Bioetica
nellycatApuntes27 de Agosto de 2015
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DIPLOMADO
“GERIATRIA -GERONTOLOGIA”
MODULO II
Fecha de Entrega: 12 Agosto 2015
Docente: Mg. E.U. Nelly Prado
Nelly C Solís Alvarado
Enfermera Clínica
Centro de rehabilitación CAPREDENA Limache.
1.- Cual es la responsabilidad de la sociedad actual en relación al adulto mayor.
No puedo dejar de mencionar que la sociedad actual, si bien tiene una alta responsabilidad con los adultos mayores, ya está en deuda con ellos .Si bien existe una preocupación inherente en el ser humano por la vejez como tal, cuando escuchamos hablar de nuestros adultos mayores en el medio cercano, en las noticas, a los políticos y a la gente común, nos podemos dar cuenta que en general la visión que se nos presenta es de seres desvalidos que requieren de estar en sus casa sin hacer nada, ya que su tiempo de vigencia a terminado. Nos los muestran enfermos, tristes y abandonados. Si bien, gran parte, lamentablemente, de nuestro adultos mayores se encuentran en estas condiciones, independiente de la condición social que hayan ostentado en sus años productivos, esto según mi parecer, no es lo habitual en el adulto mayor, sino el reflejo inequívoco de nuestra gran deuda, como sociedad, hacia quienes nos antecedieron.
Fernando Lolas nos describe claramente el cambio demográfico que está sufriendo la sociedad actual, en que no solo está aumentando el número de adultos mayores debido a las mejores condiciones de vida, sino que además, nos describe un cruce generacional a raíz de esto; adultos que comienzan esta etapa y quienes llevan varios años en ello; jóvenes, adultos y niños interactuando con diferentes grupos de adultos mayores, (cuyas condiciones físicas y mentales pueden variar sustancialmente). Debido a ello, la sociedad como tal, debe preparase para acoger un grupo creciente de individuos, y ser capaz de atender y resolver las crecientes y diferentes necesidades que los aquejan; como profesionales de la salud que los atiendan adecuadamente en este proceso, (con la sensibilidad adecuada), avances tecnológicos a su alcance, trato justo y apropiado y una sociedad que los acoja, los entienda y los integre en razón de su diversidad.
A lo largo de nuestra vida y en nuestro proceso de crecimiento en la sociedad en que estamos insertos, vamos adquiriendo experiencias, las que también pueden ser colectivas, y normas de comportamiento que nos dan la visión de vida que tenemos a lo largo de nuestra existencia y la mirada que tendremos de la vejez y de la muerte .Los deberes y derechos que nos son asignados culturalmente por la sociedad regulan además lo que se espera de nosotros. Al ir envejeciendo vamos perdiendo paulatinamente no solo nuestras habilidades físicas sino también mentales, nos vamos enlenteciendo, pero además la sociedad nos va apartando o impidiendo realizar actividades que están; “destinadas para los jóvenes”, imposición que hemos cultivado culturalmente a lo largo de nuestras vidas, nuestro comportamiento al estar regido por marcos culturales que determinan lo esperable, se ve encuadrado y restringido, afectando directamente nuestro ámbito social.
Todo lo descrito anteriormente nos presenta un grupo minoritario que va creciendo, que genera un aumento en la demanda y requerimiento de múltiples servicios, que tiene derechos, que necesita ser reconocido, pero que se encuentra desvalido ante la sociedad actual. Por ello, como sociedad, es nuestra responsabilidad cambiar nuestra visión del adulto mayor, mirándolo desde una perspectiva que destaque al individuo como persona autónoma, capaz de continuar con su vida desde sus diferencias y capacidades, respetándolos y acompañándolos en este proceso. Como sociedad y como profesionales de la salud debemos ser quienes generen instancias de conversación, dentro de nuestros círculos como con las entidades de gobierno, donde se plantee la problemática de la sociedad actual y la implicancia de esta en su futuro cercano, generando dialogo entre los tres implicados, gobierno, personal de salud y el adulto mayor, quien no puede quedar fuera de la toma de decisiones respecto a sus necesidades reales, y no solamente las que arbitrariamente creemos según nuestra perspectiva, son las que los aquejan. Entendiendo que el adulto mayor no es solo aquel que está enfermo, depresivo o en situación de abandono, si no el que tenemos a nuestro lado, activo, con plenas facultades mentales y solo pidiendo ser valorado, solo así podremos generar políticas que sean eficaces, aceptadas y entendidas por ellos. Debemos a su vez a través de la educación de nuestros niños y jóvenes cambiar la perspectiva que tenemos del adulto mayor, entendiendo la vejez como un proceso individual y natural, que es nuestro futuro inmediato y que nos llevara inevitablemente a la muerte y así, aprender a convivir dentro de la tolerancia y el respeto con las diferentes generaciones que están convergiendo, principalmente con las que más cercanas están a la muerte, logrando de esta manera la transversalidad de estas nuevas políticas en la sociedad.
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