, nos distraemos de todo lo que sucede en el mundo. No nos damos cuenta de que en la familia hay problemas, no nos damos cuenta de la inflación o de que en algún país se descubrió la cura del cáncer pero las farmacéuticas no le toman importancia por alguna razón. Suele suceder también que sí nos damos cuenta, pero un corazón roto es cosa más difícil de manejar que el dinero y es el pretexto perfecto para no ocuparnos de otras situaciones.

El amor es una gran venda que, mientras se tiene al otro, aletarga; si no se tiene, se busca desesperadamente, aunque no se admita en público. Así, de una u otra forma, se pierde la noción del tiempo, se pierden las energías y en un extremo, las ganas de vivir. Y nos dejamos resbalar de un polo al otro, de la extrema felicidad al posible fin de nuestra existencia sin que nada más pueda importar.

Ese sentimiento extraño existe, pero no en los extremos que con facilidad nos han enseñado para mantener quieto al pueblo. No creo que tales condiciones sean naturales en el hombre, pues pone en peligro su existencia con tan grandes arrebatos. Y si así fuera, uno de los motivos por los que estamos aquí, nos enseña Marco Aurelio, es para aprender a controlarnos. Si vamos a amar que sea con la cabeza fría. No nos dejemos exacerbar por nuestros sentidos. Ellos nos engañan. Si nos dejamos engañar por nuestro propio cuerpo, entonces cualquier impulso externo puede acabarnos.

Amar con los ojos abiertos es correr hacia el abismo. Ciérralos y ama con tu guía interior, sin excesos ni quimeras para no espesar la fluidez de tu voluntad.

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