Diego Jaramillo

La esencia del Padre Diego Jarramillo no es la religiosidad o la vocación crsitiana, sino algo mucho más profundo como son los valores intrínsecos de su alma. Me refiero a la pureza de sentimientos que le brotan del corazón como son el servicio al Señor y al ser humano.

"Para servir al Señor y a los hombres no se necesita el nombre, se necesita el corazón"

Un hombre que vive con intensidad su relación con Dios y que pone su alma en sus manos,que se entrega totalmente a Él que confía en sus designios y de quien está seguro que nunca le va a fallar. Acogido en su seno en vida y que vive para la vida eterna sin pretensiones y con el único afán de servir al prójimo.

Un hombre nacido para proteger a los más necesitados, para difundir el Verbo con el fin de implantar una semilla de amor para amar a los pobres y servir a Dios y a la humanidad.

Esa vocación de servicio llevada a cabo con humildad y la fuerza que Dios le inyecta, "a todas las partes se puede llegar cuando hay deseo de llegar", se observa en la obra del Minuto de Dios mediante el decálogo las Lámparas para el Camino, que no son ni más ni menos los valores que su mamá le inculcó a través del amor a Dios.

No pienso que sean simplemente unas pautas para implementar en la Corporación, sino para llegar a Dios siendo un mejor ser humano, sirviendo a los demás y logrando una pureza de corazón.

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