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Cómo Dialogar Argumentadamente

edypacheco20 de Febrero de 2015

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Cómo dialogar argumentadamente

Para que nuestras reflexiones sean cuidadosas y bien hechas, es bueno disponer siempre de algún interlocutor que las cuestione. En este sentido, el diálogo filosófico, o diálogo argumentado, es uno de los mejores métodos para pensar con rigor.

Cotidianamente discutimos sobre muchas cosas. Pero una discusión filosófica no debe entenderse como una pelea. Cuando dialogando argumentadamente con otros nos podemos ver obligados a aceptar que estamos equivocados, que no hemos perdido, sino que hemos ganado, pues hemos aprendido algo nuevo.

Tipos de desacuerdo

Por lo general, un debate se origina en un desacuerdo. Para desarrollar con rigor un diálogo argumentado, hay que comenzar por identificar el tipo de desacuerdo. ¿Sobre qué estamos debatiendo?, es una útil pregunta filosófica.

R Desacuerdos verbales. Cuando las personas no están de acuerdo en el uso de una palabra. Se resuelve haciendo precisión sobre el término, acordando nuevo uso del término o cambiándolo.

R Desacuerdos sobre la verdad de una creencia. Se resuelve defendiendo la creencia con argumentos que la hagan evidente, atacando la creencia con argumentos que muestren su falsedad, proponiendo un contraejemplo o sencillamente cambiando de creencia.

R Desacuerdos sobre la pertinencia de un argumento. Cuando las personas no están de acuerdo en que el argumento sirve para sustentar la tesis en discusión. Se resuelve defendiendo el argumento con nuevos argumentos que lo hagan relevante o cambiando el argumento.

R Desacuerdos con respecto al peso de un argumento. Cuando las personas no están de acuerdo en que el argumento es bueno. Se resuelve defendiendo el argumento con nuevos argumentos que lo hagan más fuerte o cambiando el argumento.

Qué argumentos son mejores

Cuando dialogamos argumentadamente debemos evaluar los argumentos propuestos. Pero ¿cómo saber si un argumento es mejor que otro? Estudiando los tipos de argumentos y sus reglas de construcción; es decir, estudiando lógica. Por el momento, podemos aprender a usar dos procedimientos elementales para poner a prueba un argumento:

R El test de validez. Cada vez que alguien proponga un argumento, distingamos las razones o premisas ofrecidas de la tesis o conclusión que se quiere defender. Luego de ello, preguntemos: ¿la pretendida conclusión del argumento puede establecerse siempre a partir de las razones ofrecidas? Si la respuesta es negativa, rechazamos el argumento; si es afirmativa, lo podemos aceptar como un argumento válido.

R El test de las premisas. Si el argumento es válido, pasamos al segundo test. Esta vez preguntamos: ¿Son ciertas las premisas? Si no son ciertas, rechazamos el argumento; si son ciertas podemos concluir que el argumento es sólido o bueno.

Reglas para dialogar argumentadamente

El fin de un diálogo argumentado en filosofía es llegar a una verdad, llegar a un acuerdo sobre lo que se debe hacer, o aumentar la comprensión. Si sólo persigues la victoria o la fama en una discusión, no estás filosofando. La regla básica es, por lo tanto, dialogar con el propósito de lograr una meta común, valiosa en sí misma. He aquí otras reglas:

R Principio cooperativo. Coopera haciendo aportes que permitan lograr el objetivo común.

R Regla de cantidad. Di sólo lo necesario. Y lo suficiente.

R Regla de cualidad. Sé honesto. Di lo que creas que es verdad. Obvio: ¡Argumenta bien!

R Regla de relevancia. No cambies el tema.

R Regla de modo. Sé claro, preciso y ordenado.

Por supuesto estas reglas suponen ciertas actitudes por parte de los interlocutores. Si eres una persona terca, obstinada, poco consecuente, pedante, dogmática o indiferente

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