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FILOSOFIA DE LA SALUD PUBLICA


Enviado por   •  8 de Febrero de 2015  •  709 Palabras (3 Páginas)  •  294 Visitas

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FILOSOFIA DE LA SALUD PUBLICA

Hemos visto que la salud pública es, en esencia, una ética social. Una nueva ética social. Es la manera como concebimos la función de la medicina en la sociedad. Es la ética de los que creemos que la medicina debe ser para el servicio de todos los seres humanos de una comunidad y de todas las comunidades humanas, y no solamente para los que pueden tener acceso a ella, por sus conocimientos, su posición económica, geográfica, política, social, religiosa, racial o ideológica. Es la ética de los que actuamos para que dicha creencia se traduzca en acción, por medio de la aplicación científica y técnica de la disciplina “salud pública”.

La salud pública no puede ser neutral, ni ética ni políticamente. Los científicos y los técnicos, como seres humanos que somos, no podemos ser neutrales. Cada uno de nosotros debe poder decidir, libremente, en favor de quienes realizamos nuestros estudios y trabajos científicos o aplicamos nuestros conocimientos técnicos. Debemos investigar si en realidad hemos adoptado una ética social clara y cuáles son las circunstancias y factores, condicionantes o determinantes que hacen que nuestros deseos personales no puedan ser aplicados en la práctica. Sabemos muchas cosas sobre las distintas organizaciones sociales, de muchos grupos humanos. Sin embargo, la llamada ciencia natural, aplicada al estudio de comunidades humanas, por tener que estudiar tal cúmulo de variables se hace compleja y difícil y ha dado origen a un gran número de concepciones simplistas, de las cuales, apenas ahora, estamos empezando a salir. La creencia en la multicausalidad de fenómenos tan complejos y en la posibilidad de un estudio ordenado de los factores condicionantes y determinantes (que influyen en la producción de los fenómenos sociales) ha dado origen a una nueva disciplina científica, la epidemiología.

Esta disciplina trata de aplicar el método científico al estudio de la enfermedad, no ya como fenómeno individual, que es el campo de la medicina, sino como fenómeno social, que es el campo de la salud pública. Con este método epidemiológico, la salud pública ha obtenido extraordinarios éxitos científicos, al descubrir las causas de las enfermedades, y extraordinarios éxitos técnicos, al aplicar los procedimientos terapéuticos o preventivos, en un determinado sentido.

EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN

Los campos de la educación universitaria son el científico, el técnico superior, el estético, el humanístico y el filosófico (dentro del cual, fundamentalmente, está el ético, es decir, el que se refiere a la conducta humana). Pero la universidad, como institución, no puede tener una ideología, una política o una religión determinada, sino que debe tener, como su mismo nombre lo indica, aspiraciones universales, fundamentalmente de carácter científico y ético.

No se puede poner tampoco al servicio de ninguna ideología, ni de ningún partido político, pero tampoco al servicio de la ciencia o de la técnica, por sí misma, sin pensar para qué se van a emplear esta técnica y aquella ciencia. La libertad de pensamiento y la posibilidad de expresión de tal pensamiento por parte de profesores y de estudiantes, es un derecho que ha sido duramente conquistado a través de la historia de la educación, por millares de seres humanos, derecho que debemos conservar. Espero —a pesar de las circunstancias por las que atravesamos— que esta libertad pueda conservarse aquí. La historia demuestra que la conservación de este derecho requiere esfuerzos constantes, ocasionales luchas y aun, a veces, sacrificios personales.

Nadie puede garantizamos que el proceso de cambio acelerado, de crisis, en el que estamos viviendo, sea ascendente o descendente. Hay suficientes signos, en el presente, para la posibilidad de cualquiera de estas dos alternativas. De lo que aspiremos y hagamos ahora dependerá el porvenir. La responsabilidad de lo que pase, descansa, en estos momentos, sobre todos y cada uno de los habitantes de la Tierra; sobre su capacidad, su convicción y su valor, para actuar racionalmente. Cada uno de nosotros, en todas nuestras acciones, tiene que escoger: la vida es una sucesión constante de decisiones, entre varias alternativas. De la sabiduría que todos los seres humanos, en todos los lugares de la Tierra, vayamos adquiriendo, para saber decidir correctamente, depende el futuro de la especie humana. De lo que pueda suceder en uno o en otro sentido, cada uno de nosotros es, individual y colectivamente, responsable, por acción o por omisión.

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