Bioetica

Actualmente la bioética y con ella la ética médica afrontan problemas nuevos, pero cuenta con los mismos medios para resolverlos, es decir el uso juicioso de la razón y la luz que alumbra los valores y principios coherentes con la forma autentica de ser del hombre. Ahora bien la pretensión que recae en construir una “ética nueva”-aquella que acepte irrespetuosas implicancias- debido desde luego a la diversidad cultural e ideológica del mundo que exige una “libertad”, no hace más que dejar notar una penosa ignorancia.

La mayoría de estos problemas están relacionados con aquellas prácticas o intervenciones que manipulan al ser humano, las que tergiversan el derecho supremo; aquellas que anteponen al respeto por la vida la exigencia del “derecho civilizado” de procrear. No está en discusión que la persona es cuerpo y espíritu, y por eso tiene una dignidad que ha de ser siempre respetada, en todos los momentos de su vida desde su concepción hasta su muerte natural, les suceda lo que les suceda, sea cualquiera su estado de salud, enfermedad, conciencia, o capacidad. A todos hay que salvaguardarles su identidad; el hecho que no sea sólo cuerpo, no significa que su materia sea despreciable, sino todo lo contrario: cualquier intervención corporal, afecta a toda la persona con toda su dignidad.

Hace pocos días La Universidad Católica de Valencia (España), informó de un nuevo avance científico que vuelve a demostrar que la medicina y la ética no están reñidas: un paciente que tenía parálisis ha caminado después de ser tratado con células madre adultas. Desde luego se trata de un importante avance médico con objetivas implicaciones éticas, pues en este caso se han utilizado para el trasplante células adultas, cuyo uso, como se sabe, no presenta ninguna dificultad ética, con las ventajas médicas que implica el uso de células del propio paciente.

Este logro demuestra que la investigación con células madre adultas –en este caso extraídas del propio paciente-, puede ofrecer grandes resultados sin necesidad de recurrir a las células madre embrionarias, que exige sacrificar embriones humanos y que hasta el momento no ha logrado resultados. La finalidad de esta intervención era la de buscar el bienestar del paciente, por lo tanto son lícitas las intervenciones sobre el ser humano siempre que respeten la vida y su integridad, que tengan como fin su curación, aquella que mejore las condiciones de su salud.

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