El Suicida

Cuando fue la última que vez que me ajuste la corbata. ¿Cuándo fue la última vez que lustre mis zapatos, cuando? Hoy no llueve, no se siente ni la brisa del viento, hoy ya no me aclama nadie, descanso en silencio. A veces sueño que vivo, que puedo respirar y asfixiarme en aquello llamado vida. Hace tiempo que note lo indiferente que me es observar lo que ocurre alrededor, olvide que se siente el dolor. Recuerdo que la última vez que él y yo nos compenetramos, fue lo más insignificante, mis venas ya no contenían sangre, cortaba como un buen violinista hace al violín pero no veía resultado alguno. En cambio la primera vez, fue la más emocionante, estaba lleno de euforia y emoción, y me pregunto ¿Por qué ahora ya no?, sucede que, cuando se vuelve tan monótono, cuando algo es tan cotidiano y simple no te llega a complacer. Podría pasar horas enteras limpiando el desorden que había ocasionado, suelo ser paciente para eso. Tomaba entre mis manos cada cuchillo utilizado, y con un pañuelo húmedo le pasaba por encima del filo, quería que quedarán tan pulcros, tan relucientes como antes de usarlos, siempre comprobaba la eficacia que aun conservaban. Tenía conmigo al sujeto de prueba perfecto, tal vez esta fue la razón por la que ya no puedo relacionarme con el dolor.

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