Equidad E Eincestabilidad
Acutor95072 de Diciembre de 2014
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los señores durante las noches: independientemente de un jodedor cada uno, por turno, tienen:
El duque, a Augustine, Zéphyr y la Duelos en su cama, con el jodedor; él duerme en medio de los cuatro y Marie en el sofá;
Curval se acuesta del mismo modo entre Adonis, Zelmire, un jodedor y la Fanchon; nadie más.
Durcet duerme entre Hyacinthe, Fanny, un jodedor y la Martaine.
(Comprobar).
Y en el sofá Louison.
El obispo se acuesta entre Céladon, Sophie, un jodedor y Julie, y en el sofá Thérése.
Con esto se ve que los pequeños matrimonios de Zéphyr y Augustine, de Adonis y Zelmire, de Hyacinthe y Fanny, de Céladon y Sophie, que han sido casados todos, pertenecen al mismo dueño. Ya no quedan más que cuatro muchachas en el serrallo femenino, y cuatro muchachos en el masculino. La Champville duerme en el de las mujeres y la Desgranges en el de los muchachos. Aline en el establo, como se ha dicho, y Constance en la habitación de la Duclos, sola, puesto que la Duclos duerme con el duque todas las noches.
La comida es servida siempre por las cuatro sultanas, que representan a las cuatro esposas, y la cena por las cuatro sultanas restantes, una cuadrilla sirve siempre el café; pero las cuadrillas de los relatos frente a cada nicho de cristal ya sólo se componen de un muchacho y una muchacha.
En cada narración Aline y Adélaïde son amarradas a los pilares del salón de historia de que se ha hablado, colocadas con las nalgas frente a los sofás y junto a ellas una mesita con varas siempre dispuestas para azotarlas. Constance tiene permiso para sentarse en la fila de las narradoras. Cada vieja se ocupa de su pareja y Julie, desnuda, anda errante de un sofá a otro para recibir las órdenes y ejecutarlas inmediatamente. Por lo demás, como siempre, un jodedor en cada sofá.
En esta situación la -Desgranges empieza sus relatos. En un reglamento particular los amigos han establecido que en el curso de este mes Aline, Adélaïde, Augustine y Zelmire serán entregadas a la brutalidad de sus pasiones, en el día prescrito, para inmolarlas solos o bien invitar al sacrificio a aquellos de sus amigos que quieran, sin que los otros se enojen; que en cuanto a Constance, serviría para la celebración de la última semana, como se explicará en su tiempo y lugar. Si el duque y Curval, quienes por esas disposiciones quedarán viudos, quieren tomar para el resto del mes una esposa para las funciones, podrán hacerlo si eligen una de las cuatro sultanas restantes. Pero los pilares quedarán desocupados, puesto que las dos mujeres que los guarnecían ya no estarán.
La Desgranges empieza y, después de haber advertido que ya sólo se tratará de homicidios, dice que tendrá cuidado como se le ha recomendado, de exponer los detalles más minuciosos y, sobre todo, declarar los gustos ordinarios que esos asesinos de libertinaje hacían preceder a sus pasiones, a fin de que se puedan juzgar las relaciones y los encadenamientos y ver cuál es el género de libertinaje simple que, rectificado por cabezas sin costumbres ni principios, puede conducir al asesinato, y a qué tipo de asesinato. A continuación comienza.
DIA PRIMERO. 1. Le gustaba divertirse con una pobre que no hubiese comido desde hacía tres días, y su segunda pasión es la de dejar morir de hambre a una mujer en el fondo de un calabozo sin prestarle el menor auxilio; la observa y se masturba mientras la examina, pero no eyacula hasta el día en que ella perece.
2. La mantiene largo tiempo en el calabozo disminuyendo cada día un poco su ración; antes la hace cagar y come los excrementos en un plato.
3. Le gustaba chupar la boca y tragarse la saliva, y en segundo lugar empareda a la mujer en un calabozo con víveres sólo para quince días; a los treinta días, entra y se masturba sobre el cadáver.
4. La
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