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Charles DARWIN


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2013  •  1.818 Palabras (8 Páginas)  •  249 Visitas

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Charles Darwin se sentará hoy en Kansas en el banquillo, en una reedición del famoso juicio del mono. En 1925, un profesor, John Scopes, fue juzgado y condenado a una multa de 100 dólares en Tennesse por enseñar la teoría de la evolución. Hollywood contó la historia en La herencia del viento, (1960), película en la que Spencer Tracy interpreta al abogado defensor de Scopes, Gene Kelly da vida al gran periodista americano Henry Louis Mencken y los creacionistas de entonces -que mantenían que Dios creó al hombre tal cual es- salen bastante malparados. Ochenta años después, los fundamentalistas quieren imponer en Kansas sus creencias religiosas como parte de la educación científica.

Un subcomité del Consejo de Educación de Kansas, un organismo formado por ciudadanos, examinará hasta el sábado de la próxima semana las pruebas a favor y en contra de Darwin, para decidir cómo tiene que enseñarse la evolución en las escuelas y si debe presentarse a los alumnos como alternativa la idea de que Dios -y no el azar- dirigió todo el proceso y así se explica la complejidad del mundo. En las audiencias, presididas por un tribunal compuesto por tres antievolucionistas, testificarán partidarios del creacionismo, pero no biólogos: las universidades y las sociedades científicas del país se han negado a enviar representantes que legitimen un debate que consideran fuera de lugar.

“Presentar el diseño inteligente como una teoría pareja a la evolución degrada la evolución de ciencia a mito o eleva el diseño inteligente de mito a ciencia”, sentenciaba un editorial de The Daytona Beah News-Journal, diario de Florida, en marzo de 2002 cuando arreciaba un temporal creacionista. Es la tesis que ha llevado al abogado Pedro Luis Irigonegaray, un luchador por los derechos civiles, a defender la causa de Darwin sin testigos a su favor. “La ciencia no está basada en opiniones, y mucho menos en la fe. Que yo llevara a científicos a testificar sería algo absurdo. Sería dar un trato de igual a igual al diseño inteligente y a la teoría de la evolución”, explica desde Topeka el letrado.

El conflicto tiene su origen en el Consejo de Educación de Kansas, un organismo formado por diez ciudadanos que establece cuáles son los conocimientos básicos a los que deben acceder los escolares. El Consejo se renueva cada cuatro años en unas elecciones que coinciden con las presidenciales y en 1999, dominado por los fundamentalistas, sacó a Darwin de la escuela. “Fue un terrible desastre”, lamenta Irigonegaray. Un año después, en los comicios que llevaron a George W. Bush a la Casa Blanca, los representantes republicanos en el organismo dieron marcha atrás en la decisión que habían tomado sus colegas y la evolución volvió a clase. La situación ahora es diferente.

“En 2004, fueron elegidos para el Consejo de Educación de Kansas individuos cuyo objetivo final es convertir Estados Unidos en un país confesional, basado en el fundamentalismo cristiano. La estrategia incluye abrir la puerta de la escuela al diseño inteligente“, explica el abogado. Lo primero que hizo el renovado organismo fue pedir un informe a un comité de científicos y educadores. El texto final no proponía cambios en la enseñanza de la evolución, pero una minoría de los expertos, que había visto rechazadas sus pretensiones, quería que se diera luz verde a la enseñanza del diseño inteligente, una interpretación religiosa de la evolución.

Esa minoría de científicos animó a los miembros fundamentalistas del Consejo a buscar un último recurso para intentar cambiar las normas curriculares. En febrero, el organismo tomó “la inconcebible decisión de dar una nueva oportunidad a esta minoría” y convocar audiencias públicas para que un subcomité escuchara a evolucionistas y antievolucionistas. Irigonegaray, que ha renunciado a sus honorarios “porque sería un derroche de dinero para el Estado”, representa desde hoy en las vistas “a científicos del mundo entero. Tengo miles de firmas de apoyo. La comunidad científica se ha unido como una piña. Pero yo no voy a presentar ningún testigo porque sería equiparar una creencia a una verdad científica”.

Las seis universidades de Kansas y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS)son algunas de las instituciones científicas que se han negado a participar en un espectáculo que puede acabar con el diseño inteligente en la escuela. Irigonegaray argumentará que sería inconsitucional, porque violaría la separación entre religión y Estado, uno de los pilares de la sociedad estadounidense. “Si este grupo tuviera estudios científicos y pruebas de lo que dice los presentarían en las revistas e instituciones científicas y no en el Consejo de Educación de Kansas”, concluye el abogado.

‘Nature’, contra el ‘diseño inteligente’

Los científicos tienden a desconectar cuando oyen las palabras diseño inteligente“. Así empieza el editorial principal del número de Nature de la semana pasada. Los autores del texto alertan del peligroso avance en Estados Unidos y Europa de un concepto que “se esfuerza en mostrar la mano de Dios dirigiendo el curso de la evolución”. Y animan a los biólogos a enfrentarse a una ola oscurantista que “amenaza al núcleo de la razón científica”.

El diseño inteligente está ganando popularidad en las universidades estadounidenses como vía de reconciliación entre la ciencia y la fe. Para sus partidarios -fundamentalistas cristianos, mayoritariamente-, la vida es demasiado compleja como para haber sido fruto del azar, por lo que una inteligencia ha tenido que guiar la evolución.

Los responsables de Nature recuerdan, sin embargo, que “los científicos saben que la selección natural puede explicar la impresionante complejidad de los organismos”. Por eso, abogan por que los biólogos enseñen en sus clases

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