Interpretacion sobre Fragmento de la Iliada

Cristian Aravena Solis

Cristian Cortes Adones

Historia de Grecia, Profesor Paulo Donoso.

INFORME JUEVES 17 DE MARZO DEL 2016

Gracias a ambos textos podemos conocer y entender a los sujetos que forman parte del mundo Homérico, a través del fragmento de la Ilíada se nos presentan Tersites, Ulises y Atenea, a quienes podemos atribuirles determinadas características, que con ayuda del texto de Pierre Vidal-Naquel, comprendiendo el rol que desempeñan dentro de este contexto Heroico.

Para analizar los textos en cuestión, hay que entender la existencia de estereotipos reconocibles dentro del presente fragmento “la Ilíada”, a través de Tersites, tenemos la representación del mortal, el ser humano corriente y ordinario en su más mínima expresión, considerado un indigno por sus recriminaciones hacia Agamenón, Ulises y Aquiles, posee mal formaciones físicas, características que se pueden contrastar inmediatamente cuando es interrumpido por Ulises, quien representa al héroe o semidiós, quien lo amenaza con gran oratoria, producto de su falta de gallardía e inseguridad, para luego atacar a Tersites y dejarlo llorando entre las tropas que se burlan de él.  Luego Atenea, simbolizando a los dioses, posee a un heraldo allí presente y procede a animar a las tropas aqueas instándoles a quedarse y no retornar a sus hogares a la espera que se cumpla la profecía de Calcante, en esta última parte podemos apreciar una de las características que le otorga Vidal-Naquel a los relatos como “la Iliada” o “la Odisea”, que es como los dioses y diosas forman parte de los conflictos humanos, tomando bandos e interviniendo con distintas tretas para favorecer a sus bendecidos o desfavorecer a sus enemigos, en estos textos se puede apreciar larga y bastamente las interferencias de numerosos dioses y diosas, aunque no se limita solo a esto, muchas veces los dioses o diosas “cruzan la frontera” y se producen lazos amorosos con humanos o semidioses. Aunque lo normal es la lejanía y lo remoto de los dioses con los mortales, y la mera comunicación a través de los sueños y sacrificios, también se produce otra conexión con el mundo terrenal al utilizarse las instituciones divinas a imagen de las instituciones mortales, como el caso de la asamblea de guerreros y la asamblea de dioses.

Aun cuando existan varias convergencias entre el mundo terrenal y el celestial, el destino manejado por los dioses separa muy notoriamente a los mortales y los héroes, volviendo al comienzo de este informe, este estereotipo de “elegidos” son los mediadores entre estos mundos, tienen una vida llena de combates y travesías imposibles de completar, son hombres civilizadores capaces de fundar numerosas ciudades, también se ven atormentados por un destino del cual no pueden escapar, en gran parte, son prodigios y a través de sus características son capaces de buscar y alcanzar el ideal guerrero o también entendido como la areté heroica, no solo son capaces físicamente, si no que también poseen virtudes como la gran destreza e inteligencia, junto con otras características extraordinarias como el valor, la elocuencia, la modestia, la piedad, etc., además viven en una desgracia constante por los hechos violentos a los que se ven sometidos, para finalizar con una muerte cruel por designio del Olimpo. Los mortales, por otro lado, jamás serán capaces de alcanzar tales hazañas y glorias, no por asomo podrán realizar estas grandes conquistas reservadas para unos cuantos. Mientras que por último los dioses, como seres inmortales, mantienen sus pugnas al igual que los humanos y también se involucran colocando interferencia en el camino de los héroes, también son poseedores de características humanas, tanto físicas, sentimentales y de labores (como herreros o guerreros).

Al final lo que obtenemos como conclusión es que esta obra, tanto en su fragmento como en general, nos refleja el pensamiento de la época griega arcaica, tanto su cultura como sus ideales de hombres y mujeres, sin dejar de lado la areté y su rol educador que pudo tener este texto ofreciendo una imagen del “deber ser” o ideal del hombre para la época, así se propugna una calidad de hombre determinada para que actué con honor y conciencia ante la sociedad que será la encargada de aprobar estas conductas.

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