Filosofía y literatura como expresión de la realidad

Filosofía y literatura como expresión de la realidad

Lógica y crítica

Estanislao Zuleta

—RESEÑA—

Durante años, la relación entre filosofía y literatura ha generado un sin número de comentarios y reflexiones a su alrededor. Estas opiniones se han valido de la problemática de la representación de la verdad a través de la palabra y ésta, a su vez, como elemento condicionante de la realidad misma.

En este conflicto, el filósofo colombiano Estanislao Zuleta, se pronuncia al respecto a través de su libro Lógica y crítica (2003) para plantear la hipótesis sobre la estrecha relación que existe entre la filosofía y la literatura, en su fin por representar la realidad al darle explicación y otorgarle experiencia a través del lenguaje.

En primer lugar, el autor menciona que los filósofos y literarios guardan aspectos en común: la búsqueda de la verdad y el misterio. Sin embargo, a pesar de su similitud en el trasfondo del asunto, existe una divergencia en el tratamiento que se le da a la presentación de dicho objetivo. Según él, la literatura y la filosofía se complementan entre sí. Bien sea desde la literatura, dando información veraz, de fondo, al tiempo de presentar esa información con una cierta estética; o desde la filosofía, en la que aparece de manera argumentativa valiéndose de una narración sin adornos, enfocando sus esfuerzos al contenido.

En segundo lugar, menciona las posibles maneras de recibir el mensaje y así mismo el posicionamiento que tiene al tratar de ser interpretado. Hace especial énfasis en el uso del lenguaje para representar la verdad a través de la ficción, valiéndose de figuras literarias tales como la metáfora y la alegoría, como elementos que enriquecen la interpretación y obligan la relectura del texto para su apreciación como obra sublime y completada, a diferencia de las obras filosóficas, en las que basta la adecuada exposición de argumentos para comprender la intención del autor.

El punto de conflicto que existe entre los textos literarios y los filosóficos se manifiesta en la singularidad de su expresión. Esta expresión contiene distintas intenciones para lograr distintos objetivos.

Ahora bien, cabe considerar que el punto de quiebre más importante entre las dos es el conflicto que se manifiesta en su expresión de forma y fondo. En la literatura, basta con mover una palabra de lugar para cambiar por completo la interpretación de la obra. Por otra parte, la filosofía se caracteriza por cumplir con aquella célebre frase que indica que el cambio de los factores no altera el producto. Es por esta razón que la filosofía se vale de la narración para legitimar sus postulados, mientras la literatura, por su parte, encuentra en ella un recurso que le permite crear distintas experiencias de la realidad.

Con lo anterior, Zuleta explica su hipótesis a través de ejemplos dados con la poesía y la música. Con ellos muestra el poder de la exactitud que tienen las palabras para contar, y, al mismo tiempo, de cómo el reemplazo de una de ellas puede transformar todo el contexto en el que aparece. Sin embargo, ambos componentes —la filosofía y la literatura— coinciden en un aspecto esencial para mantenerse íntimamente ligadas: su poder de profundización, de informar, de cambiar percepciones a partir de lo dicho.

El lenguaje usado en la poesía como embellecedor de un suceso, acción o existencia, crea mitos que alteran la interpretación esencial del texto y surgen distintas significaciones o sentidos del elemento en cuestión. Aquí la representación de la realidad se hace a partir de la descripción de esta, mientras que en la filosofía se pretende argumentar las razones lógicas por las que existe.

No obstante, con la evidente participación del lenguaje como mediador, surge la pregunta sobre su uso como un simple recurso o código para transmitir la información. Sin embargo, se resalta su función al advertir que tanto para la filosofía y la literatura es más que un simple instrumento: ¡Es un elemento activo en la composición literaria y en la explicación filosófica! Adquiere vida propia al interactuar con cada ente por separado y, aunque mantiene sus propios lineamientos gramaticales, produce obras con distinto objetivo.

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