Feuerbach y Marx

Sayuri Pabello Sánchez        TEORÍA SOCIOLÓGICA I        22/05/2023

ENSAYO ´´FEUERBACH Y MARX ´´

El pensamiento filosófico y sociopolítico del siglo XIX fue testigo de la crítica a la religión desde diferentes perspectivas. Entre los principales exponentes de esta crítica se encuentran Ludwig Feuerbach y Karl Marx. Ambos filósofos alemanes compartieron una visión materialista del mundo y analizaron detenidamente el papel de la religión en la sociedad. En este ensayo, examinaremos las ideas centrales de Feuerbach y Marx en relación con la religión, destacando sus puntos de convergencia y divergencia.

Ludwig Feuerbach fue un filósofo del siglo XIX conocido principalmente por su obra "La esencia del cristianismo". Para Feuerbach, la religión es una manifestación de los deseos y anhelos humanos proyectados hacia una entidad divina. En lugar de considerar a Dios como un ser supremo y trascendente, Feuerbach argumentaba que Dios es una creación de la imaginación humana. Para él, la religión aliena a los individuos al desviar su atención y sus esperanzas hacia un plano sobrenatural, en lugar de concentrarse en la realidad terrenal.

Feuerbach sostenía que la religión tiene una influencia negativa en la sociedad, ya que desalienta a las personas a luchar por cambios reales en sus condiciones de vida. En lugar de buscar soluciones materiales a los problemas humanos, la religión promueve la resignación y la esperanza de un mundo mejor en la vida después de la muerte. Desde esta perspectiva, Feuerbach consideraba que la religión era una forma de alienación que perpetuaba la opresión y la injusticia social.

Karl Marx, por su parte, compartía con Feuerbach un enfoque materialista de la realidad. Sin embargo, Marx va más allá de la crítica filosófica y se adentra en el análisis económico y social. Para Marx, la religión es una superestructura ideológica que emerge de las condiciones materiales de existencia de una sociedad determinada. La religión, en su visión, es un reflejo de las relaciones de poder y de las contradicciones sociales.

Marx plantea que la religión es una forma de consuelo para las masas oprimidas, ofreciéndoles una falsa esperanza y justificación de las desigualdades sociales. En su obra "Para la crítica de la filosofía del derecho de Hegel", Marx afirmaba que la religión es el "opio del pueblo", es decir, una ilusión que adormece a los individuos y los aleja de la toma de conciencia de su situación real. Según Marx, la emancipación de los trabajadores y la superación de las injusticias sociales solo pueden lograrse a través de la lucha política y económica, y no mediante la religión.

El defecto fundamental de todo el materialismo anterior incluido el de Feuerbach es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en "La esencia del cristianismo" sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación revolucionaria, práctico-crítica.

Feuerbach arranca le la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo religioso, imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo religioso, reduciéndolo a su base terrenal. No advierte que, después de realizada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto, el que la base terrenal se separe de sí misma y se plasme en las nubes como reino independiente, sólo puede explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal consigo mismo. Por tanto, lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y luego revolucionarla prácticamente eliminando la contradicción.

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