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Hermenéutica De La Encricijada

mfgv8416 de Mayo de 2013

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28 de octubre de 2011

Ma. Fernanda GonVel

Módulo III: Comunicación y Conocimiento

Lic. Esteban Lizama Mendoza

Reflexión: Lectura 9 “Hermenéutica de la encrucijada”

Mauricio Beuchot/Francisco Arenas-Dolz

En su historia la hermenéutica se ha movido entre el univocismo y el equivocismo, de modo que puede hablarse de una hermenéutica unívoca, cuya pretensión es lograr una interpretación clara y distinta del texto, y una hermenéutica equívoca, que se abandona a una interpretación puramente subjetiva. Beuchot abre otra forma de pensamiento; la hermenéutica analógica una hermenéutica para nuestro tiempo, fundamentada en un concepto de razón que renuncia a la inteligencia concebida como abstracción y apuesta decididamente por una razón afectiva, abierta a un horizonte de experiencias, cuyas bases se encuentran en la tradición retórica.

La hermenéutica analógica es, primeramente, un intento de ampliar el margen de las interpretaciones sin perder los límites; de abrir la verdad textual, esto es, la de las posibles lecturas de un texto, sin que se pierda la posibilidad de que haya una jerarquía de acercamiento a una verdad delimitada o delimitable.

La hermenéutica analógica podría inscribirse en la línea de pensamiento que busca salir de un estado de pérdida total, pobreza extrema, indigencia espiritual absoluta en la que se encuentran las sociedades actuales. A partir de la hermenéutica analógica de Beuchot podemos plantear lo siguiente: la destrucción del mundo suprasensible y la muerte de Dios y del sentido provienen precisamente de los excesos de una razón unívoca, lógica, apodíctica e incluso positivista. Si se aspira al fundamento absoluto, tal y como la tradición univocista lo hacía, nada en este mundo tiene sentido, si se quita el fundamento tal y como cierta línea de pensamiento filosófico no cesa de proponer desde Nietzsche a la posmodernidad, nos despojamos de algo a lo cual referir la experiencia humana siempre finita, limitada y fragmentaria. Beuchot apunta al corazón de este problema. De ninguna manera buscaría restablecer la división mundo sensible y suprasensible, sino ascender desde la humildad de lo contingente y fragmentario, en un movimiento hacia principios y esencias; proponiendo un pensamiento analógico y, desde ahí, un fundamento analógico-simbólico e icónico.

Bouchort busca aportar las condiciones para un pensamiento moderado, que en el acto interpretativo abra al equivocismo a la univocidad, y la univocidad al equivocismo; manifiesta que el destino del pensamiento es buscar la analogicidad, porque en el fondo de la mente humana ni se siente a gusto en el relativismo sin anclajes, puertos, sentidos, ni tampoco el dogmatismo del ser, la verdad y el uno. El pensamiento se encuentra en esta situación, en la búsqueda de la analogía. Ni lo uno ni lo otro, sino parte y parte.

La hermenéutica analógica conduce a la posibilidad de pensar un fundamento icónico y simbólico, donde el orden del decir desemboca en el orden del Ser y en esa medida el fundamento ilumina la vida y la ordena, le otorga sentido. En orden del decir tiene un sentido, trasminarse a la vida humana, al ser del hombre, dándole a éste, fundamento, a través del símbolo, es decir, sentido. Vía el símbolo alcanza un sentido ontológico, esta hermenéutica borda, cose y sutura el abismo abierto entre lo sensible y lo suprasensible, pero también reconstruye el mundo suprasensible analógicamente.

De este modo, la hermenéutica nos abre al horizonte del ser y su sentido, descubre el poder sintético omnicomprensivo y totalizador de la razón al darle lugar al poder más propio de la razón, representar lo incomprensible, lo desconocido e inescrutable a través de analogías. Las analogías salvan abismos.

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