La Iliada

1- Explicar cuál es el hecho concreto que se canta en “La Iliada”, estructurado en un inicio, desarrollo y cierre.

Relata la cólera de Aquiles y sus aciagas consecuencias.

El comienzo es una invocación a las musas para que canten la ira de Aquiles, ofendido por Agamenón, jefe máximo de los aqueos, por haberle arrebatado a la joven Briseida, que le había sido asignada como botín de guerra, y a quien amaba apasionadamente.

Para que esta situación se produjera, hubo una causa anterior: el sacerdote de Apolo, Crises, había solicitado la entrega de su hija Criseida, esclava de Agamenón; y, ante la negativa, impetra al dios para que desencadene el mal sobre los aqueos, hasta que la joven sea devuelta. Una fuerte lluvia de dardos cae sobre éstos, seguida de una horrible peste, que termina con gran número de soldados y llena de pavor a los supervivientes.

Visto el terrible mal que los seguía. Aquiles reúne a los suyos en asamblea, a fin de encontrar una solución inmediata, y poner límite a la situación. Súbitamente aparece Calcas, el principal sacerdote adivino, que propone la devolución de Criseida. Se cumple la propuesta; pero a cambio de Briseida, que pasaría a ser la esclava de Agamenón. Este hecho indignó y enfureció entrañablemente al héroe griego, y se retira de la lucha contra los troyanos, a la vez que impetra al dios Júpiter, por medio de su madre Tetis, para que detenga el avance y sea derrotado, hasta que él reciba satisfacción, en su derecho a la joven Briseida.

Retirado de la batalla Aquiles, se presenta en seguida el Hado irresistible, quien propone al héroe un decisivo dilema: abandonar Troya y seguir los consejos de su madre de retirarse a sus posesiones, donde pasaría una vida tranquila y dichosa, por muchos años, o, por el contrario, empuñar las armas, volver a la lucha y morir gloriosamente, recordado por las futuras generaciones.

Un motivo personal le hizo abandonar la lucha, y solo otra causa tal podría impulsarle de nuevo a la guerra. Los troyanos habían avanzado rápidamente por el dominio aqueo, hasta las propias naves y comienzan a incendiarlas. Patroclo, íntimo amigo de Aquiles, le pide sus armas, para dirigirse él mismo al campo de batalla, a lo que accede, al fin, pero advirtiéndole que evite enfrentarse al máximo héroe enemigo, al temible Héctor.

Por designio de los dioses, Patroclo no puede evitar el enfrentamiento con Héctor y cae herido mortalmente por tu espada, en el momento preciso en que los troyanos estaban a punto de conquistar las naves aqueas. Dolorido por la pérdida de su gran amigo, Aquiles se ve impulsado a reconciliarse con Agamenón y empuñar de nuevo las armas: dominado al mismo tiempo por la ira y el afán de venganza. Su ejército gana terreno y hace retroceder los troyanos,

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